Sentemos las bases de este análisis de una buena vez. Directv es una empresa privada. Una subsidiaria de la multinacional AT&T. Es una inversión. No es un convento. No es una casa de caridad. No es una de esas cuatro puertas que nunca se cierran: la cárcel, la iglesia, el cementerio y el hospital. Busca rentabilidad. No busca hacer feliz a nadie. No le interesa el bienestar mental de Diosdado y su familia. Eso le pertenece al mundo del amor y la amistad.

AT&T persigue hacer feliz  a sus accionistas. Su inversión en entretenimiento es en principio como cualquier otra hecha en Boeing, Ford, Sony, Honda, Samsung. Si una inversión no recibe rentabilidad muere. Los inversionistas mueven sus capitales a los sectores de la economía más prometedores. El concepto de diversificación de la inversión en fundamental para el propietario  del capital.

Todo lo anterior abona el terreno para la siguiente afirmación: los propietarios de Directv en Venezuela se quedan o se retiran a su libre albedrío. Después de 5 años de registrar pérdidas cualquier excusa es buena para irse largo al demonio. Todo se vale para detener la hemorragia de dinero y recursos. Se van porque se van. Y punto. Nadie puede llorar. Así que, convertir una decisión comercial, una decisión financiera en un problema político permite un mar de especulaciones y teorías. Examinemos algunas,  como veremos, unas más idiotas que otras:

1. AT&T se vio encerrada, como el jamón y la lechuga en un sándwich, entre dos grandes presiones: por un lado, el gobierno de Maduro los obligaba a incorporar a la parrilla, a la programación, los canales Globovisión y Pdvsa TV, cuyos dueños –personas naturales en el caso del primero y una empresa del gobierno madurista en el segundo– estaban sancionados por el gobierno norteamericano, es decir, estaban vetados (léase bien, Estados Unidos vetaba a esos dos canales). El gobierno venezolano amenazaba a Directv: si no transmitía dichas estaciones de televisión no podrían operar en Venezuela. Los maltrechos y arrinconados inversionistas de AT&T decidieron cortar por lo sano y se fueron con sus bártulos. Es lo que afirmé antes, se fueron porque no era negocio. Aparte único: si fuera cierto que AT&T y Maduro estuvieron negociando desde enero de 2020 la salida de Globo y Pdvsa TV de la rejilla de Directv y el gobierno se negó con la excusa que fuera, entonces así, solo así, tienen los rojos la principal responsabilidad en la rabieta gringa y su decisión de dejar la peluca y el pelero.

2. Directv tenía en su parrilla muchas televisoras opositoras cuyas campañas minaban la popularidad del gobierno rojo rojito y por lo tanto lo más sano y recomendable era buscar algún procedimiento que los obligara a salir de Venezuela. El gobierno de Maduro y de Chávez en el desarrollo y ejecución de su teoría del absolutismo comunicacional, de la hegemonía noticiosa, practicada con frecuencia, dado los casos de RCTV, CNN, NT24 y las centenares de estaciones de radio cerradas, clausuradas, expropiadas, saqueadas o confiscadas, optó por decapitar a Directv. Para tales fines cualquier forma imaginable o esotérica era válida.

3. Trump y AT&T, considerando la situación de irritabilidad y desesperación de los venezolanos, arrinconados no solo por los errores, disparates y dislates del gobierno de Maduro y de Chávez en materia económica, social, educativa, sanitaria; con hiperinflación, sin electricidad, sin gas, sin agua, conscientes  también del efecto multiplicador de las sanciones, decidieron retirar el servicio de Directv como un instrumento de presión adicional de la crisis y de la molestia, jugada maestra, un jaque mate, que terminaría, son sus sueños y esperanzas, por obligar a las “masas” a irrumpir contra el gobierno en una mezcla de la toma del Palacio de Invierno con  el asalto  de la Bastilla simultáneamente y sacar al tirano del poder.

Por cierto, los radicales y ciertos sectores de la clase media “acomodada” sueñan con que pronto “bajarán los cerros” y en ese momento es que la “vaina” se va a enderezar; cuando los millones de pobres enfilen su lucha a librarse de las cadenas de la opresión chavista. Hay que preguntarse seriamente: ¿cuando bajen los cerros, hacia dónde exactamente se van a dirigir a saquear y a tomar venganza? Hay que pensar con cierto uso del sentido común y la sensatez. ¿Qué sería mejor? ¿Que bajaran con una sed de retaliación desordenada y anárquica  o que bajaran a votar masivamente por la oposición.

4. Otra teoría afirma que cuando alguna de las obligaciones fundamentales del Estado como la seguridad, la educación o la salud le son cedidas al sector privado como concesiones en empresas de mercenarios o vigilancia privada (muy de moda); escuelas, liceos y universidades privadas; clínicas y servicios de ambulancias y medicina familiar, dichas concesiones no pueden ser abandonadas, o clausuradas, o liquidadas a voluntad del concesionario sino con un permiso, una autorización previa del gobierno.

Vale decir, las obligaciones que contrae el inversionista en esos sectores que antes eran exclusividad del sector público, tienen que permanecer en el tiempo aun cuando produzcan pérdidas atroces y la ruina de sus propietarios. Y solo cuando el gobierno lo autorice podrán cerrar los grifos del desagüe. Maduro hasta cárcel les ofrece al que se quiera ir sin su permiso sacrosanto, como en el caso de la Kellog’s . Si tal principio de la democracia fuera cierto, habría que preguntarse si las concesiones para entretenimiento como televisión y cine entran en la misma categoría de bienes esenciales, cuyos servicios no pueden ser suspendidos o interrumpidos, no pueden ser cerrados a voluntad del concesionario.

Quienes apoyan a Maduro dicen que Directv no tenía derecho de irse al quinto infierno, que eso es delito, mientras que los partidarios del radicalismo opositor lo defienden a  dentelladas y uñazos sucios, y justifican gloriosamente la suspensión del servicio. Decíamos al principio, si este “directivazo” lo convertimos en un problema político surgen las teorías como hongos. Y los parrilleros halarán las sardinas hacia las brasas más cercanas.

Yo me limito a decir que en democracia, en libertad política, empresarial, en una economía eficiente y competitiva, la inversión tiene derecho de diversificarse y también de aumentar o disminuir su riesgo. Derecho de irse o de quedarse. Un gobierno que trate de controlarlo todo no arrojará otro resultado que una administración fracasada y una economía arruinada. Y si no hay la libertad esperada, entonces es obvio que los cierres empresariales se producirán sorpresivamente, a escondidas, a medianoche y en silencio. Tipo Directv. Titirimundi terminará conspirando para salirse como si se tratase de escapar de una mazmorra. El último que salga por favor apague la luz (si acaso hay).

@eduardo_semtei

 


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