La falsa oposición (MUD, Interinato) siguen obsesionados con la fórmula electoral como vía para salir del chavismo en Venezuela. No es que los operadores de la falsa oposición crean que es posible ganarle al chavismo en unas elecciones desde ya fraudulentas porque hasta abandonaron la banderita de las condiciones electorales mínimas en las negociaciones de México. Lo que hay tras las negociaciones con el chavismo y la vía electoral es la urgencia que tiene la falsa oposición de entenderse con el régimen chavista y entrar cuanto antes en su esquema de nueva normalidad, una suerte de concubinato político formalizado que les permita a ambos seguir operando.

Cada vez que a los operadores de la falsa oposición se les cuestiona la irracionalidad política de la opción electoral asumen una postura defensiva alegando que no hay más nada que se pueda hacer porque hasta los intentos militares, que ellos mismos sabotearon, han fracasado. Con la falacia de un candidato unitario seleccionado en primarias que emocione a los electores y venza la abstención aseguran que si se le podría ganar electoralmente al chavismo. El argumento reduce toda la acción política a un esfuerzo de jingles y marketing para emocionar a los incautos sin considerar la ausencia de condiciones y garantías para una elección transparente.

Tampoco hablan del impacto electoral que tendrán los 7 millones de venezolanos que viven en el exilio que no podrán participar ni votar. Con un mero saludo a la bandera la falsa oposición ha pedido que a estos venezolanos se les permita votar. Desde ya se sabe que esto no ocurrirá porque el régimen chavista jamás lo permitiría, pero eso tampoco importa porque no será un punto de honor para que la falsa oposición participe en el fraude electoral de 2024.

Si fuesen consecuentes y honestos con su propio planteamiento electorero al menos condicionarían su participación a la garantía de que los venezolanos en el exterior puedan votar. Pero como ya lo hemos explicado, lo que le interesa a la falsa oposición no es ganarle unas elecciones imposibles al chavismo sino oficializar el vergonzoso barraganato político que ha operado informalmente en los últimos 20 años.

El entreguismo electorero de la falsa oposición ha debilitado todos los esfuerzos para derrocar al régimen chavista y al mismo tiempo explica la relativa fortaleza del chavismo para mantenerse en el poder a pesar del rechazo de más de 80% de la población venezolana. Por supuesto, además de no contar con una verdadera oposición el Estado chavista se beneficia del soporte estructural en sus fuerzas armadas y órganos paramilitares que usan la violencia con fines políticos en forma sistemática, selectiva y deliberada.

Desde el punto de vista político el régimen chavista se beneficia de las debilidades electoreras de la falsa oposición. Y es que la sumisión de la falsa oposición con el régimen ha llegado al extremo de renunciar a unas condiciones y garantías mínimas de transparencia para participar en esas elecciones. Se trata de un esfuerzo estéril e inútil para intentar sacar al chavismo del poder porque todo el tinglado está articulado para manufacturar otra victoria electoral del chavismo orquestada por su sofisticada maquinaria de fraude. Con el beneficio adicional para el chavismo de ganar reconocimiento y aceptación ante propios y extraños cada vez que la falsa oposición se presta para validar con su participación estos fraudes electorales.

Por eso siempre hemos postulado la tesis de la abstención militante como forma de enfrentar políticamente al Estado chavista para buscar su pleno desconocimiento. En el pasado por muy breves momentos la falsa oposición ha coqueteado con la idea de la abstención pero totalmente condicionada por falsas expectativas cortoplacistas para regresar a su postura electorera original. La abstención tiene su efectividad si es asumida como una estrategia sostenida en el mediano y largo plazo para debilitar y quebrar al régimen. Lo que hizo la falsa oposición en el pasado no es más que bufonería y circo al llamar a no votar para luego regresar arrepentidos a pedirle perdón al régimen chavista por el error que habían cometido

Además de socavar la legitimidad del régimen por la vía de la abstención hay otros ejes de lucha que una vanguardia política organizada podría asumir.  En este momento de relativa fortaleza para el régimen chavista la correlación de fuerzas presenta como suicida tratar de buscar una confrontación militar y política con el régimen. Mientras el Estado chavista resuelve sus contradicciones internas y el país se cae a pedazos como consecuencia de sus políticas, se abren inmensas posibilidades de lucha social con consignas de carácter reivindicativo que sintetizan el deterioro de las condiciones materiales socioeconómicas de vida para millones de venezolanos.

Mientras la falsa oposición sigue enredada en su juego electoral en Venezuela se producen cientos de protestas y movilizaciones al día. Las motivaciones de estas protestas no son tan ambiciosas para buscar un cambio de régimen político, sino más bien atender a problemas más locales y específicos que tienen que ver con la supervivencia diaria de los venezolanos. El desmantelamiento de la economía ha puesto como puntos de primer orden la lucha por mejores salarios para trabajadores y jubilados. Pero también están los temas de servicios precarios públicos, deficientes servicios médicos y hospitalarios, etc.

La reciente movilización nacional por la defensa del bono vacacional fue tan espontánea y sorpresiva como la abstención consciente y militante abrazada por millones de venezolanos como forma de lucha contra el chavismo. En el caso del bono vacacional se dio la inesperada combinación de venezolanos chavistas y no chavistas afectados todos por el mismo problema, lo cual le permitió a la protesta ganar masa crítica al punto de obligar al régimen a dar marcha atrás en su intención de escamotear el bono a los trabajadores.

Una modesta pero efectiva victoria que mostró caras nuevas en los anquilosados gremios y sindicatos y que igualmente podría inspirar otras jornadas similares que permitan acumular fuerzas sociales para enfrentar al Estado chavista desde los ejes sociales y económicos mientras se logra masa crítica para la confrontación militar y política o se produce una fractura interna que precipite su caída.

No es cierto, como dice la falsa oposición, que la única vía para enfrentar al chavismo es la electoral. Hay otros caminos que lucen más efectivos y prometedores como la abstención electoral y las protestas de carácter gremial y reivindicativo, si lo que se quiere es sacar al chavismo del poder y no convivir con él.

@humbertotweets


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