Contra todo pronóstico Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos en 2016. Un “outsider” llegó a la presidencia del país más poderoso del mundo, lo cual generó una ola de indignación y sorpresa en muchos de los círculos más influyentes del mundo. Su discurso fue tachado de populista, de defender objetivos inalcanzables pero que satisfacían los instintos más bajos de la población.

Sin embargo, el fenómeno Trump debe ser analizado más profundamente, pues contiene ideas que han influido en otros países a nivel mundial.

El éxito de Trump en las elecciones americanas, se debió, quizás, a la claridad de su discurso. El defendía una América grande de nuevo, fundamentándola en varios puntos en concreto: lucha contra la inmigración ilegal (con la promesa de construir un muro con Méjico), lucha contra una globalización desmedida (defendiendo los intereses americanos frente a, por ejemplo, los chinos), negación del cambio climático, bajada de impuestos, mayor aislamiento norteamericano en la esfera internacional. En definitiva, un programa más nacionalista.

Mensajes claros y contundentes, y que, gusten o no, han sido puestos en marcha con políticas concretas, como se puede ver en la guerra comercial iniciada con China.

El eje principal de su programa es el de la antiglobalización, o, dicho de otro modo, el del nacionalismo. Sin duda un anhelo de la humanidad es un gobierno común, donde todos los países colaboren y olviden sus disputas egoístas. Pero ¿a qué precio? El déficit comercial de Estados Unidos es enorme, sobre todo con China. Se puede decir que los Estados Unidos perdieron la carrera con China del comercio. También se puede argumentar que China es una economía muy intervenida y que no compite de igual a igual con los demás países. Es lógico, pues, que Estados Unidos reconsidere sus relaciones comerciales con China.

Estados Unidos fueron creados no con una motivación universalista, sino que buscaban la libertad religiosa y un comercio justo con el mundo. Es por tanto lógico que el papel de gendarme del mundo no encaje con la vocación profunda de parte del pueblo americano, que en muchos casos no comprende la animadversión que sus políticas generan en ciertas partes del mundo, como a veces ocurre con el mundo árabe.

La globalización, además, ha creado una mayor desigualdad en los Estados Unidos, pues la mano de obra barata americana ha tenido que competir con la mano de obra barata china, cosa a todas luces imposible. Se podría afirmar que la globalización favorece a las grandes corporaciones, pero no tanto a los trabajadores norteamericanos.

Se puede estar de acuerdo o no con la visión antiglobalización de Trump, pero desde luego no se debe despreciar este punto de vista. En cierto modo, la clave puede ser estar a favor de la globalización, pero dependiendo del tipo de globalización.

Otros aspectos del programa de Trump sí pueden ser calificados como irresponsables. La importante bajada de impuestos y el aumento del gasto público a lo largo de su mandato, sin duda hacen crecer la economía, pero a costa de aumentar una deuda que puede ser causa de problemas en el futuro. Puede ser pan para hoy y hambre para mañana.

En cuanto a la inmigración, sin duda es un ejemplo claro de nacionalismo, que refleja poca solidaridad con los países aledaños. Pero también es indudable que la competencia de mano de obra barata, importada de estos países, perjudica a los trabajadores norteamericanos.

Por último, la negación del cambio climático se puede explicar por el apoyo que Trump recibió de la industria petrolera en su carrera para conseguir la presidencia de Estados Unidos. Esta postura, obviamente, parece muy equivocada y perjudicial para los intereses mundiales.

En definitiva, las ideas detrás de Donald Trump pueden ser equivocadas, pero desde luego no deben ser banalizadas. Una prueba de ello es el triunfo de ideas similares en otros países, como en el Reino Unido con Boris Johnson, o en Brasil, con Bolsonaro. Del mismo modo, en otros países surgen movimientos políticos nacionalistas que podrían llegar al poder.

De momento, y debido a causas con las que Trump no contaba, como son la crisis del covid-19 y los disturbios antirracistas, las encuestas no le son favorables, mostrando una ventaja para su rival Joe Biden.

En cualquier caso, seguramente, aunque se produjera una derrota de Trump en las próximas elecciones de 2020, sus ideas le sobrevivirán, pues, aunque haya grupos de presión internacionales que se opongan a las mismas, algo de verdad tienen cuando concitan el apoyo de una parte importante de la población.

 


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