La brecha en la población venezolana no es nada nueva. Es un problema que se puede remontar, para significar una fecha, al período 1960-1974; sin embargo, en la actualidad se ha acentuado logarítmicamente con una hiperinflación. No queda ninguna duda del impacto negativo que este aspecto económico ha tenido en la calidad de vida del ciudadano venezolano, particularmente en los sectores de menores recursos, en los que 90% de la población no alcanza a cubrir los requerimientos nutritivos mínimos afectando su salud mental. En el libro Por qué fracasan los países de Daron Acemoglu y James A. Robinson se recogen extractos relacionados con la calidad de vida en el Congo. “La moderna República Democrática del Congo continúa siendo pobre porque sus ciudadanos todavía carecen de las instituciones económicas que crean los incentivos básicos para que una sociedad sea próspera. No es la situación geográfica, ni la cultura ni la ignorancia de sus ciudadanos o de sus políticos lo que mantiene pobre al país, sino sus instituciones económicas extractivas”. Además de que sin confianza en el país y una seguridad jurídica eficiente sería imposible que un programa macroeconómico tenga éxito.

Abordando el caso venezolano, la idea relacionada con la calidad de vida ha sido expresada en todos los planes de la nación, incluido en los planes del socialismo del siglo XXI, como se recogen a continuación expresando que: “En el país que lograremos, el mejoramiento de la calidad de vida se irá expresando en un bienestar progresivamente mayor, niveles cada vez menores de pobreza, de desempleo abierto y de empleo precario; ingresos per cápita que se irán acercando a la satisfacción del consumo deseable, de acuerdo con estándares internacionales; el funcionamiento cabal de un eficaz sistema de seguridad social que incluya una diversidad de mecanismos para la protección del retiro de los trabajadores, así como la operación de servicios públicos de salud y educación que garanticen la cobertura de aquella población que no esté atendida mediante servicios privados. Esa mejor calidad de vida se sustentará además en un elevado coeficiente de gasto social como proporción del producto bruto de la economía; en una cobertura total de las necesidades de la población en agua potable, alcantarillado y saneamiento ambiental, en una alta disponibilidad de redes de transporte y en la existencia de comunicaciones de óptimo nivel accesibles para toda la gente”.

Así mismo, considera propuestas como estas: “El proyecto de solidaridad social tiene dos objetivos principales: el primero consiste en facilitar a toda la población el disfrute de los bienes y servicios materiales de la calidad de vida. El segundo, en promover una transformación cultural que sirva de soporte valorativo y ético al proyecto de país, a la vez que garantice el acceso de la población al consumo de los bienes no materiales. La estrategia dispensadora de estos objetivos contempla una alta integración social, un sensible mejoramiento de los servicios públicos y la asimilación de los altos componentes espirituales de la existencia”, todo lo expresado anteriormente como objetivos de los planes de la nación del socialismo del siglo XXI.

Tomando como referencia a lo antes expresado, Dror manifiesta acerca de las decisiones gubernamentales y el efecto que dejan en la sociedad: “La concentración gubernamental en la toma de decisiones a corto plazo, el abordaje convencional de los problemas cotidianos, el enfrentamiento de las dificultades políticas y los retos del inmediatismo, hacen que los gobiernos pierdan la visión de largo plazo, aunque continúan promoviendo transformaciones, con frecuencia, estas transformaciones agudizan las desigualdades y asimetrías nacionales y producen tensiones que ponen en entredicho los efectos que la decisión debió haber producido”.

Un país con calidad de vida debe garantizar derechos y sobre todo libertades a las personas, donde se provea desarrollo humano de muy alto nivel haciendo hincapié en la educación de cuarto y quinto nivel, los cuales permiten dar saltos cuánticos en la transformación de las sociedades, salud de primera, trabajo productivo en un cien por ciento, vivienda con todos sus servicios básicos, una ciudad con una economía sustentable con calidad del aire, con buen control de desechos sólidos, proveer seguridad personal con instituciones que den soluciones justas al ciudadano, con muchos sitios de recreación y esparcimiento, permitiendo la movilidad por ciclovias, aceras, transporte público de primera y confortable con aire acondicionado, que este dotada de vías de comunicación sin congestionamiento y una excelente iluminación donde lo primordial sea la convivencia y por último seguridad social universal. Así mismo, entrando en el tema político y ético “perseguir las cosas honestas, no hacer mal a nadie, no vender las magistraturas, ni dejarse corromper por los regalos, la mejor política es la honradez”. Norberto Bobbio (2003).

La corrupción es una práctica negativa para el desarrollo político, cultural, económico y social del país, altos índices de corrupción afectan el producto interno bruto, así como la ejecución de los planes de la nación, causando un alto impacto en la pobreza.

