Lo que está pasando en Ecuador tiene asombrado al mundo y divididas las opiniones en cuanto a si procedía o no la captura de un exvicepresidente condenado a 8 años de cárcel por hechos de corrupción.

Toda la izquierda latina se cuadró con la teoría más fácil: violación del derecho de asilo de un político sin tomar en cuenta otras características de este caso que demuestra que aún hay países y mandatarios que no entregan sus principios y valores por un fajo de billetes, billetes que muchas veces están manchados de algún delito.

Quien más ha sido herido por la actuación del presidente Daniel Noboa y su gobierno es el mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, de triste actuación y doblegamiento ante los carteles de la droga, al punto de que amenazó con el ejército a cualquier organismo que intentara entrar a la fuerza para ejecutar acciones contra los cárteles. Así serán sus niveles de compromiso o tan grande es el miedo que les tiene a los “empresarios de la droga” de su país.

Pero regresando al título de esta entrega, debemos decir que Ecuador, El Salvador y Argentina están demostrando que no todo está perdido y mucho menos la manera de hacer política. Están demostrando que sí existe quienes están dispuestos a combatir el crimen y priorizar los intereses nacionales y de los ciudadanos. Aún retumba en la mente de quienes escuchamos o leímos la frase del presidente de El Salvador, Nayib Bukele: “El dinero alcanza si no se lo roban”. Iguales esfuerzos está realizando el presidente de Argentina, Javier Milei, un conocedor profundo de los principios de economía.

Lo bueno de todo esto es que estos tres presidentes latinoamericanos están demostrándole al mundo que la credibilidad y la confianza son vitales para sacar del marasmo y del fétido mundo de la corrupción a la política y la gobernabilidad, están demostrando que sí es posible gobernar sin robar.

En el caso que nos ocupa, estamos asistiendo a una masiva inundación de los medios de comunicación en cuanto a que el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, habría violado el derecho al asilo y a los convenios de protección diplomática a que tienen derecho los funcionarios y los ciudadanos por causa de opinión política, diferencias raciales, de sexo o militancia religiosa. Aquí es donde está la clave y la respuesta a todo esto: el derecho de asilo es una institución creada para darle protección a las personas que se sienten amenazadas por la violencia de un Estado en sus derechos ya mencionados anteriormente.

El funcionario Jorge Glas, ex vicepresidente de la República del Ecuador, ha sido sentenciado a ocho años de prisión por un tribunal competente en 2017, por haber recibido dinero (millones de dólares) de la constructora brasileña Odebrecht y para escapar de la condena se refugió en la Embajada de México, así que no es un refugiado político sino el falso uso de un derecho que garantiza uno de los principios humanos para quienes son victimas de la violencia de un Estado.

Como abogados y como ciudadanos no tenemos duda que la razón y la lógica jurídica están de lado del gobierno de Daniel Noboa. Es un caso de corrupción, ya sentenciado y el exvicepresidente debe seguir procurando su libertad y demostrar que es inocente sin abusar de los privilegios que da una institución como el asilo y la protección diplomática, reservados a aquellos que buscan protección de la violencia de un Estado

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!