En mi columna de esta semana estudio si existe alguna relación entre la crisis del COVID-19 y el índice de precios al consumidor (IPC) en España. El motivo de este estudio es que he venido escuchando anécdotas sobre subidas de precios en España, lo que contradice los indicadores macroeconómicos del país. Tras investigar al respecto concluyo que, si bien no ha habido un aumento de precios en España, sí se está produciendo un fenómeno particular en el sector alimenticio de dicho país: que los supermercados en zonas populares han aumentado sus precios durante la pandemia, mientras que sus contrapartes en vecindarios prósperos han decidido mantener la competitividad de sus precios. Esta desigualdad se produce no solo porque estos supermercados enfrentan menor competencia, sino porque estos también experimentan diferentes patrones de comportamiento por parte de sus consumidores.

En círculos académicos se tiende a asociar a la Unión Europea –y en particular a la Zona Euro– a un fenómeno monetario llamado deflación, el cual consiste en el declive generalizado de los precios de los bienes y servicios, motivado por una caída en la demanda o un exceso de las capacidades productivas de la economía.

En el caso de la Unión Europea, dicho fenómeno específicamente se asocia con diversos problemas estructurales, como el envejecimiento de su población productiva, el alto desempleo juvenil entre los países del mediterráneo, así como la gran cantidad de regulaciones e impuestos que dichos países imponen a su pequeña y mediana empresa.

Estos factores –junto con el desplome de la demanda agregada gracias a las cuarentenas impuestas por la crisis del COVID-19– han resultado que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de España se situara en un -0.9% en lo que va de año. Lo cual, generalizado al contexto regional de la Zona Euro, podría explicar por qué el euro se ha fortalecido con respecto al dólar de forma significativa este año, con un aumento de su tasa de cambio del 11% desde el mes de marzo.

Ahora, cuando toco este tema no en círculos académicos o empresariales sino en el día a día, escucho un diagnóstico muy diferente. La gran mayoría de personas me comentan que el costo de vida en España está lejos de reflejar aquello que el IPC supuestamente demuestra, y por el contrario, ellos sienten que este año ha habido un aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios.

Por ello, sin entrar en detalles sobre el shock que el COVID-19 ha infligido en el ingreso de la gran mayoría de españoles y venezolanos residenciados en España, me puse a investigar que rubros dentro del IPC han realmente aumentado en los últimos meses, para así entender por qué el ciudadano común en España siente un alza en el coste de vida y así ayudarles a administrar sus finanzas de manera más eficiente.

El COVID y el Índice de Precios al Consumidor en España

Cuando nos adentramos a estudiar los distintos rubros que el IPC maneja en su base de datos, encontramos que ha habido tres grandes sectores en donde la deflación se ha marcado de manera más preponderante: El sector vivienda debido a la aversión generalizada a la mudanza. El sector transporte, debido a las cuarentenas, el aumento del teletrabajo y la fuerte caída de los precios del petróleo. Y el sector comunicaciones, lo cual ya era tendencia antes de la pandemia debido a la gran cantidad de innovación que se da en dicho sector a nivel mundial.

Al ver estos tres sectores, me resulta más fácil de entender porque la caída generalizada de precios no ha sido sentida por la población. De los tres grandes sectores mencionados anteriormente, solo un sector de ellos representa un coste variable para los ciudadanos, el transporte. Ya que tanto la vivienda como la comunicación representan gastos mensuales preestablecidos por un contrato o negociación inicial. Por ejemplo, la renta de una vivienda no fluctúa con respecto al valor de mercado de dicha vivienda, sino que es establecida durante una negociación inicial entre el propietario y el inquilino.

