Foto AFP

El candidato presidencial de las mayorías, Edmundo González Urrutia, es un hombre hecho para el momento histórico. Su impecable hoja de aportes significativos en el devenir de la República lo catapulta como un capitán acostumbrado a enfrentar el fuerte oleaje con la precisión de quien sabe que para desafiar los escollos debe hacerse con la serenidad que amerita el momento. Su lenguaje caballeroso es un potente desactivador del ríspido lenguaje revolucionario que nos envuelve en el cardumen predilecto de la fetidez embriagadora.

Los venezolanos han comprobado que desde la decencia y los rectos procederes se puede producir una oportunidad de transformar la gravísima realidad nacional con la llegada de una administración democrática y biológicamente honesta que vele con celo por el destino auspicioso de las mayorías. Una forma auspiciosa de salir del abismo al que nos condujo la irracionalidad que ha izado la bandera intimidatoria y perseguidora durante veinticinco años de una práctica catastrófica en Venezuela.

Edmundo González Urrutia tiene en María Corina Machado una sobresaliente figura que es la líder más importante de la nación. Sus recorridos son ríos humanos, de pueblos que se desbordan para escuchar a la valiente mujer que lleva en su corazón el alma venezolana. En cada encuentro se proyecta su liderazgo sobre la base de los principios y los valores que deben ser los soportes del nuevo gobierno. Sería mezquino dejar de mencionar al gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, como un eje fundamental para construir la victoria. Dirige a la entidad más importante del país. Este proceso debe ser el encuentro de todos, dejando atrás las diatribas estériles que solo fortalecen al verdadero adversario.

Necesitamos la serenidad de Edmundo González Urrutia para reconstruir al país averiado. Esa patria desperdigada por el mundo que está esperando buen aliento para regresar al hogar. Una nación de oportunidades en donde no se persiga a quien piensa distinto. En donde cada uno construya su futuro bajo el amparo de una administración que promueva la libertad y el crecimiento económico, con la seguridad jurídica para poder emprender en grande. Que todo lo que buscamos afuera lo podamos conseguir y construir en nuestra propia tierra. Para ello es necesario tener en la presidencia a un verdadero estadista. Un hombre con la visión puesta en el futuro lleno de probabilidades. Un mandatario con relaciones con el mundo que signifiquen desarrollo. Alguien que fortalezca la economía hasta lograr buenos salarios y menos inflación y desempleo. Que podamos producirla haciendo del campo el motor de nuestras vidas.

En líneas gruesas queremos regresar a la democracia y el progreso y eso solo es posible haciendo a Edmundo González Urrutia presidente. El poder de decidir está en tu voto.

@alecambero

 


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