La candidatura presidencial de María Corina Machado (MCM) ha ido tomando un auge consistente y sostenido registrado por las mediciones de opinión, también audible en la voz de la calle. Ese auge la está convirtiendo, a día de hoy, en la favorita a ganar la primaria de los sectores democráticos.

Este inopinado escenario se debe a varios  factores: el desgaste de los partidos y dirigentes democráticos que han hegemonizado el sector; por la decisión de MCM de desplazarse hacia el centro político abandonando la política abstencionista – seguramente, presumo, por darse cuenta de que la abstención en el escenario actual no tiene sentido ni eficacia política- y decantarse por transitar la vía electoral así como competir en la primaria; por su discurso de confrontación con el régimen cónsono con el inmenso rechazo nacional que el mismo suscita; porque – aunque no lo sea en puridad- es vista como una outsider debido a no estar asociada con quienes han dirigido la oposición democrática; es percibida como coherente, valiente, y víctima de atropellos diversos de parte del chavismo; se ha dedicado, últimamente, a recorrer intensamente el país tomando contacto con los venezolanos comunes afectados por la crisis asumiendo su representación y contribuyendo a rescatar la esperanza en la posibilidad del cambio político ; corre con ventaja por la situación de sus adversarios democráticos con competitividad en la primaria, Capriles está inhabilitado y no se observa la posibilidad de que se la reviertan, Rosales (si es que lo va a hacer) todavía no se lanza al ruedo dejando pasar un tiempo precioso que puede terminar de consolidar el liderazgo de la señora, Superlano (el emergente de VP) no tiene todavía la presencia y reconocimiento nacional necesario.  Es evidente el profesionalismo,  planificación, densidad, respaldo existente detrás del proyecto MCM. Nada se ha dejado al azar.

Su participación, por su atribuida condición de outsider,  contribuye a oxigenar y promover la primaria; también a quitarle viabilidad a la operación del régimen de presentar a Ecrri como supuesto outsider con el objetivo de dispersar el voto opositor.

El proyecto MCM suscita dudas y rechazo en una parte importante del mundo democrático por su performance pasado. Nos referimos a sus conductas sectarias, tendencia a imponer sus criterios,  escaza vocación asociativa con otras fuerzas políticas,  subestimación de la necesidad de la unidad de las fuerzas democráticas, ausencia del tema social en sus discursos,  su deriva populista reciente en el controvertido tema del voto manual y  lo que es más importante,  su aparente convicción de que ella sola en conjunto con sus partidarios puede liderar el cambio y gobernar.

El discurso actual de MCM y su escasa vocación de convergencia con otros actores políticos democráticos  puede ayudarle a ganar la primaria, pero difícilmente a ganar las presidenciales, cobrar y adquirir el suficiente músculo y apoyo  generador de gobernabilidad a su eventual gobierno.

El cambio de régimen solo será posible si el sujeto de ese proceso es una amplia y representativa coalición nacional de sectores políticos, sociales, ciudadanos en el cual el candidato (a) presidencial y eventual Presidente de la República se asuma como un primus inter pares, el líder de un proyecto colectivo. No como un caudillo o iluminado destinado por la providencia a conducir al pueblo. El aserto anterior es válido para cualquier aspirante a conducir el cambio político.


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