Los partidos y la sociedad civil siempre han ido de la mano. Y bien es cierto que hay fallas de ambos, que no podemos olvidar. Sin embargo, no debemos olvidar tampoco que hay un régimen que condiciona y contamina todo, e, incluso, sobornan y contratan a los propios payasos para que hagan el papel de opositores; o a cualquier persona que tenga alguna debilidad, ya sea de liderazgo o económica, para contaminarlos. Este régimen, con más de 20 años en el poder, ha aprendido a conocer y manejar a la oposición casi que a su antojo.

Si algo debemos tomar en cuenta es que el que quiera ser candidato presidencial debe demostrarlo, superando todos los obstáculos, haciendo campaña, probando su talento y sus conocimientos, más allá de quejarse de quienes, supuestamente, lo sabotean. Debe hacer gala de una pureza qué nunca ha sido probada. Un candidato que sea propositivo con una visión real del país que quiere y queremos. No puede ser, simplemente, el candidato para decir que es lo que padecen los venezolanos, porque ya se sabe hasta la saciedad.

La idea no es que un aspirante se haga presente en todos y cada uno de los escenarios de la tragedia venezolana, burlándose de todos nosotros, montando un espectáculo populista, como es el hábito de Maduro, cuando se aventura a salir del blindaje del Palacio de Miraflores, siguiendo el ejemplo del showman Chávez.

Lo que debe ocurrir es una conexión profunda del aspirante con los problemas reales y enquistados, un testimonio in situ de la solidaridad. Un candidato que sea capaz de montar una campaña para canalizar las donaciones espontáneas con las víctimas de las lluvias, pero ante todo sea capaz de denunciar, pública y abiertamente, la negligencia de los usurpadores y proponga soluciones definitivas concitando el respaldo de los especialistas.

Un candidato presidencial que, desde su casa u oficina, salga y entre tranquilo por Maiquetía, y no tenga la capacidad de una convocatoria más allá de la acumulación de me gusta y comparto, es un perfecto inútil para la oposición y quizá un consciente colaboracionista con el actual régimen.

Necesitamos liderazgos cónsonos con la realidad que vive nuestro país, que sean garantes de un cambio real, y no una estrella de cine o de las redes que busca solo su interés personal. Necesitamos un líder que nos deje pensar que insistir, resistir y persistir fueron acciones de amor por la búsqueda de un país democrático y libre; acciones que continuarán, sin duda alguna, bajo su tutela. Se busca un líder y que esté acompañado de muchos que también generen liderazgo, independientemente del método que se busque para escogerlo. Porque solo no se puede.

@freddyamarcano


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