Cada día que pasa los médicos en Venezuela nos vemos en la imposibilidad de darle la atención oportuna al paciente  que padece una enfermedad crónica. La COVID-19 no es la única enfermedad existente. Lo manifiesto así por los más de 300.000 pacientes crónicos que viven en este país con la angustia de poder sobrellevar la enfermedad y no correr el riesgo extremo de perder la vida. En este momento quisiera reflejar mi gran preocupación  por el paciente renal, porque está relacionado con mi especialidad, que es la nefrología y porque  he vivido la gran impotencia de no poder resolver casos que llegan a la consulta ya con el diagnóstico inicial de insuficiencia renal avanzada y hay que canalizarlo de manera inmediata a una terapia de remplazo renal, como lo es la diálisis.

Me tocó vivir recientemente  una vez más este drama como nefrólogo. El paciente llegó a la consulta acompañado de su hija, me entregó los exámenes de laboratorio, indicados previamente antes de verlo por primera vez. Con el  examen  clínico realizado, sumado a  dichos exámenes, ya tenía el diagnóstico: insuficiencia renal crónica avanzada y esto  ameritaba a la brevedad posible iniciar diálisis. Es aquí cuando comienza el calvario del paciente renal y de la familia. Sin dejar de mencionar la impotencia que se siente como médico de no poder hacer nada ante la incompetencia  del Instituto Venezolano del Seguro Social ( IVSS)  o del Min Salud para darle seguridad a esos pacientes de poder ingresar a una unidad de hemodiálisis.  Bien  sea pública o una unidad extrahospitalaria  sobre la cual tiene cierta  inherencia el IVSS

Después de explicarles al paciente y al familiar la necesidad de comenzar una terapia dialítica, además del impacto desde el punto de vista emocional que les ocasiona, es a  través del correspondiente informe médico que inician  los  pasos a seguir.  Primero,  acudir al IVSS a fin de  que a través de la división de diálisis, le asigne  al paciente   la unidad  que le pueda corresponder. Y  esto se ha convertido  en una tragedia prácticamente, en los actuales momentos.

A esto se  suma el suplicio de poder conseguir el catéter de hemodiálisis, a través del cual lo conectan a la máquina  y poder cumplir con el tratamiento dialítico.  Este debe tener una duración de 4 horas tres veces a la semana. Esto último también se ha convertido en una angustia para los pacientes. En muchas unidades  no se les puede dar  el número de horas requeridas para que tengan una buena diálisis y no tengan el riesgo de sucumbir por la insuficiencia renal. En muchas unidades  solo se les puede dar  dos horas de sesión de diálisis  y esto es un grave riesgo para el paciente

La realidad que se está viviendo es que la cobertura de hemodiálisis se ha reducido notablemente. En  la mayoría de las unidades hay un  número importante de  máquinas que están inoperativas y el déficit de recursos humanos tiene una gran incidencia en este grave problema, ya que se han ido del país unos 100 nefrólogos aproximadamente De 15.000 pacientes que estaban en hemodiálisis, actualmente solo se dializan 9000 a escala nacional, según cifras extraoficiales. El deterioro de las unidades de diálisis en su infraestructura y la falta de insumos en los que se incluyen los kits de hemodiálisis que se necesitan por paciente y los cuales debe suministrar el IVSS, son otros  factores que influye en esta situación. Es demasiada la demanda de pacientes renales

La persona afectada tiene que recorrer unidades de diálisis, anotarse en una lista de espera y luego  obtener  la asignación del IVSS en cuanto haya un  cupo disponible. Las unidades hospitalarias están colapsadas. De 350 unidades de diálisis intra y extrahospitalarias, que son la mayoría, solo quedan 140 a escala nacional,  según información extraoficial. Súmele a esto la problemática que sufre el paciente para transportarse hasta la unidad hemodiálisis. Además, tiene que llevar insumos básicos como gasas, inyectadoras, etc., porque los  kits de hemodiálisis que suministra el IVSS llegan incompletos. También están inmersos en la crisis de los servicios básicos como luz y agua.

Quiero mencionar brevemente la tragedia del servicio de nefrología del Hospital J.M de los Ríos, y como se reseñó la semana pasada, en menos de 15 días han fallecido 5 niños que se estaban dializando. Pero este problema merece ser analizado  en otra entrega.

¿Cómo es posible que  hagan esperar a  un paciente que amerita la hemodiálisis de manera inmediata sin poner en riesgo su vida?

Reitero, no solamente es la COVID – 19. El  descalabro del sistema de salud ha puesto en riesgo a muchos pacientes crónicos en Venezuela y que ameritan la atención inmediata.

@mariayanesh


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!