América Latina es la región del mundo que registra mayor desigualdad de ingresos en el informe sobre desarrollo humano 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), divulgado en diciembre.

Los afrodescendientes o indígenas tienen más posibilidades de ser pobres y menos de concluir la escuela o lograr un trabajo formal que los blancos.

El 10% más rico en América Latina concentra una porción de los ingresos mayor que en cualquier otra región (37%) y el 40% más pobre recibe la menor parte (13%). Esta brecha supera incluso la de África subsahariana.

Ante esta situación, los Estados deberían reaccionar mediante el uso tanto de instrumentos relacionados con el gasto público como de aquellos vinculados a los sistemas tributarios redistributivos, en una región donde los sistemas fiscales están menos desarrollados.

Uno de los problemas del desarrollo de sistemas fiscales más contundentes es, sin duda, la corrupción, pues al ser más grande la parte del pastel gestionada por la administración pública más posibilidades hay de que haya corrupción. Debería haber, pues, una legislación más severa contra la corrupción y una actitud moral menos permisiva hacia la misma.

El bolivarianismo es una corriente de pensamiento político de ideales panamericanista, socialista y nacional-patriótico nombrada en honor a Simón Bolívar. Sin duda, la situación de desigualdad descrita anteriormente influyó en su auge en países como Venezuela.

Sin embargo, el principal error de los partidos latinoamericanos que han promovido esta ideología ha sido incluir en sus idearios la doctrina marxista, sobre todo cuando esta se ha mostrado fracasada en bloques como el de la Unión Soviética, y en China se ha adaptado hasta asumir principios capitalistas en el funcionamiento de su economía.

En cierto modo, se puede decir que el diagnóstico del bolivarianismo sobre Latinoamérica es correcto, pero no la cura. Es una reacción demasiado extremada ante los problemas que verdaderamente sufre la región.

De esta manera, cuando esta doctrina asume el poder en Venezuela, toma decisiones económicas basadas en ideas que van contra el desarrollo económico, como la intervención en los precios del mercado o las expropiaciones.

Así, Venezuela ha visto caer su PIB hasta niveles que no se conocían en tiempos de paz, por la adopción de medidas económicas que pretenden ser ideológicas y no prácticas, como deben ser principalmente las medidas económicas.

Esta situación produce un enroque del régimen de Maduro, donde, a pesar del desastre económico de Venezuela, se resiste a dejar vía libre a nuevas elecciones y a un posible cambio en el poder político.

Las sanciones de Estados Unidos, que ahora afectan al suministro de gasolina en el país, pueden tener el efecto de que caiga el régimen de Maduro. En cualquier caso, la constitución de un gobierno de transición que condujera a elecciones libres sería la alternativa más conveniente para un futuro de concordia en Venezuela.


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