El pasado sábado, 16 de noviembre, Juan Guaidó convocó a sus seguidores a protestar contra el régimen de Nicolás Maduro en todo el país, mientras que Diosdado Cabello llamó a una gran concentración chavista en Caracas.

La intención de Guaidó fue confirmar su liderazgo político, presionando en las calles contra Maduro. Su popularidad, después de 10 meses, ha caído en 20 puntos. Pasó de 63% en enero, cuando asumió la presidencia interina de Venezuela, a 40% en octubre, según la firma Datanálisis. Durante este tiempo, 8 de cada 10 venezolanos quieren un cambio político de manera inmediata. Por lo tanto, la permanencia de Nicolás Maduro en la Presidencia de la República ha causado cierta frustración en una parte de la población (20%) que lo apoya.

Entretanto, la intención de Cabello fue demostrar que la revolución tiene pueblo en la calle, para lo que movió gente de todos los estados del país hacia Caracas.

El ingeniero y editor de La Patilla, David Morán, hizo un recorrido por el centro y el oeste de Caracas entre las 11:00 am y 12:30 pm para evaluar la concentración convocada por Cabello-Maduro. Señaló que “Cabello fue el orador en Catia” -un sector popular del oeste de Caracas-. Y estimó que llegaron a reunir cerca de «2.000 personas, entre milicianos, misioneros y otros empleados públicos”. Además, observó que gran parte de la movilización fue hecha en autobuses, camionetas y jeeps, que fueron escondidos en el Poliedro.

Por otro lado, Morán estuvo en la concentración frente a la torre Zúrich, en la avenida Francisco de Miranda, en la que Guaidó fue el orador. Estimó que había alrededor de 6.000 personas entre la tarima y el semáforo del hotel Embassy. Destacó que “la mayoría llegó por su cuenta”.

Un hecho que le llamó la atención en las dos concentraciones fue que no vio una fuerte presencia de jóvenes. Mucho menos en la de Cabello. En ambas predominaban los adultos y adultos mayores.

Si se toma la observación de Morán como una muestra estadística, se podría deducir de manera empírica que la participación total en Caracas fue de 8.000 personas: 25% asistió a la de Cabello-Maduro y 75% a la de Guaidó. Otra inferencia sería que el presidente interino convocó 3 veces más gente que el chavismo.

Todas estas consideraciones no toman en cuenta la resistencia que tuvieron que vencer los seguidores de Guaidó, tanto por parte del régimen de Maduro -ese día: cierre de las estaciones del Metro y bloqueo de medios informativos- como de los que se sienten frustrados con su liderazgo y lo han manifestado a través de sus redes sociales.

Por otro lado, la última encuesta de Datanálisis confirma que Guaidó triplica el apoyo con el que cuenta Maduro (15%). “No está destruido [Guaidó], es el líder más importante del país”, declaró Luis Vicente León en el programa radial de Shirley Varnagy este lunes.

Un hecho resaltante ese día fue la baja participación del “pueblo en la calle” que llevó a Maduro a no hacer acto de presencia. Les habló por teléfono. La contramarcha de Cabello no alcanzó la métrica necesaria para que Maduro se dirigiera al pueblo en persona. Por lo que, a pesar de no haber alcanzado aún la meta del “cese de la usurpación”, Guaidó logró salir airoso de esta contienda.

Por ello, al día siguiente, en el programa que regresa José Vicente Rangel a la televisión, Maduro declaró: El diálogo en Noruega “está vivo”. La mesa de negociaciones de Oslo podría ser relanzada porque “los enlaces” entre el régimen madurista y la oposición “se mantienen vivos”.

Tanto Cabello como Maduro saben que es cuesta arriba evitar que un Guaidó con niveles de aprobación de 40% sea reelecto como presidente de la Asamblea Nacional el 5 de enero 2020, pese al intento que vienen haciendo de “comprar la conciencia” de los diputados del bloque democrático. Por lo tanto, Cabello-Maduro recurren a la narrativa de que Guaidó está negociando con su régimen a espaldas del pueblo venezolano.

Además, Cabello a cada movilización que apoye o proponga Guaidó convocará una contramarcha. Lo hizo el 16 de noviembre. Y para el 21 de noviembre lo vuelve hacer. Convoca a una marcha estudiantil “cívico-militar” con alumnos de las academias militares y de las universidades. Porque Guaidó reiteró el llamado del movimiento estudiantil de salir todos este jueves 21 de noviembre (Día del Estudiante Universitario) para exigir democracia y libertad en Venezuela, y la salida de Maduro.

Cabello vuelve a medir fuerzas con Guaidó. En esta ocasión es con lo jóvenes que no asistieron de manera determinante a la convocatoria del pasado sábado.

Otra vez, el capital político de Guaidó estará en juego. Por ahora, lo ratificó en la contienda del 16N. Y no solo en Caracas sino a nivel nacional.


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