«I’m sorry, I always thinking I’m dying» (The Whale)

¿Quién dijo “gordo”? ¿Es a mí? ¿Me has llamado gordo? ¿De verdad no se te ocurre otra manera de tratar a la gente? ¿A gente de la que no sabes nada? ¿Qué te pasa? ¿Vas por ahí metiéndote con todo el mundo? Eres simple. Para que lo entiendas, eres superficial. Quiero decir, que yo también puedo hablar y decirte cosas. Así, sin que tú me las pidas. El caso es que no me interesa dar una opinión que no me piden, no quiero molestar a nadie. Prefiero pensar en mí que tengo una vida. Esta escena inventada es, por desgracia, creíble y corriente en el día a día de algunas personas. La insensible maldad, la crueldad del insulto parece ser la marca de fábrica del común de los hombres -y aclaro aquí expresamente- y las mujeres. El pasado 10 de noviembre recibía en mi correo electrónico un boletín (newsletter para los modernos) de la revista Yorokobu. Ahí dentro había un enlace a un pequeño video sobre la fobia hacia la gente gorda, vamos, lo que ahora llamamos gordofobia* (Más reflejos donde encontrarnos. ODA, 2022).

Una nota incluida en el boletín de la revista decía que según el informe del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales en España (ODA) durante referente a la proyección de la imagen de personajes relevantes, protagonistas o secundarios de aspecto rechoncho u otro tipo de ‘corporalidad no normativa’ [sic] en cines y pantallas de difusión a lo largo del año 2022 no llegó a alcanzar el 6% ¿Qué quiere decir esto? Bueno, esto significa que la gran mayoría de la gente está de acuerdo en un prototipo de belleza. El sobrepeso, la obesidad y la gordura no gustan. Sin embargo, la delgadez y la finura venden en todas partes. Un cuerpo fino y bien proporcionado resulta estéticamente agradable. Un cuerpo grueso no parece bonito.

Pensé en El diario de Bridget Jones (Bridget Jones´s Diary de Helen Fielding). Hace un tiempo leí las anotaciones de Bridget en su diario. Me hizo reír el tono de la mujer. El libro cuenta la vida de una mujer que se pone a dieta y lucha contra sí misma para no rendirse a la tentación de comer más de lo que debe para mantener una apariencia delgada. La versión para la pantalla grande resulta muy divertida al contar con Renée Zellweger en el papel de la protagonista Bridget Jones. La película con el mismo título que la obra – El diario de Bridget Jones– se estrenó en 2001 y fue dirigida por Sharon Maguire. Claro que Colin Firth y Hugh Grant ayudan a amenizar la historia romántica al interpretar ellos a los dos pretendientes de la señorita Jones.

El video Más reflejos donde encontrarnos alude a otra película en la que Brendan Fraser es el padre abandonado y supergordo como una ballena en un apartamento mínimo desde el que imparte clases de literatura en línea -online- a unos estudiantes que no pueden verle. Come. Come. Lee. Come. Come. Lee. Solo levanta su cuerpo con ayuda de unas muletas para ir al baño, al frigorífico o al dormitorio. Me refiero a The Whale (La ballena, 2022. Dir. Darren Aronofski). Además en Precious, El sentido de la vida, «Matilda» y otras tantas películas el gordo encarna la torpeza y la fealdad. Ahora mismo me viene a la cabeza el ogro bueno Shrek.

Recuerdo también a Samantha -Bridget Everett- la mujer obesa de cuarenta y tantos que vive su anodina rutina en Manhattan, un pueblecito perdido en el estado de Kansas tratando de sobrellevar su amargo concepto de sí misma hasta que conoce a un marica encantador que le cambia la vida (Somebody Somewhere, 2022)

Volviendo al informe del año pasado de ODA referente a la percepción de visibilidad de la gente gruesa conviene señalar que obviamente algunas de las obras citadas no se refieren al 2022 y tampoco a la proyección de esas series o películas en España. Reconozcamos, eso sí, que los patrones de belleza en las pasarelas y en las redes sociales -Instagram, Tumblr, Pinterest- encajan en los propietarios de figuras finas y gráciles. A veces la medida de delgadez roza la obsesión y se convierte en esquelética, enfermiza.

Aunque suene estúpido decirlo así, un cuerpo grande no tiene cabida en un asiento estándar del autobús, por ejemplo. Tampoco hay espacio para una persona corpulenta en la silla de una terraza, en las tallas de ropa tradicionalmente normales. Se dice que “sobre gustos no hay nada escrito”. Hombre, yo creo que sí se ha escrito mucho sobre gustos. De lo que no se ha escrito ni leído mucho es sobre la conciencia. Hay que concienciar a la gente cruel del daño ocasionado por un comentario inadecuado, por hacer una observación sobre el físico que no ha sido solicitada y menos aún si es para hacer que alguien se sienta mal.

Por otro lado, está surgiendo una corriente de moda favorable a siluetas curvilíneas y hermosas

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*ODA, 2022 (@YouTube, 3 mins.)

youtube.com/ODA/Más reflejos donde encontrarnos/


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