El territorio sirio lamentablemente aún vive tal vez el peor tiempo de su historia moderna. Los once años del conflicto han producido personas heridas y fallecidas, pérdidas y destrucción, angustia y sufrimiento que han originado la huida de buena parte de la población en búsqueda de refugios en países cercanos y lejanos. Siria ha sido protagonista de una de las mayores olas migratorias en la historia reciente. En los espacios de Siria, a medida que avanzaba la guerra, tanto los ciudadanos que se mantuvieron inmóviles en sus pueblos y ciudades así como los que se han desplazado dentro del mismo territorio sirio, fueron acostumbrándose a la nueva realidad de violencia, escasez, ataques aéreos y falta de servicios básicos. Los civiles han padecido el confinamiento con sus consecuentes penurias e incertidumbres, y han puesto de manifiesto notables demostraciones de valor. El sufrimiento y el dolor lejos de mantener la pasividad y la sumisión, han originado en algunos una sincera manifestación artística. Los acontecimientos y resultados de la guerra han inspirado y dado paso a un estallido creativo que se muestra en todas las formas de expresión artísticas. La historia ha demostrado que los grandes artistas florecen ante la adversidad, y ¿qué mayor adversidad que una situación trágica marcada por la guerra en las calles, pueblos y ciudades?

Son innumerables en la actualidad las demostraciones derivadas de los sentimientos y emociones que produce la guerra. Las producciones artísticas en la música, pintura, escultura, fotografía, y demás manifestaciones en Siria representan una nueva corriente debido al motivo inspirador como es la guerra, así como de quienes la expresan, tanto profesionales como individuos o ciudadanos no profesionales con fuertes deseos de plasmar las dolorosas vicisitudes provenientes de esa guerra.

Así, surge por ejemplo una nueva expresión artística de narrar la historia, mediante la creación de imágenes agrupando pequeñas piedras de diferentes tamaños y colores para componer escenas de la guerra en Siria. El artista Nizar Alí Badr, escultor de 55 años, un ser humano  motivado por el gran dolor que siente al observar el exilio de los sirios, consigue como único consuelo la expresión de su pasión con, según sus propias palaras, “el arte hecho en piedras”. Una familia huyendo con sus precarias pertenencias cargadas sobre sus cabezas; un grupo de niños asustados abrazándose a una figura materna; las expresiones de dolor, protesta y resignación por la pérdida del ser querido; son algunas escenas de la guerra compuestas y creadas delicadamente con piedras conseguidas por él mismo en su ciudad Latakia para manifestar sus emociones y temores. La única forma que ha tenido Nizar Alí Badr para preservar las imágenes y lograr su divulgación ha sido fotografiarlas y subirlas a Facebook. Nunca ha vendido ninguna de ellas. Autorizó a la escritora canadiense Margriet Ruurs incluir algunas de sus imágenes en su obra infantil Piedras paso a paso. La intención del artista no es otra que, según sus propias palabras  “llamar la atención de la gente sobre lo que ocurre en Siria”.

El pintor Aziz Al-Asmar, muralista de 40 años que ha logrado renombre local en el norte de Siria, es el autor de lo que la revista francesa L’Orient-Le Jour ha calificado de “gran galería de arte al aire libre”. Ha pintado grafitis y murales en las paredes y los techos de casas y edificios destruidos en Idlib, recordando el sufrimiento a menudo olvidado de los sirios que viven bajo el asedio, afectados por las diferentes fuerzas que participan en el conflicto.

Damasco, la capital de Siria, ha sido un escenario frecuente de los bombardeos desde el inicio del conflicto. La población se fue acostumbrando a los disparos y a los proyectiles que caían durante los ataques. Akram Abul Fuz, que antes del conflicto se desempeñaba como vidriero en Duma, en las afueras de Damasco, al observar que en su región de Gutta Oriental los bombardeos formaban parte del día a día de los habitantes, creó una nueva forma de arte a partir de los proyectiles de los morteros, dando rienda suelta a su pasión por la pintura. Sobre la superficie de los numerosos proyectiles que no explotaban y eran recuperados, ha empleado las técnicas del relieve para plasmar motivos inspirados en el arte damasceno y decorativo islámico, como formas geométricas y vegetales. El resultado de su trabajo con cohetes es un arte curioso que mezcla las bondades de la pintura con el sentido destructivo de las armas. El mismo Akram Abul Fuz la denominó “Pintura de la Muerte”.

La guerra en Siria en definitiva ha tenido un impacto tremendo en la cultura popular del país. Los hábitos y las costumbres han sido afectados para amoldarse a las nuevas y duras exigencias. Las expresiones musicales, manifestaciones propias primarias de la cultura, no podían ser la excepción. Durante la guerra han surgido muchos cantos tanto folklóricos tradicionales como modernos que expresan los hondos sentimientos.

También el conflicto ha hecho que muchos artistas del país hayan adoptado el exilio y se han mudado a costas más seguras. No obstante, esta diáspora artística sigue centrada en explorar y difundir la cultura e historia de Siria, siguiendo atentamente la destrucción causada por la guerra. Bien sea por características personales, o influencias tradicionales, culturales, religiosos u otras experiencias, los artistas sirios en el exilio se han destacado. Algunos son: Ammar Al-Beik (nacido en 1972, Damasco) es un artista, cineasta y fotógrafo, actualmente en Dubbai; Tammam Azzam (1980, Damasco) pertenece a la generación más joven de artistas sirios y vive en el exilio en Dubai. Ha tenido varias exhibiciones con la Galería Ayyam en sus diferentes ubicaciones, incluyendo Londres (2013), Al Quoz – Dubai (2012, 2009), DIFC Dubai (2011), Beirut y Damasco (2010).

Hrair Sarkissian (1973, Damasco) es fotógrafo y vive en Londres desde 2010. En 2013, fue el primer artista sirio en ganar el Abraaj Group Art Prize en Dubai, por su serie de trabajos titulada Antecedentes.

Nihad Al Turk (1972, Aleppo) es pintor, existencialista, reflexiones sobre la lucha entre el bien y el mal, numerosas exposiciones en todo el mundo desde 2003. Actualmente vive y trabaja en Beirut.

Safwan Dahoul (1961, Hama) es uno de los muchos artistas sirios que abandonaron su país y se mudaron a Dubai.

Diana El Jeiroudi (1977, Damasco) es una cineasta, documentalista, artista y productora independiente, criada en Siria e Irak.

Houmam Al Sayed (1981, Mesyaf) pintor actualmente vive y trabaja en Beirut.

Diana Al-Hadid (1981, Aleppo), escultora, residente en Brooklyn, New York. Explora y expone en sus esculturas la fascinación por los pintores renacentistas y los aspectos formativos de su práctica, mezclando referencias a sus orígenes sociales y culturales occidentales y orientales.

Y para completar esta notable lista, que pudiera ser muy extensa, no puede faltar la Orquesta Filarmónica de Expatriados Sirios, compuesta por 65 músicos profesionales que escaparon de la guerra civil para buscar refugio en Europa. Fue creada en Alemania en 2015 por Raed Jazbeh, contrabajista y director artístico de la orquesta. La mayoría de los músicos de la orquesta estudiaron al menos 5 años en el Instituto Superior de Música en Damasco. En sus conciertos fusionan música folclórica árabe con piezas clásicas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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