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En Venezuela, la economía informal se ha arraigado en la vida de nuestros ciudadanos. Con 44% de la fuerza laboral sumergida en este ámbito, la informalidad está muy lejos de ser solamente un fenómeno pasajero, muy al contrario: es una realidad lamentablemente consolidada que define la supervivencia de muchas familias en el país.

¿Pero por qué tantos optan por este camino en lugar de buscar empleos formales?

Una de las razones es la falta de acceso a créditos y préstamos bancarios. Las restricciones financieras, exacerbadas por la crisis económica que atraviesa la nación, han dejado a una gran parte de la población sin la posibilidad de acceder a recursos financieros para iniciar o expandir negocios formales propios.

Esta limitación empuja a muchos hacia la economía informal, donde las barreras financieras son menores, pero también la productividad y las ganancias disminuyen, dada su misma característica de inestabilidad.

La ausencia de infraestructura adecuada para apoyar y fomentar la formalización de negocios es otra de las causas. La burocracia excesiva, los trámites engorrosos y la falta de incentivos para establecer un negocio formal, hacen que el proceso de establecer un emprendimiento propio sea desalentador y, en muchos casos, inalcanzable para el ciudadano común.

Esto en particular es algo muy lamentable, dado el ya demostrado espíritu emprendedor nacional. Somos un territorio lleno de gente con iniciativa e ingenio, que no se encuentra en un entorno amigable y propicio para crecer y salir adelante por sus propios méritos.

Asimismo, la informalidad se ve alimentada por la escasez de oportunidades laborales. En un país donde un alto porcentaje de la población vive en condiciones adversas, el desempleo y el subempleo son problemas endémicos. Ante la falta de alternativas viables, muchos se ven obligados a buscar ingresos en la economía informal para poder subsistir.

Esto perpetúa el círculo vicioso de la pobreza. Solamente el empleo estable, justamente remunerado y con beneficios laborales puede hacer que el ciudadano vea crecer su patrimonio.

La otra alternativa es el ya mencionado emprendimiento; pero este necesita de una economía robusta y próspera, para poder arrojar resultados positivos, al amparo de un marco legal sólido y reglas de juego claras.

El deterioro del poder adquisitivo también juega un rol crucial. Con un salario mínimo que no alcanza ni para cubrir las necesidades básicas, la población se ve obligada a buscar ingresos adicionales fuera del sector formal. Esta situación lleva a una mayor dependencia de la economía informal.

Además, el excesivo tiempo y recursos necesarios para realizar trámites legales y obtener licencias para operar legalmente son un obstáculo significativo. En un entorno donde la permisología es lenta y complicada, muchos optan por el camino más fácil y rápido de la informalidad.

La educación y la capacitación son fundamentales para escapar del problema. Hay que promover la alfabetización financiera y brindar habilidades relevantes para el mercado laboral.

También es crucial simplificar y agilizar los trámites para la creación y operación de empresas formales. Reducir la carga impositiva y ofrecer incentivos fiscales para las empresas que cumplen con la ley, puede alentar la transición hacia la formalidad.

Es necesario fortalecer la aplicación de las leyes laborales. Es necesario garantizar que las condiciones de trabajo sean justas y seguras en el sector formal, lo que puede disuadir a los trabajadores de recurrir a la economía informal en busca de empleo.

Otro aspecto crucial es la expansión de la protección social. Los trabajadores informales a menudo carecen de acceso a esta, lo que los deja vulnerables a situaciones de crisis como enfermedades o pérdida de ingresos. Subsanar este problema puede brindarles estabilidad a los trabajadores y reducir su necesidad de recurrir a actividades informales para subsistir.

Por último, es esencial crear un clima empresarial favorable que fomente la innovación y el emprendimiento. Urge invertir en infraestructura, investigación y desarrollo, y apoyar iniciativas que promuevan la creación de empleo en sectores formales.

Al mismo tiempo, es importante promover la inclusión financiera y facilitar el acceso al crédito para pequeñas y medianas empresas, lo que puede estimular el crecimiento económico y reducir la dependencia de la economía informal.

Abordar este problema requiere más que medidas paliativas. Se necesita un enfoque integral que aborde las causas de la informalidad y la revitalización de la economía en conjunto. Solo así se podrá abrir un camino hacia una economía más próspera y equitativa para todos los venezolanos.


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