«Sal de toda esa tristeza. Olvídala» (JOHN CHEEVER)

Resulta difícil no darse cuenta de ciertas cosas salvo que alguien ajeno te ayude a verlas. Digo esto por una imagen compartida en la red social del pájaro azul. En ella, un profesor mantiene la misma pose, el mismo chaleco marrón, una camisa de color indefinido a rayas, gafas de pasta y bigote sin cambios en la fotografía de perfil que aparece en el tablón de su centro escolar. Lo extraño de la imagen es que apenas cambia a lo largo de cuarenta años de docencia. Cuarenta años. El profesor no envejece mal. No se observan cambios radicales en la expresión del rostro, no existe una variación en la forma del bigote. Tampoco hace falta ser experto en fisonomía para detectar dos renovaciones en las gafas. Después de unos años, decide comprarse un par de gafas con los cristales más grandes. A partir de las fotos más recientes, los últimos años de su trabajo, el pelo adquiere una tonalidad gris, sin llegar a ser cano del todo.

En la serie fotográfica el profesor -llamémosle Mr. Brown- mira hacia su derecha y alterna esa mirada unas 9 veces con el resto que mira al frente para fijar después su mirada a la izquierda más de 25 veces. No me equivoco al concluir que el profesor Brown dejó la misma fotografía de un año para otro, dado que a este hombre no le gusta posar para la cámara. Este aspecto de su vida profesional lo ha despachado de igual modo que los alumnos los alumnos de los colegios privados. El profesor elige vestir uniforme para quitarse una preocupación de la cabeza y simplificarse la vida.

La apariencia importa. No vaya a pensar, querido lector, que no es importante. La imagen que proyectamos de nosotros ayuda a que la gente nos conozca. Así, a bote pronto, me atrevo a creer que este señor imparte la asignatura de Latín. A mí me da la impresión de estar frente a un profesional con su vida bajo control. Para ser docente de esta lengua clásica, uno ha de enseñar a los alumnos nociones de gramática, sintaxis y proporcionarles una base de vocabulario cuanto más grande mejor. El alumno de esta materia trabaja constantemente la memoria. Por esta razón y otras más, las clases de Latín podrían resultar aburridas o monótonas. El estudiante de esta asignatura se ve obligado a copiar una y otra vez tablas de conjugaciones verbales, glosarios de palabras y declinaciones. Los sustantivos (los adjetivos, los pronombres) se declinan en número -singular y plural-, además de seguir los casos referentes a la función que desempeña cada uno de ellos en una oración. Los casos son seis, a saber: nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo, ablativo. Por ejemplo, el caso nominativo desempeña la función sintáctica de sujeto o atributo, el vocativo desempeña la función apelativa o de llamada. Quien quiera aprender esta asignatura debe asumir que va a tener que escribir muchas declinaciones muchas veces. Y cada una de las veces tendrá que anotar el número y caso del sustantivo, si se tratase de declinar un sustantivo, por supuesto. Para simplificar el trabajo existen las abreviaturas de los casos. Imagínese la expresión de incredulidad en la cara de Mr. Brown cuando se tropieza con un cuaderno a punto de corregir un tipo de abreviatura sui generis: Nomi. Voca.Acu.

Un profesor como este recordaría a sus alumnos que eso no está bien. Un profesor diría a sus alumnos que esa clase de abreviaturas no es correcto. Lo que no se imagina un docente es que el alumno se atreva a ponerse en contra de la corrección, la discuta y empiece una sublevación.

Pues, señoras y señores, esto pasa en las escuelas de todo el mundo. Los niños y los adolescentes están creciendo en una sociedad que les hace creer que son espectacularmente inteligentes, que todos somos iguales y que no hay verdades absolutas. Y esto no es verdad. Hay que educar a los chavales desde la familia en el respeto y en la templanza.

En fin, el profesor Brown da un paso atrás para explicar que todo tiene una razón de ser. Si cada uno escribe lo que quiere como quiere, nadie va a entenderse. El profesor explica que es importante escribir Nom. Voc. Ac en lugar de otras abreviaturas porque no sería correcto anotar etecé en lugar de etc. para significar etcétera (et cetera, en latín) que, por cierto, quiere decir «y las demás cosas».

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!