Sociedad Anticancerosa del estado Trujillo

La empatía con la población es como la carta de presentación de la Sociedad Anticancerosa del estado Trujillo -Sadet-, que acaba de cumplir 40 años de fundada.

Y esa capacidad de identificarse con la gente y compartir sus sentimientos fue la guía para que la semana conmemorativa de cuatro décadas de servicios comenzara el sábado 26 de noviembre precisamente con una jornada médica gratuita en todas las especialidades de la Sadet. La iniciativa se basó en censos sectoriales en las comunidades más vulnerables de Valera para beneficiar a un promedio de 400 personas.

La Sociedad Anticancerosa del estado Trujillo fue fundada el 30 de noviembre de 1982 bajo la dirección del eminente ginecoobstetra Rafael Isidro Briceño. “Su espíritu, su abnegación, su disciplina, su enseñanza con ejemplos, flotan en esa clínica en todos los ambientes armoniosamente ensamblados”, escribió el doctor Raúl Díaz Castañeda acerca del pionero.

La Sadet comenzó sus actividades el 12 de julio de 1984 en una casa alquilada en la calle 9 de Valera, donde el doctor Briceño -con escasos recursos- prosiguió su lucha infatigable contra el cáncer de cuello uterino, que en Venezuela tiene una incidencia de 25,54%.

El 24 de septiembre de 1993, la institución de asistencia social -una ONG sin fines de lucro- abrió su propia sede en la avenida 13 de Valera, donde cuenta con 23 especialidades y 60 médicos. Allí atienden diariamente a 200 pacientes procedentes de los 20 municipios de Trujillo y de los estados vecinos Lara, Zulia y Mérida, que reciben servicios de salud de calidad a precios asequibles.

Institución de carácter comunitario, la Sadet recibe todos los días un promedio de 15 casos particulares o de convenios sobre los que gestiona desde 10% de descuento hasta 100% de exoneración.

La sede de la Sociedad Anticancerosa de Trujillo -cuidada y bien mantenida- posee una zona rental donde hay dos auditorios cuyo alquiler, como las campañas anuales, proveen fondos que contribuyen a la adquisición de equipos para la lucha contra el cáncer y otras enfermedades.

Escenarios de sanas y libres expresiones de la sociedad civil, esos auditorios han cumplido una función de amplitud del conocimiento para la colectividad trujillana, sin que la Sadet intervenga ni se haga solidaria con los conceptos emitidos allí. Eso sí, tiene muy claro como obligación contractual no solo la preservación de sus instalaciones sino también la dignidad e integridad física de las personas. Y para ello, no hay duda, cuenta con el respaldo de las organizaciones democráticas de todo el país.

La Sociedad Anticancerosa del estado Trujillo merece ese apoyo. Es ejemplo de eficiencia, calidad de servicio y -como dice César Ponce, su presidente desde 2013- portadora siempre de un mensaje de amabilidad, humanidad y esperanza.


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