Ayer (15 de septiembre) se conmemoró el 80 aniversario del día de la Batalla de Inglaterra. En el Reino Unido se izaron las banderas y se dieron varios eventos y homenajes para recordar y agradecer a todos los que lucharon por la libertad de su nación, pero también de la civilización occidental. Lamentablemente, debido a la cuarentena por la pandemia del COVID-19, no se pudieron (ni se podrán porque hay otros programados en los siguientes días) realizar actos masivos. Hoy en nuestra serie sobre esta campaña y toda la Segunda Guerra Mundial hablaremos sobre la fecha y otros hechos relacionados.

¿Por qué se celebra este día? Porque fue el momento de mayor intensidad de los ataques de la Luftwaffe en su nueva táctica (prioridad en los bombardeos de la ciudad de Londres sin abandonar la “destrucción” de las zonas de desembarco) por medio de varias oleadas diurnas y nocturnas usando más de 1.000 aviones. Los informes que recibía su máximo comandante, Hermann Goering, señalaban que el mando de caza de la Royal Air Force ya no podía defenderse. No le quedaban casi Hurricanes (su caza más numeroso y al cual se le debe el derribo de la mayor parte de los bombarderos enemigos) y sus pilotos fallecidos no habían podido ser reemplazados, por no hablar del hecho que la producción industrial militar había caído. En estas condiciones ideales la supremacía aérea era cuestión de días y cuando mejorara el clima, entre el 17 y el 21, se podría dar la invasión. Era el golpe de gracia, pensaba el mariscal del aire.

El 15 de septiembre fueron atacados Londres, Portland y Southampton. La Royal Air Force los esperaba gracias a su excelente sistema de defensa (con el radar, observadores y centro de mando) que coordinaba racionalmente los escuadrones señalando la cantidad de bombarderos y cazas agresores. El resultado fue que los alemanes perdieron más de 50 aviones y los británicos menos de 30. ¿Cómo fue posible? Goering no podía entender la contradicción entre sus informes de inteligencia y los resultados en el aire. El hecho era evidente: le mintieron, porque los Hurricane seguían volando junto a los Spitfire, los aeródromos se habían recuperado, la producción de cazas no paraba de crecer y la supremacía aérea de la Luftwaffe era una fantasía. Sin una clara victoria en los cielos la invasión sería una masacre para la Wermacht. De modo que el Alto Mando tuvo que aceptar que la Operación León Marino debía ser pospuesta para la primavera de 1941, porque desde octubre hasta el fin del invierno las aguas del Canal de la Mancha se hacen intransitables. El 17 de septiembre Adolf Hitler la suspendía de manera indefinida.

Esta decisión no fue conocida hasta después de la guerra, pero fue evidente para la RAF y las autoridades en las semanas siguientes. La reducción gradual de los ataques y la dispersión de las barcazas de desembarco en los puertos franceses del Canal fue la principal prueba. Hay que señalar que dicha flota de la Kriegsmarine (Marina del Tercer Reich) fue bombardeada por la RAF en varias ocasiones. El fracaso ahora lo pagarían los londinenses (y otras ciudades como Coventry) con bombardeos nocturnos (el llamado “Blitz”) todos los días hasta el 31 de octubre. Fecha que establece la historiografía británica como el fin de la Batalla de Inglaterra, aunque los historiadores alemanes entre otros la extienden hasta el 11 de mayo de 1941. Lo cierto es que desde noviembre los bombardeos fueron bajando en frecuencia. Muestra evidente del fracaso en su estrategia.

La Alemania de Hitler, tal como señalamos en anteriores entregas, tenía en el Frente Mediterráneo (atendido hasta ahora solo por su aliado italiano en combates marítimos y aéreos) otro escenario donde poder doblegar la voluntad británica para que negociara la paz (dicho Frente lo explicaremos en otra serie de artículos entre octubre y diciembre). Algunos generales intentaron que el Führer lo viera como una opción, pero él solo pensaba en la Unión Soviética. Hace 80 años cuatro hechos le hicieron atender el sur de su “imperio en formación”: la derrota en Gran Bretaña ya explicada, el avance italiano desde el 13 de septiembre en el Egipto colonial inglés y el golpe de Estado del general Ion Antonescu en Rumanía entre el 6 y el 14. Otro problema en los Balcanes estaba relacionado con la amenaza de la ocupación (con permiso) de Grecia por el Reino Unido, en caso de que Benito Mussolini cumpliera con sus pretensiones de invadirla.

En el desierto se avanzó –sin ayuda alemana todavía– desde Libia, en territorio de Egipto por cien kilómetros hasta Sidi Barrani, lo cual emocionó al Duce, pero otra cosa sería llegar hasta el Canal de Suez. Por otro lado, Rumania era vital para Alemania porque era su principal abastecedor de petróleo, pero al mismo tiempo había permitido que esta cediera a la Unión Soviética su frontera oriental (Besarabia). Este hecho, más las pretensiones del resto de sus vecinos (Hungría y Bulgaria) de arrebatarle territorio fue el pretexto para pedir ayuda al Tercer Reich. Al final, la crisis interna llevó a la abdicación y exilio del rey Carol II y el establecimiento de una dictadura fascista aliada plenamente con Hitler a finales de 1940.

En conclusión, retomando la conmemoración del día de la Batalla de Inglaterra, esta es una tradición que se inició desde muy temprano (año 1943). No se eligió el 15 desde el principio, pero sí algún domingo de septiembre tal como es en Canadá (no olvidar que junto con el Reino Unido y Francia fue de los primeros países que declararon la guerra a Alemania cuando invadió Polonia en 1939). Al examinar los textos informativos de las páginas de los museos (especializados en historia militar o con áreas dedicadas a ello) y la prensa del Reino Unido sobre la Batalla de Inglaterra, nos ha emocionado el hecho que su interpretación asume parte del debate historiográfico actual. El mejor ejemplo es cómo se puede leer la tesis de Winston Churchill (el protagonismo del mando de caza de la RAF: “The Few”, en la victoria) pero mezclada con la reinterpretación actual (James Holland entre otros): “El trabajo duro y la determinación de ‘los muchos’ junto al sacrificio de ‘los pocos’” (Joseph Gamp, “Flying Heroes. Battle of Britain 80th Anniversary: 2020 schedule and is there a flyover today?”, The Sun, 15 sep. 2020) permitieron el éxito en la defensa.


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