“No había luna» (SYLVIA PLATH)

Supongo que hoy Riley tendrá alrededor de 18 años. Me refiero al chaval de 12 años que dejó boquiabierto a quien vio lo que vio en la exposición creativa KID EXHIBIT de 2017 de LEGO. La marca de juguetes danesa basa su proyecto en la construcción de figuras a partir de piezas de variado tamaño y forma ajustables entre sí. El resultado final del ensamblaje de estas piezas presenta una apariencia singular. Los muñecos, naves, torres, castillos de esta empresa son fácilmente reconocibles e identificables por cualquiera que haya visto un par de juguetes.

Solo una letra haría falta para conformar el apellido Ripley y cambiar el título de ahí arriba de la columna en El Nacional por este otro: The Talented Mr. Ripley (El talento de Mr. Ripley, Patricia Highsmith). Y es que estas líneas hablan de talento. En el caso del relato de Highsmith, el señor Ripley se involucra motu proprio en una situación oscura que asusta. Esa historia de contemplación obsesiva y vigilancia se aleja de la visión de Riley. De la visión que tuvo el chaval, quiero decir.

Como suele ocurrir casi siempre, al valorar una obra artística, uno lo hace desde su punto de vista subjetivo y, en consecuencia, lo que a mí puede parecerme una preciosidad, a otro observador puede dejarle indiferente. En fin, quiero recordar aquello que sucedía hace unos años en una exposición de trabajos de construcción de esa marca de juguetes de Dinamarca. Los participantes eran niños de temprana edad y adolescentes que exhibían sus obras. Junto a la obra de nuestro protagonista Riley, observamos una especie de vehículo con aspecto de martillo realizado por un chaval de 10 años y, al otro lado, un crío de 6 exponía algo parecido a un puente o una presa.

Riley, 12, titula su pieza -y nunca mejor dicho- con una palabra sola worm (gusano). Sé que podría pensar que el chaval no tenía nada mejor que proponer, que a lo mejor no tenía ideas y que era un vago. No tenía por qué haber presentado nada. El caso es que un internauta vio algo. Ese admirador, Joel Willans, vio el principio de todo. En la obra y el título el ojo de Willans creyó ver el origen de la creación. El huevo. Una pieza, una sola pieza con tres círculos en relieve, puesta allí, sobre el papel de la exposición sin nada a su lado, sin ningún ensamblaje ni elaboración, más que una palabra que le define logra crear la idea: el gusano. Joel Willans escribía cinco palabras acompañando la imagen de la exposición el 30 de julio de 2017 en Twitter que nos abrieron los ojos: Riley, you’re a genius*.

Las redes sociales y los medios de comunicación convirtieron el trabajo de Riley en un fenómeno viral. – «The Internet Has Decided This Kid’s LEGO Art Is a Work of Simple Genius» (TIME.com/Ashley Hoffman, July 31, 2017)**

El arte no existe solo porque haya artistas y belleza, sino también por el ojo que admira esa belleza.

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*»Riley, eres un genio», Joel Willans

twitter.com/Joelwillans/

**«Internet ha decidido que esta pieza de Lego de un niño es el trabajo de un genio»

/ TIME, julio 2017

time.com/viral-lego-worm

 


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