Foto AFP

Hace exactamente dos meses, el 23 de septiembre de 2022, en medio de una cruenta guerra, se realizaron actos de votación fraudulentos de anexión de territorios ocupados por el ejército ruso en Ucrania en la región del Dombás (Donetsk y Lugansk) y en el sur, en Jersón y Zaporiyia. Estos referendos ilegales recuerdan lo ocurrido en 2014 en la península de Crimea, cuando el gobierno de Putin se anexionó el territorio después de un voto considerado fraudulento por las naciones democráticas del planeta.

Desde que las fuerzas rusas irrumpieron en la región de Jersón en marzo de 2022 y parte de la región de Zaporiyia, las autoridades nombradas por Moscú en ambas zonas cancelaron las emisiones televisivas ucranianas y las sustituyeron con programación rusa; también entregaron pasaportes rusos a los habitantes, introdujeron el rublo como moneda e incluso emitieron matrículas rusas para vehículos a fin de preparar la incorporación de esos territorios a Rusia, todo complementado con un violento plan de deportaciones masivas de ucranianos a fin de desarraigar y desnacionalizar estas regiones.

En los casos específicos de Jersón y Zaporiyia, las boletas de votación incluían la pregunta: «¿Estás a favor de la secesión de Ucrania, la formación de un Estado independiente y su unión a la Federación Rusa como miembro de la Federación Rusa?».

En este contexto el resultado no se hizo esperar, el martes 27 de septiembre al concluir la tramposa elección, las autoridades respaldadas por Rusia de las regiones ucranianas y las administraciones de facto de las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk anunciaron el resultado de la consulta de marras. Informaron que había habido una alta participación registrándose cifras entre 87% y 99,2% a favor de integrarse a Rusia. Siendo increíble que en medio de bombardeos y matanza se registraran tasas de votación más altas que países en paz.

Putin, el Stalin del siglo XXI, recurrió a las viejas prácticas de las elecciones a organismos políticos de la URSS, donde participaba 100% de la población, quienes en “defensa de la revolución” y en una sola lista de candidatos del PCUS eran obligados a elegir a los integrantes de la Nomenklatura soviética.

A esta artera manipulación de la propaganda rusa no podía faltar su socio menor chupamedias, el régimen madurista, quien envió observadores a los referendos ilegítimos de anexión convocados por el dictador ruso en territorios ucranianos. La información fue confirmada por la Embajada de Rusia en Caracas al anunciar: “La gente quiere determinar su futuro, en los colegios electorales trabajan los observadores internacionales, incluyendo los de la hermana Venezuela”, conjuntamente con observadores de Bielorrusia, Siria, etc.

Estas faenas rastreras en procesos electorales forman parte del oficio de la tiranía madurista, quien ha ejecutado con maestría la violación permanente de los comicios en Venezuela asume otra felonía eleccionaria, en esta oportunidad contra el pueblo ucraniano quien combate satisfactoriamente al ejército invasor.

En resumidas cuentas, la decisión del pueblo ucraniano ha sido conocida con la exitosa contraofensiva del ejercito ucraniano, quien al reconquistar Jersón fue recibido con vítores y satisfacción por la población martirizada por la ocupación rusa, cuyo ejército de haber sido conocido en la historia como el «famoso ejército rojo», se ha convertido en una horda de rateros y saqueadores de los escasos enseres de las familias sobrevivientes a la cruenta invasión.

Su atropellada y vergonzosa retirada no deja ninguna duda que los porcentajes de 87% a 99% de participación solo eran producto del dedo cómplice de la red informática de la turba criminal, la cual pretendiendo apropiarse de Ucrania ha terminado con las tablas en la cabeza de una derrota aplastante al perder la ciudad de Jersón.

Lo lamentable para los venezolanos es que de nuevo nuestro país es asociado al crimen, por la postura de una tiranía convertida en el mandadero del dictador de Rusia, quien aplica el genocidio a una noción soberana e independiente, que bajo la conducción de Volodimir Zelenski resiste la cruel invasión no solo en defensa de Ucrania, sino de la humanidad entera.


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