En los últimos meses he suscrito varios pronunciamientos públicos sobre el acontecer político nacional. Han sido el resultado del consenso obtenido en reuniones periódicas, que celebramos a fin de intercambiar opiniones sobre tan delicado y complejo tema. En el más reciente, publicado en mi página el 12 de marzo y titulado: “Desmontar la farsa electoral que intenta el régimen y tornarla su derrota” (https://shorturl.at/awV57), varios de los suscribientes del documento recibimos algunas críticas por estar fomentando con nuestro texto la abstención electoral.

Al respecto, tal como lo señalé en reunión posterior del grupo, aunque en el documento no se mencionaba la tan cuestionada palabra, ABSTENCIÓN, ni tampoco invitásemos a la no participación, la calificación de “farsa” al proceso electoral convocado para el 28J involucraba, como daño colateral inevitable, la referencia al trajinado dilema en el que se ha visto sumida la oposición en estos últimos veinte años: PARTICIPAR ELECTORALMENTE O NO. He aquí el dilema, más acuciante en la medida que el chavismo se ha visto obligado a ir quitándose, una tras otra, las piezas de ensamblaje de su disfraz democrático. Los comentarios negativos me habrían preocupado, decía –retornando a la reunión–, si alguien nos hubiese acusado de faltar a la verdad. Pero no, parece existir un consenso bastante unánime, entre tirios y troyanos, en que los hechos van apuntando a una farsa más descarada que la de procesos anteriores.

En verdad, las voces cantantes del régimen ya no hallan a qué más extremos recurrir para hacernos saber a todos los venezolanos su disposición a bloquear, de cualquier manera, la posibilidad de una salida democrática contraria a sus intereses. Les habría gustado legitimarse y, para ello, intentaron la ruta de la negociación detrás de bastidores con esos sectores que todavía pretenden autocalificarse como opositores, aunque la mayoría sabe que han dejado de serlo para medrar en los pastos de su egoísta conveniencia –de allí, el rechazo que bien se han ganado–.La decisión de MCM de participar en la Primaria hizo estallar por los aires esa estrategia. A partir de ese crucial momento, no disimulan para nada que andan con un hacha modelo “Ortegus Nicaraguensis” a fin de cortar de cuajo cualquier estrategia opositora. No les importa que les acusen de haber pateado la mesa, todo lo contrario, en la que ejecutaron el aborto a ese malformado feto, nacido del pacto de intereses bastardos, y que fuese denominado con rimbombancia el “Acuerdo de Barbados”.

Bastaba con leer el texto del mismo, con todas aquellas condiciones humillantes que se le imponían a una lideresa, legitimada con tan impresionante y magnífica holgura en la Primaria, a los fines de que recurriera ante el TSJ su ilegal inhabilitación, para darse cuenta de que aquel feto había sido concebido con tramposa intención. Fue diseñado para poner a prueba hasta qué límite estaba dispuesta a llegar MCM en el sacrificio de la consistencia de su discurso en aras de mantener la esperanza de la salida democrática. Si no se presentaba ante el TSJ, ¡listo! asunto resuelto. Pero acudió, en último momento, un viernes a las 5:00 de la tarde. ¡Había vuelto a dejarles con los crespos hechos! Las razones exactas para haber tomado esa decisión no las conozco. Me cabe suponer que lo hizo para no defraudar, tan tempranamente, a todos esos ciudadanos bien intencionados que sueñan con la salida democrática. Dicen en los corrillos que también para complacer a los voceros de la administración Biden, después de haberle prometido éstos que se encargarían de rectificar con posterioridad el desaguisado pendiente de la inhabilitación. Obvio, no lo lograron. Así que su autoridad moral para continuar exigiendo sacrificios y cesiones a la verdadera oposición, en el contexto de las ejecutorias ultraabusivas del régimen, deberíamos registrarla como pasivo cancelado.

Lo cierto es que MCM se presentó ante el TSJ con una solicitud muy inteligentemente urdida desde la perspectiva legal. Una vez más les tumbaba la tramposa jugada a la inmundicia malandra de una suboposición más alacránica y camaleónica que el primer cuenta billetes de dólares capturado infraganti en un retrete de la Asamblea Nacional. Por estas razones, yo alucino cuando escucho tantas alabanzas sobre las bondades negociadoras de un Gerardo Blyde, quien es un señor que ha respondido, todos estos años, al cogollo que hoy día se escuda detrás de la Plataforma Democrática. Allí conviven bichos de toda calaña y ya es imposible saber quién es quién. Y si es que acaso estoy exagerando, para desmentirme está la trama recientemente descubierta de la jugada de Manuel Rosales con su teniente alfil Aimé Nogal Méndez, rectora del CNE en supuesta representación de los sectores opositores. ¿Qué más necesitan ver los inocentes para convencerse?

Mientras tanto, MCM continúa hacia adelante. No les ha pisado el peine, sabiendo todo lo que sabe. No hay nada más difícil que conducir una compleja estrategia política con el enemigo adentro, así que, con ánimo de evitarme críticas futuras, le aconsejaría prepararse para asumir las riendas con mayor autoridad y decisión. ¡Duélale a quien le duela! Que allí pocos huesos sanos quedan. De alguna manera se las han ingeniado para crear un tercer frame de opinión en el que toda la presión es sobre ella. ¡Ahora es la del SUSTITUTO!

Es así como hemos llegado al momento político de mayor intensidad dilemática. A esta presión, ya casi insoportable, contribuye el anhelo social de la mayoría por acabar con la pesadilla de tantos años lo más pronto posible y de manera pacífica. Pasa igual con los que tienen semanas caminando por un desierto y, repentinamente, ven a lo lejos un verde oasis que termina siendo no más que un espejismo. ¿A quién se le puede culpar por tener una visión de esta naturaleza? Quizás deberíamos abrir más los ojos para darnos cuenta de que el 28J no es más que un espejismo creado por el propio régimen.

La decisión que debe tomar MCM es muy riesgosa y compleja. Si decide mantener la apuesta sobre la vía electoral este próximo 28J, aun sin su participación personal, corre el riesgo de que el régimen termine decapitando esa iniciativa. Un fracaso que se suma a tantos otros y que podría constituir el inicio de la merma de su capital político si no es bien manejado. Si decide no cohonestar la farsa electoral, desilusionaría a muchos ciudadanos, lo cual también podría incidir negativamente sobre su liderazgo en un primera post etapa al espejismo. A los enemigos que tiene adentro les escuchará decir que su terquedad le condujo, una vez más, a abandonar la vía electoral.

Voy a acompañarla en la decisión que tome. Por un buen tiempo colocaré a buen resguardo mi natural propensión a la indisciplina política. Considero necesario preservar su liderazgo más allá del 28J, por esta razón la pregunta clave que debería orientar la toma de decisión es: ¿Cuál de las dos rutas le brinda mayores probabilidades de preservar el liderazgo? O expresado de manera equivalente: ¿Dónde está el límite que no sería aconsejable traspasar? La necesidad de estructurar la respuesta más acertada a esta interrogante es lo que más deseo que trascienda de este texto.

NOTA: Este texto fue escrito antes de las detenciones del miércoles 20 de marzo.


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