Dedico el presente artículo, gracias a El Nacional, a los movimientos de liberación del mundo que combaten cualquier doctrina política, religiosa o filosófica que niegue la libertad individual y la democracia, como valores universales.

Las élites intelectuales, religiosas, artísticas, empresariales o morales del planeta, comenzando por las que han vivido terribles experiencias de un pasado, no tan lejano, de opresión y genocidio, saben de las terribles consecuencias a las que son llevadas naciones enteras. Los países que sufrimos actualmente, bajo diversas formas de tiranía, debemos apelar a la unión para trabajar en la aplicación del deber de proteger los derechos humanos de nuestros hermanos, en cualquier parte del mundo, frente a criminales aferrados al poder.

Como en los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en América; o los de Siria, Corea del Norte e Irán en el Medio y Lejano Oriente, por solo mencionar algunos ejemplos, existen Estados controlados bajo regímenes totalitarios, con terribles y palpables  violaciones de la libertad individual y al derecho a la democracia . Ello puede llegar a convertirse en verdadera calamidad en sus regiones, como está ocurriendo en el caso de Venezuela para America Latina y el Caribe, y aún para para el mundo, de no implementarse acciones conjuntas por parte de las naciones competentes en la defensa de la paz mundial.

Una alianza, aún más allá de la OTAN, de fuerte compromiso internacional basado en principios y valores compartidos, no solo para contener sino para derrotar las pretensiones expansionistas que actualmente intentan poderosas mafias internacionales que operan desde sus sistemas de Estados totalitarios, y pretender controlar definitivamente territorios en América Latina para realizar su sueño de derrotar y controlar nuestro mundo occidental.

Una suerte de cooperación mafiosa, en concierto conspirativo, desde esos regímenes de países que como es el caso de la encrucijada turca, realizan movimientos hacia latinoamérica, con la complicidad de políticos mafiosos de nuestro país para lavar oro de contrabandos desde nuestra específica nación venezolana. Así que no solo aspiran a enriquecerse con sus jugosas comisiones y participación de ganancias en negociados con estos países, sino que se han adelantado a movimientos peligrosos en compromisos de endeudamiento con China, Rusia en menor escala, para luego amordazar y someter las economías y soberanías de nuestros países.

No se trata solo de aceptar la competencia leal y transparente de inversión extranjera directa de China o Rusia en la región latinoamericana; se trata más bien de enfrentar el uso pervertido de comisiones y corruptelas, contrabandos que como agentes de una confrontación con Occidente extraen cual contrabandos de patente de corso. Así obtienen pingües ganancias que luego combinadas con el narcotráfico y narcolavado convierten en imperios del  mal en los países sin rendición de cuentas, ni transparencia hacia los ciudadanos de dichos países por sus débiles sistemas de control público.

Ha llegado el tiempo histórico de luchar unidos para enfrentar el monstruo y no seguir dándole de comer. Como se diría en aquel libro ya legendario de los setenta del siglo pasado El shock del futuro de Alvin Toffler, el futuro ya está aquí, y es preciso no solo saberlo sino entenderlo a cabalidad. ¡Es el deber del futuro ya!

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