Por otra parte, Venezuela pudo haber estado en el primer lugar del mundo en materia de desarrollo humano como lo han logrado Noruega, Chile y Malasia. En el caso de Malasia utilizó como principal recurso de apoyo económico la madera, con ese recurso apalancaron su sistema macroeconómico y posteriormente su desarrollo humano; establecieron estrategias, objetivos y metas; incorporaron a la administración pública los mejores gerentes de la sociedad civil. Por su parte, Noruega también hizo lo propio, mediante una excelente disciplina administrativa, organización y cumplimientos de metas y objetivos según lo planeado; además, desde el punto de vista financiero formaron el fondo de reserva financiero más grande del mundo, poniendo su acento en la gente no como una acción de populismo sino mejorando sustancialmente su calidad de vida basado en la productividad y en la eficiencia administrativa.

Entre los países cercanos a Venezuela, merece especial atención Chile, este país durante los años sesenta tenía indicadores de analfabetismo más altos que Venezuela; sin embargo, superaron esa brecha y a través de planes de educación consistentes y coherentes acompañados de una gestión pública eficiente logran hoy día tener un desarrollo humano de muy alto nivel según indicadores del PNUD. No obstante, Venezuela con una tradición minera de hidrocarburos, hierro, oro amarillo y azul, acero, madera, bauxita, aluminio, entre otros, no ha logrado alcanzar los anhelados niveles de desarrollo humano; todo ello a pesar de que los planes de la nación contenían ideas de avanzada en lo humano, los planificadores venezolanos tenían una visión sobre el desarrollo humano compatible con la propuesta de Amartya Sen en la década de los ochenta.

Las ideas de Amartya Sen se materializaron a través del PNUD en la década de los noventa; sin embargo, Venezuela había visualizado algunas de estas propuestas en la década de los setenta, cuando hacen referencia en los planes de la nación al concepto de La ciudad humana”, inclusive en el primer plan de la nación consideraban al modelo económico imperante en ese momento como poco humanista, y en el V plan de la nación sugieren la propuesta de un modelo económico centrado en el hombre. Rómulo Gallegos resaltó en 1948 la importancia de la cultura como elemento fundamental en el desarrollo humano de un país, poniendo el acento de esta manera en lo humano.

A pesar de que los planes de la nación elaborados por los planificadores reflejan una visión orientados hacia muy altos niveles de desarrollo humano, la práctica de la gerencia pública en Venezuela se ha distanciado en el proceso de ejecución en este sentido; además, ha demostrado poca capacidad y creatividad para superar los obstáculos políticos, económicos, éticos y gerenciales. En Venezuela es fundamental elaborar políticas públicas que generen una revolución, pero que emulen a la revolución gloriosa de Inglaterra de 1688-1689, revolución que presentó progreso para ese país y para la humanidad. Así mismo, contextualizar los problemas actuales con una visión sistémica y fractal; creando instituciones económicas y políticas inclusivas con un modelo macroeconómico y microeconómico que tenga al hombre como centro del desarrollo humano y no como un agregado secundario, las élites siempre existirán, pero no podemos aceptar a un pueblo mendigo ni esclavo, se requieren instituciones no extractivas. Por tanto, el hombre debe presentarse como centro del proceso educativo y económico, no como derivación, hay que apartar posiciones ideológicas, la economía surge como una respuesta para cubrir necesidades del ser humano para traer bienestar y progreso a la sociedad, las ideologías están destruyendo a la humanidad, ejemplo de ello la guerra de Ucrania en la actualidad.

El liberalismo económico, la macroeconomía y la microeconomía se abocan a procesos globales, desarrollo económico, distribución de la renta, niveles de precio, así como establecer una relación entre bienes de consumo e inversión, el empleo, estas acciones hay que enfocarlas en el hombre por el hombre y no en ideologías que discriminan la esencia del humanismo. Esto se logra a través de la evolución progresiva de una economía hacia mejores niveles multidimensionales de vida, o el incremento del ingreso real per cápita de la población..

Adam Smith (1786) plantea en su libro La riqueza de las naciones una propuesta teórica innovadora del sistema económico mundial, promulgando la división del trabajo y la especialización como elemento principal para aumentar la producción. Las políticas económicas públicas clásicas ignoraron la importancia de la administración, la gerencia, la coordinación, la negociación, el altruismo y la ética en las tomas de decisiones. Estas visualizan a la organización como a una caja negra donde la mano invisible del mercado lo decide todo, la cual considera la utilidad y el individualismo fundamental en su proceso de desarrollo. Este es el primer libro moderno de economía el cual establece que el egoísmo es la base para poder tener desarrollo económico, porque es a través del intercambio económico que se le da valor a los productos y necesidades de las personas; en caso contrario, la benevolencia pura no produciría el efecto de crecimiento en el mercado. A través de esta propuesta teórica se explica por primera vez como progresan las naciones y como se constituye el desarrollo de los ciudadanos. Smith utiliza la metáfora de la mano invisible del mercado como forma de regulación de las actividades económicas y la valoración de las mismas. Con la revolución industrial aparece el concepto de crecimiento económico, Inglaterra en el siglo XIX aplica medidas económicas tomando como base la teoría de Adam Smith.

