Se dice comúnmente que el arte es una pasión y que esta es la razón que mueve a los artistas a ser constantes y disciplinados en su búsqueda por alcanzar la realización a través de sus obras. Es ese amor lo que los llena de energía, lo que los motiva a crecer y a desarrollarse, en su intento de ofrecer lo máximo de sí mismos y traducirlo en una pieza que les permita compartir con los demás su visión del mundo.
Para los que tienen la creación como oficio, el arte es la manera mediante la cual, a través de una actividad de transformación de ciertos recursos, pueden generar un producto final con fines comunicacionales y bajo ciertos lineamientos estéticos. Este esfuerzo es exigente, todo un reto, pues deben ofrecer su visión del mundo basados en sus sentimientos, ideas, conocimientos y experiencias.
Así mismo, tienen la habilidad de explorar y plasmar en sus creaciones sus emociones más personales y profundas. Estas las transmite, además, a través de su mensaje, transformándolo en un contenido fundamentado en su interpretación de la belleza, lo cual debe representar un deleite para el público. Sin embargo, esta respuesta dependerá de la percepción individual de cada uno.
Los artistas viven el arte con intensidad, con todo el ánimo para sentirse plenamente motivados. Gracias a esa pasión y porque sienten que hacen lo que les gusta, disfrutan el proceso creativo en su totalidad, hasta cumplir con la culminación de sus obras o con la materialización de sus metas en torno a sus proyectos. Ese empuje no les permite agotarse ni física ni mentalmente, pues funciona como una fuente fluyendo a toda marcha.
Es verdad que a veces se puede dar un sube y baja de ese ímpetu a lo largo de todo su esfuerzo, pero es posible que cuando se asume un compromiso el proceso se haga indetenible. Sin duda, la diversión que representa experimentar y crear, permite retar los miedos, los temores y la incertidumbre, en cuanto a si se puede lograr la inspiración necesaria para expresarse sin inhibiciones.
En definitiva, sin pasión es muy difícil que los artistas puedan desarrollar sus creaciones, que tengan la motivación necesaria. Esto depende, además, de una combinación de aspectos, entre ellos, que constituya un reto para el uso de técnicas novedosas, que les permita aprender más y que les sirva de inspiración para trabajar con más tenacidad y disciplina.