Abundan los densos análisis académicos sobre esta fecha de 1958, aquel jueves de  jubilosa madrugada cuando estalló y triunfó la insurgencia constitucional que –militares decentes, subordinados con civiles clandestinos y exiliados en perfecta organización y algunos sobresaltos de última hora– derrocó a la dictadura pérezjimenista. Vale recordar al menos algunas obras testimoniales.

La película Amaneció  de golpe que cuarenta años después presentó su reverso, el acto terrorista fallido de 1992 cuando los subversivos cubazolanos -hoy en Fuerte Tiuna y Miraflores- intentaron asumir el poder asesinando al presidente democrático en ejercicio Carlos Andres Pérez, cinta de alta calidad conceptual escrita por José Ignacio Cabrujas, dirigida por Carlos Azpúrua.

La  telenovela Por estas calles (1992-94) de atrevidos, polémicos guiones sucesivos encabezados por Ibsen Martínez, emitida por Radio Caracas Televisión, canal libre  durante 54 años, clausurado por unipersonal decreto de Hugo Chávez Frías, acción que en 2007 marcó el drástico cierre y control de la  libre expresión política y cultural hasta hoy.

La rebelión de los náufragos (2016), narración periodística  de Mirtha Rivero, fusiona detallada historia noticiosa con valiente reflexión analógica de las intrigas que acabaron con la segunda  presidencia de Carlos Andrés Pérez. Ilumina un modo de ser, hacer y deshacer raices, tradiciones y manías con sus efectos continuos en políticas y politiquerías de la nación.

Desde Cuadernos del destierro (1960) hasta el reciente Florecemos en el abismo (2023) cada línea del poeta Rafael Cadenas es una invocación esencial a la digna existencia desatada de ominosas cadenas.

Obras de distintos enfoques, géneros y estilos que compaginadas ofrecen el desolado y contrastante panorama de un territorio privilegiado en su posición geográfica, clima, riquezas naturales, honradas por una población originaria muy cálida y generosa desde  las hazañas independentistas pro y contrabolivarianas, pero salvo sus difíciles productivos   cuarenta años de aprovechada renta petrolera, democráticos imperfectos y perfectibles, no ha sabido gestar la solidez institucional suficiente capaz de horadar su vocación militarista original, lacra que impera y quizá culmina en la narcotiranía castrochavista.

Será por eso mismo que el oscuro Barbados ya se afeitó, desnudó y mostró sin vergüenza, revelando la terrible verdad del incrustado militarismo uniformado de un generalato delincuencial que solo -al igual que el Enero 23 de hace 66 años- pudiera revertir si sectores todavía incontaminados estallan de nuevo con el pacto cívico-militar sin medallas ni populismo para recobrar la colectiva libertad constitucional.

De algunos “wishfull thinkings” se ha forjado la historia liberal.

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