A partir de la década de los años cuarenta se adopta el concepto de desarrollo económico en base a la teoría económica de Keynes. La teoría de John Maynard Keynes dio impulso a lo que se conoce como la economía del desarrollo, en 1936 publica su libro sobre la Teoría General, en este conceptualiza la demanda global para combatir el desempleo y la inflación, en el caso de presentarse desempleo recomienda estimular la demanda global, y en eventos de inflación aconseja todo lo contrario; por tanto, debe buscarse un punto de equilibrio entre ambas medidas macroeconómicas. Estos principios económicos funcionaron bien hasta que se presentó en 1974 la crisis petrolera, debido a que comenzaron a coexistir el desempleo y la inflación.

Por tanto, a partir de la debilidad de la teoría de Keynes para enfrentar los problemas económicos de la década de los años setenta, entra en vigor las propuestas económicas de Milton Friedman, las cuales están basadas en la economía de mercado de orientación neoclásicas y monetaristas, donde se enfatiza lo microeconómico en vez de lo macroeconómico; toma preponderancia de esta manera los costos de producción, salarios, competitividad, calidad, innovación, control de gasto; entre otros, Controlándose con la propuesta de Friedman el desempleo y la inflación a través de políticas monetarias y de libre mercado. Las propuestas de estos economistas no llenan las expectativas, ya que muchas naciones mantienen altos niveles de desigualdad y pobreza extrema. Por tanto, se plantea el cambio de la interpretación del desarrollo a partir de 1980, en vez de tomar en cuenta exclusivamente el PIB como medida de medición de progreso, se agrega el de capacidad y libertad, también las de proveer más y mejores oportunidades, educación, salud, infraestructura, democracia, sostenibilidad, resiliencia e ingreso enfocándose en el verdadero desarrollo humano de los ciudadanos de las naciones. Estas propuestas de desarrollo humano fueron dadas a conocer en 1980 por Amartya Sen y en 1990 por Mahbub Ul Haq, aplicándola a nivel mundial el PNUD, ONU a partir de 1990.

En esta propuesta la dimensión económica se ve bajo la perspectiva no exclusivamente en función del PIB, sino en constatar cómo se encuentra el hombre dentro de la sociedad, cuál es su nivel de vida, cuál es su verdadero desarrollo humano, como va su proceso educativo en función del desarrollo de sus capacidades para aprovechar las oportunidades que brinda el Estado; es decir concebir al hombre como centro del proceso económico. El desarrollo exige la eliminación de las principales fuentes de privación de libertad como la pobreza, tiranía, escasez de oportunidades económicas, las privaciones sociales sistemáticas, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos, la intolerancia y el exceso de intervención de Estados represivos y la libre expresión.

Tradicionalmente el concepto de economía ha evolucionado de acuerdo con el contexto histórico, y ninguno de estos conceptos o modelos ha ayudado a reducir las brechas sociales, la desigualdad ni la miseria, ya sea por debilidades de las mismas propuestas teóricas o por actuaciones indebidas de la naturaleza humana como consecuencia a desviaciones éticas o morales. Por ende, cabe realizar las siguientes preguntas que derivaran en proposiciones como objetivos para esta investigación posdoctoral, aplicando una perspectiva filosófica en vez de econométrica ¿cómo poder solventar la desigualdad social en el mundo y cual concepto económico sería el acertado? ¿Qué ha pasado con los conceptos de política económica a través del tiempo que han sido muy ineficientes para reducir la desigualdad social? ¿Acaso la falla ha estado únicamente en los conceptos económicos concebidos o la naturaleza humana ha tenido mucho peso en esos resultados?

¿Cuáles deben ser los impulsores teóricos claves en ese nuevo concepto de economía política que ha de surgir en este siglo para eliminar las brechas sociales no como bases matemáticas sino como bases filosóficas? ¿Pudiese estar la respuesta en el concepto de la economía conductual del siglo XXI o ella sola no es suficiente? ¿Se requerirá un entramado de categorías constituidas sistémicamente con un nuevo perfil y bajo un concepto de complejidad fractal?

Referentes bibliográficos

Gadamer, G. H, (1999), Verdad y Método. Ediciones Sígueme- Salamanca, España, 699 p. Prigogine, Llya, (1993). Las Leyes del Caos. Drakontos.

 


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