¿Quieren asesinar a María? ¿Quién o quiénes? ¿Por qué o para qué? ¿Cómo podría ser esto posible? Son preguntas que han rondado en días recientes las mentes de millones de venezolanos e incluso en las de ciudadanos de otros países.

El fenómeno telúrico que ha causado la extraordinaria fuerza humana de activación del proceso de elecciones primarias es sencillamente inocultable. Dentro y fuera de Venezuela, hemos sido testigos del indetenible avance de su implementación, “contra viento y marea”.  Se ha demostrado ya que es más que una  acertadísima decisión estratégica, una vital decisión del pueblo de impulsarlas, para luego llevar esto “hasta el final”, que no es otra cosa que la salida de la dictadura del poder.

Los más rezagados ya lo han comprendido. La estrategia de impulso y del empoderamiento ciudadano que se logra mediante el llamado de consulta al soberano -¿a quién quieren como mandatario?, ¿con quién quieren el cambio?- desata una fuerza telúrica que lo mueve todo. ¡Es el movimiento de la gente! Esto se asemeja, sin exageraciones, conceptualmente hablando, al momento de aquel chispazo del 19 de Abril de 1810, cuando desde el balcón de la Plaza Central de Caracas se inmortalizó el padre Madariaga al hacer la señal de contestar no, ante un Vicente Emparan emplazado por los patriotas a hacer la pregunta de si querían o no su mando.

El ciudadano de a pie, como suele decirse, pero que bajo las actuales realidades venezolanas se convirtió en todo un país cohesionado por el anhelo de libertad y prosperidad, hoy es abrumadora mayoría. Es la resultante de un pueblo al que le da la gana que efectivamente se le consulte sobre su futuro. Una nación que exige que se le pregunte si está dispuesta a calarse el continuismo narcocriminal de la actual dictadura «castro-titereana», o si por el contrario está decidida ya por el cambio.

Hasta las mafias del narcotráfico y del narcolavado, que hacen la vida tan compleja a los países cuando los atrapan, a sus ciudades y ciudadanos, a las familias, a las instituciones ordinarias, pues manejan millonarias sumas, saben cuándo es tiempo de mudarse. A través de sus redes, con las que infectan los grupos sociales, el sistema financiero, las instituciones judiciales y los poderes ejecutivos y legislativos de países, para reinar ante los diferentes escenarios; saben cuándo deben irse. Cuándo les llega la hora de ir recogiendo maletas con sus sucias ganancias y mudarse a otros lugares. Lo saben y así se desplazan adonde las condiciones de docilidad actual de la sociedad y la corrupción de sus dirigentes políticos les permitan operar más cómodamente, a más bajos costos y riesgos. En Venezuela inexorablemente viene el cambio.

No se puede asesinar lo que no existe. Enfrentar en todo terreno y hasta el final a esta dictadura es una decisión tomada por la comunidad nacional venezolana. Con tal decisión se bloquea la posibilidad de que con un asesinato se pueda resolver o detener el cambio. Como lo hizo Colombia (Álvaro Uribe Vejez), al enfrentar la violencia criminal del narcoterrorismo y salvar a Colombia.

Pero se pueden intentar otros mecanismos como el asesinato moral. En Nicaragua, a pesar de haber asesinado a Joaquín Chamorro, terminó cayendo Somoza. Luego, al llegar a la presidencia Violeta, viuda de Chamorro, fuimos testigos de cómo se utilizó un argumento de partida secreta y se conspiró para otro tipo de asesinato, el asesinato moral, que sacó al presidente Carlos Andrés Pérez del poder, lo que no lograron los golpistas del 4 de febrero con Chávez Frías a la cabeza. La diferencia en el caso nicaragüense es que no se sabe, hasta ahora, cuál será el final de la asesina y total dictadura del sátrapa Daniel Ortega y su bruja Murillo.

Intentan la inhabilitación política o jugada adelantada, ¿o la podemos calificar ya de retardada? La inhabilitación de candidatos, que en el caso venezolano se había considerado como una jugada semiexitosa del régimen, sobre todo después de lo ocurrido en Barinas, es una carta que no les funcionará porque nosotros vamos a ejercer la soberanía del pueblo a toda costa, ¡hasta que caiga la tiranía!

Se pretende tergiversar a quienes hemos explicado y apoyado que a las dictaduras asesinas se les persiga internacionalmente, a sus jerarcas y se les apliquen sanciones, la lealtad que tenemos con nuestra amada Venezuela. Aducen que se es “traidor a la patria” porque supuestamente las sanciones son las causantes del daño a la economía y a la calidad de vida de los venezolanos -aún algunos reinciden en tal bola de humo-, pero el pueblo venezolano tiene muy claro todo sobre el latrocinio y la verdadera traición de los corruptos y nuevos inmensamente ricos seudorrevolucionarios, enchufados y alacranes que les acompañan y participan del botín de la seudorrevolución bolivariana. También intentarán la cohesión patriótica militar y ciudadana, utilizando al Esequibo como elemento de propaganda del régimen. Un régimen irresponsable que con el ladrón y traidor mayor de Chávez Frías se congració con el casticismo para no accionar claramente contra esas pretensiones de robarnos esa legítima, importantísima e irrenunciable porción de nuestro territorio. Se ha verificado en tantas ocasiones y cualificado en tales dimensiones gigantescas por parte de sus personeros la implosión de su imagen pública, resuelta por la certeza común de los venezolanos en que deben salir del poder ya, y que no tienen ninguna posibilidad de evitar que se les hunda su nave en el mar de excrementos de infelicidad que se han lanzado unos a otros en su avaricia por el dinero y el poder que tendrán más bien que llamar a María para que los salve de un bravo pueblo que cada vez más creciente y decidido, en movimiento de repudio a la politiquería y a los vendepatrias, está claramente decidido con el cambio hacia la luz frente a la larga oscuridad que trajeron a Venezuela los socialistas del supuesto siglo XXI.

@gonzalezdelcas


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