Por el contrario, en el IPC podemos observar un aumento de precios en un sector donde los ciudadanos hacen transacciones a diario, el sector alimenticio. Específicamente, se puede observar un aumento del 2.5% anual. Dicho aumento en primera instancia no suena muy significativo – en especial para aquellos que vivimos la hiperinflación venezolana, que espera cerrar el 2020 en cuatro dígitos – pero puede servir como indicio de que allí está el problema, ya que un aumento generalizado del 2.5% puede enmascarar aumentos significativos de forma localizada. Por ejemplo, puede enmascarar un aumento de precios relativamente mayor para ciertos consumidores, así como aumentos relativamente mayores para ciertos productos de consumo masivo.

Con respecto al primer parámetro mencionado, la Asociación de Consumidores y Usuarios de España (OCU) presentó un estudio sobre cuan alto ha sido el aumento de precios en cada cadena de supermercados. Como se puede ver en la siguiente tabla, los supermercados aumentaron en promedio sus precios en un 2.8% en lo que va de año. Pero de dicho aumento, los supermercados usualmente presentes en zonas de clases medias y bajas han aumentado sus precios de forma significativa, mientras los supermercados cuyos consumidores poseen más recursos han decidido mantener la competitividad de sus precios.

Dicha desigualdad en el aumento usualmente indica que dicha variación entre cadenas se deba a diferentes patrones de consumo en los diferentes segmentos de la población, así como desigualdades en su capacidad de movilización y de ahorro. Por ejemplo, en áreas económicamente prosperas, usualmente existen varias cadenas de supermercados compitiendo entre ellas, cosa que no ocurre en zonas mas remotas o de menos ingresos. Por esta razón, al igual que las limitaciones a la movilidad que tienen aquellos que dependen del transporte publico para hacer sus compras, ha habido un aumento de precios mucho mayor en ciertas cadenas de supermercados.

Y con respecto al segundo parámetro mencionado – que el aumento promedio puede enmascarar aumentos vertiginosos en algunos productos de consumo masivo – la data proveniente del OCU refleja que el mayor aumento lo han tenido los alimentos frescos (como frutas y verduras). Por ejemplo, ha habido un aumento de alrededor del 40% en productos como la naranja, coliflor y el limón. Pero en líneas generales, la data solo muestra un aumento promedio del 5% en productos frescos, porcentaje que debe ser mas alto en supermercados de clases medias y bajas. Esto debido al sesgo inflacionario que ya mencioné anteriormente, pero que de todas maneras no es suficiente para reflejar el sentimiento colectivo que existe con respecto al aumento del costo de vida en España. Sobre este tema, un estudio realizado el pasado mes reportó que un 33% de los españoles asegura haber notado un aumento considerable en los precios de los alimentos.

Conclusiones

Usualmente cuando los indicadores macroeconómicos dicen una cosa, pero el pueblo otra, tiendo a pensar que dichos indicadores esconden algo detrás. Y por ello, me he puesto a estudiar – en detalle – la supuesta alza de precios en España.

Pero después de estudiar dicha aseveración, debo concluir que, aunque si ha habido un aumento generalizado en los alimentos (la data del OCU demuestra que el 64% de los productos de la canasta básica han aumento en precio), dicho aumento no es significativo y no es equiparable al sentimiento colectivo sobre este tema.

En este sentido, mi especulación sobre el tema es que dicho sentimiento sea resultado de la mala situación económica del país por la pandemia, así como consumidores que hoy se ven vistos a comprar en supermercados en vez de salir a comer como lo hacen usualmente.

Por ello, mi recomendación al respecto seria buscar maneras de llevar una mejor contabilidad en lo que se compra y a que monto se compra, para así poder maximizar el rendimiento de sus ingresos. El simplemente entender como hacer compras de manera selectiva podría representa una mejora financiera considerable para millones de familia. En este tema, el OCU insiste que un hogar puede ahorrarse una media de 971 euros al año si compra de manera selectiva. Este ahorro seria de especial ayuda para los miles de venezolanos residenciados en España, que en su mayoría trabajan arduamente para poder ahorrar, invertir, y en general, mejorar su calidad de vida.

@JraissatiJorge


Articulo originalmente publicado en inglés en el medio de comunicación europeo FTN.


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