“¡Atención, firmm! ¡Soldados de la patria! Nuestro máximo jefe y héroe de la batalla de la multiplicación de los peces y de los pe… ha dado una orden terminante y precisa, que debemos cumplir con la misma entrega y coraje de todos estos días en el transcurso de los cuales nos hemos ocupado de disciplinar a tantos jóvenes descarriados que, lamentablemente, actúan bajo la influencia de la derecha oligárquica (etcétera) y que por desgracia y mala suerte han recibido heridas, han sido intoxicados y lo que es peor, la muerte en combate desigual con nuestras bolivarianas, valientes y hermosas fuerzas revolucionarias que, por obligación y no por miedo, se visten como si fueran una nevera de cuatro puertas adquiridas en Fuerte Tiuna”. 

La verdad es que nuestra Guardia Nacional (gracias a Dios que no es internacional aunque a veces se meten al lado colombiano) se ha portado a la altura, son chiquiticos pero cumplidores, golpean, lanzan gases orgánicos e inorgánicos, y machacan con sus porras a quienes, ingenuamente, imaginan que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es la mejor carta magna del mundo.

La culpa no es de ellos, soldados reclutados según la técnica modernísima de Boves o años más tarde de Cipriano Castro, porque el comandante, hoy congelado sus labios en los cielos eternos, quería que el pueblo “mesmo”, es decir él y su familia hoy enriquecida gracias a unos pendejos que creyeron que  los militares eran capaces de la redención de un pueblo que ha sido miserablemente arruinado por los jefes militares, disfrutara de las bondades del poder. Venezuela no se hubiera convertido en este cadáver en descomposición si no hubiera sido gobernado por una serie de generales déspotas y corruptos.

Pero la historia siempre puede girar de manera imprevista y hacer conciencia en los jóvenes militares que sustenta la base de esta dictadura. Este país no puede ser gobernado por un grupito de bandidos vinculados a decenas de miles de negocios, al narcotráfico trasnacional, a los chanchullos de los viejos políticos que se unieron al bandido de Lula, que nos traicionó estableciendo una alianza con Guyana para penetrar hacia el Atlántico.

El deterioro moral de la Fuerza Armada se inició cuando el 4 de febrero tanto la Disip como la Guardia Nacional se batieron como héroes y le dieron una paliza (presenciada in situ por testigos cercanos) a los golpistas que, da lástima decirlo, se portaron como niños de primer grado.

No insistamos en este bochornoso hecho histórico del que hay testimonios, pero sí hay decir que así como los GN fueron soldados de valor y coraje defendiendo a la primera dama encerrada en La Casona, hoy les quitaron el orgullo enviándoles a pegarle a mujeres, a activistas que carecen de armas que no sean sus ideas democráticas y su coraje.

La agencia Efe trasmitió que “la fuerza pública impidió que miles de mujeres opositoras llegara a su destino, la sede del Ministerio de Interior y Justicia, en el centro de Caracas, donde pretendían pedir el cese de la represión a las protestas. Esta movilización, que había sido convocada por la opositora Mesa de la Unidad Democrática, fue atajada en un punto de la autopista Francisco Fajardo donde la Guardia Nacional Bolivariana levantó una muralla”.


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