A pocas horas de terminar este particular y complejo 2021 me atrevo a asegurar que pocas veces en la historia de la humanidad todos quienes en esta tierra habitamos en el muy breve tiempo de un año hemos reflexionado a la vez sobre la vida misma, ya que si bien la ocurrencia de pandemias y pestes no son algo nuevo, para bien o para mal, la intercomunicación que hoy es posible gracias a la tecnología hace que la información sea universal en tiempo real.

Sin duda, estas tecnologías del siglo 21 como la posibilidad de conectarnos desde cualquier lugar del mundo, o de poder tener acceso a información de cualquier tipo han hecho que esta pandemia en muchos aspectos haya podido enfrentarse de manera muy particular a como en otros tiempos lo habíamos hecho, sin embargo esas interrogantes existenciales persisten al topamos cara a cara ante la fragilidad de la vida.

Dudo que nadie en todo el orbe se encuentre exento de la lamentable y penosa experiencia de haber perdido algún familiar, amigo, allegado o conocido directo a causa de este complejo virus y sus mutaciones, y como ocurre también ante fallecimientos por otras circunstancias nos enfrentamos ante la noción que tenemos sobre nuestra propia mortalidad.

Interrogantes sobre si debemos procurar volver a nuestra cotidianidad una vez esto haya pasado, porque como todo, esto también pasará, o si tal vez como muchos se atreven a afirmar, como ocurriera en pasadas pandemias y pestes, esto sea un mensaje divino, o cualquier otra explicación  personal que queramos atribuirle, la realidad es que el 2021 que hoy culmina estuvo lleno de enseñanzas que no deberíamos desaprovechar para iniciar el nuevo año con herramientas para la generación y gestión de recursos, lo que en definitiva considero constituye la finalidad de la vida.

Para esta última entrega de mi columna del año 2021 en El Nacional, que publico los últimos días viernes de cada mes y que coincide con el último día del año, tenía en mente algunos temas que deseaba compartir pero prefiero exponer 10 reflexiones y aprendizajes personales de algunos que tendré en mente para hacerle frente a este nuevo año de oportunidades como lo es el 2022, ello con la comprensión de que siendo completamente personales no tienen en modo alguno que ser tomados como válidos por los lectores, veamos:

1. «Carpe diem«. La vida es frágil, por ello ha de procurarse exprimir de ella todas la experiencias que sea posible convirtiéndonos en activo prófugo de situaciones que mermen la vitalidad, gozo y enriquecimiento personal.

2. «Primum non nocere«. Situaciones globales como las de la pandemia o más particulares de cada sociedad como estar bajo despotismos y regímenes totalitarios que se sustentan en la abyección y el terror, sin duda sacan lo mejor y lo peor de sus miembros, ante lo cual, más allá de lo que pretenda imponerse por la idea de derecho y de moral, fácilmente secuestrables por los déspotas, debe tenerse como norte, como principio el de no causar daño.

3. “Gratias agere”. Ser agradecido. Dificultades y duras pruebas tuvimos que superar este año que termina y del 2020, las más fuertes, entre ellas la partida de seres queridos, familiares y amistades de largos años muy allegadas, las mermas patrimoniales y cuantiosas pérdidas económicas, no obstante ello, debemos ser agradecidos con la vida, con la providencia, con Dios, con la naturaleza, por haber tenido la fortuna de coincidir en este maravilloso pero corto viaje que es la vida con tan buena compañía.

Agradecer que siempre se abren nuevas oportunidades para reinventarnos y levantarnos con más fortaleza y con los aprendizajes obtenidos y vivir honrando a todos quienes nos acompañaron y no brindaron sus enseñanzas.

4. «Plus Ultra«. Expansión. Otra realidad cuya evidencia resultó develada es la pequeñez del mundo cuya extensión que ya no puede solo ser considerada en términos geográficos. Pensar, actuar, planificar pensando solo en la realidad de nuestra ciudad, nuestro país, nuestra cultura en estos tiempos, para este 2022 sería completamente obtuso y retrógrado.

El 2022 es una grandiosa oportunidad para pensar en extender nuestros planes y experiencias más allá de los campos y territorios en los que generalmente nos movemos, no solo en términos geográficos, a pesar de las limitaciones de movilidad que se impongan, sino más aún en términos de conocimientos y actitud mental, dominando nuevos idiomas y nuevas áreas del saber humano.

5. Sin hacer planes pequeños. Una vez durante una deambulación nocturna por la ciudad de Washington su planificador, Daniel Burnham, me golpeó con una frase inscrita en uno de sus edificios y desde ese momento no ha dejado de estar en mi mente, especialmente este complejo año 2021 y que seguramente seguirá presente en el 2022.

