El papel de los medios de comunicación y de la libertad de información para el sostenimiento de la democracia es innegable. Es una condición que se defiende universalmente y por eso el periodismo es, entre muchas otras cosas, una necesidad social. Una profesión que demanda pasión y que no tiene descanso. En la era digital esto no es diferente: son muchas las personas detrás de la generación de contenido informativo de calidad y de un ecosistema cuyo mantenimiento requiere de una inversión importante.

En definitiva, los medios de comunicación hacen un gran esfuerzo desde el punto de vista humano y tecnológico para cumplir con la sagrada responsabilidad de mantener a los ciudadanos informados. El problema es que este esfuerzo se ve menoscabado porque las grandes plataformas digitales se sirven de las noticias sin retribuir el trabajo intelectual que hay detrás de ellas.

Recientemente la Sociedad Interamericana de Prensa y otras asociaciones regionales emitieron un comunicado para llamar la atención sobre este asunto. Tomaron como base acuerdos que se han firmado en Australia, en donde ya los medios negocian directamente con las plataformas digitales un acuerdo monetario justo por los contenidos. También se estudia una medida similar en Europa. América no se puede quedar atrás y por eso han querido poner el tema en el tapete.

Históricamente, la tarea de los medios de generar información de calidad ha estado directamente vinculada con el flujo de inversión publicitaria que los mantiene en pie y les garantiza independencia. Esta es una condición muy importante para el trabajo periodístico, pues permite ser imparcial a la hora de reportear, denunciar o anunciar. Sin embargo, este equilibrio en el ambiente digital se ha visto alterado y es lo que desde la SIP se han propuesto corregir: el contenido de los medios es propiedad intelectual y como tal debe ser retribuido.

La SIP reconoce que el flujo a través de las plataformas digitales pone en manos de los usuarios información de calidad, pero el sistema actual perjudica a los medios porque la mayor inversión publicitaria se queda a nivel de los grandes y merman sus ingresos. Si se siguen los ejemplos de Australia y Europa, pueden alcanzarse acuerdos que beneficien a ambas partes y al final a los lectores.

El objetivo de la SIP siempre será honrar el sagrado deber de poner a disposición de los usuarios la información que necesitan, pero para ello es imperativo procurar un ecosistema digital más justo, en el que se respete la propiedad intelectual y se reconozca el valor de los contenidos generados por periodistas altamente calificados.

El debate está abierto, el tema está sobre la mesa, procuremos avanzar para un mejor entendimiento.

 


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