Make no little plans; they have no magic to stir men’s blood

Si se hacen, tienen y proyectan tareas y planes pequeños, al cumplirse, al ejecutarse, eso es lo que obtendremos, planes pequeños. Debemos apuntar, soñar, pensar, proyectar grandes planes, globales, universales, de aquellos que como el autor nos afirmara, sean capaces de estremecernos y sacudir nuestra sangre.

6. “Libertas”. La libertad sobre todas las cosas. Vivir en una sociedad oprimida y bajo constantes violaciones de las libertades fundamentales nos hace sin duda reflexionar sobre la noción de libertad que debemos manejar y como la misma es atacada.

La absoluta libertad conlleva la total responsabilidad  Hay que asumir la cultura de la libertad y la responsabilidad frente a imposturas que pretenden edulcorarse con discursos acomodaticios de igualdad que resultan en igualitaritaje.

7. “Sapere aude”. Pensamiento crítico, y en ocasiones hasta escéptico. En un mundo en el que los bulos y las mentiras profundas se encuentran literalmente en la punta de nuestros dedos 24 horas del día recreando ambientes y mundos falaces, la única solución, antídoto, remedio o simple diluyente del discurso falaz es el pensamiento lógico racional, lo que nos obliga antes de analizar cualquier información repasar los más elementales principios lógicos.

Hay que atreverse a ser crítico, a pensar a analizar, herramientas estas que son de gran ayuda en la procura de la libertad.

8. «Qui audet adipiscitur«. Las oportunidades no te van a buscar y perseguir, hay que salir a buscarlas y quien se atreve gana.

En la vida hay que atreverse.

9 «Festina lente«. Vísteme lento que tengo prisa, es una expresión que se le atribuye a Napoleón Bonaparte, pero más allá de su contexto de entonces, hoy en día ante lo vertiginoso de la vida actual debemos repensar la manera en que llevamos nuestro día a día en el que un estilo pausado podría considerarse como un desaprovechamiento de oportunidades que se nos presenten pero tampoco de manera tal que la prisa nos haga erráticos.

Aquí el aprendizaje y recomendación es la necesidad de optimizar nuestros esfuerzos y tiempo, ni adormecidos que la vida se nos pase ni tan azorados que no disfrutemos el paisaje.

«No se me adelante pero tampoco se atrase»

10. La creación y gestión de recursos. El significado y propósito de la vida. Hay preguntas existenciales que jamás tendrán respuestas aunque cuenten con total o siquiera general aceptación, entre ellas la de cuál es el propósito de la vida, a la que todos podemos tener nuestra particular respuesta que podrá o no ser compartida con otros congéneres, aquí la mía:

El propósito, sentido y significado de la vida es el de generar y gestionar recursos. Entendiendo recursos con relación al «conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o para llevar a cabo una empresa».

Así, pues, cuando menciono que deben generarse y gestionarse recursos, no solo se hace referencia a recursos materiales que mucha falta hacen para resolver necesidades como lo son los recursos dinerarios: pero además hace falta y nos referimos otra clase de recursos que pocas veces recordamos como los recursos vitales, representados en la salud y todo lo relacionado con ella, el ejercicio, buena alimentación, sueño reparador; los recursos cognitivos, conversaciones inteligentes, pensamiento racional, conocimientos y cultura general amplios que nos permitan ampliar nuestra visión y perspectiva del mundo y en los que pueden incluirse también los lingüísticos, literarios, académicos, los recursos espirituales y emocionales en los que se reflejen la empatía, solidaridad genuina y espontánea, resiliencia, sistemas de valores y creencias propias así como el respeto de las ajenas, el cariño y amor hacia nuestros padres, sea que contemos con la fortuna de tenerlos presentes o estén en otro plano existencial; a nuestros hijos, para quienes los tenemos, a quienes debemos inculcarles la cultura del respeto, la responsabilidad, la libertad y el amor; a las parejas y compañeros sentimentales, para quienes los tengan, a nuestros amigos y compañeros.

Termina un complejo año 2021 y comienza el 2022, tal vez no muy distintos en cuanto a las complejidades y retos, pero sin duda se nos presenta como una nueva oportunidad de replantearnos nuestra propia existencia, nuestros planes y propósitos de vida para los que pudieran ser útiles las cavilaciones y reflexiones que formulemos el día de hoy.

Feliz año 2022 para todos y que todos sus esfuerzos les traigan la bien merecida fortuna.


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