Out en segunda: Matraca en los registros mercantiles de Venezuela

Por David Mendoza Yamaui

En Venezuela estamos tan acostumbrados a ser víctimas de la corrupción, que la cosa nos parece de lo más normal. Es más, si alguien se sorprende, se irrita, se queja, o al menos hace una mueca involuntaria, nos parece un mojigato, un bobo, un inocentón. A todo nivel y a todo trapo campea la corrupción en este país que acaba de celebrar apenas ayer su “Día de la Independencia” de la corona española. Pero no somos independientes de la corrupción, nos azota y degrada día tras día. La corrupción nos hunde en la miseria y el atraso. Hace unos meses me tocó hablar de la corrupción en los departamentos de investigación de las universidades y me alegra informarte, querido lector, que nuestra denuncia tuvo eco, que en una de las universidades afectadas se están tomando las medidas del caso, con senda auditoría a dicho departamento. Hoy nos toca denunciar la matraca grotesca que hay en algunos registros mercantiles del país. Esperemos que “la ministra de Interior y Justicia” tome cartas en el asunto. Hasta 1.500 dólares cobran por registrar un documento sencillo de una página. Una venta de acción, un acta de asamblea puede quebrar a una empresita en Venezuela. Estos cobros supernumerarios y superinflados se reparten entre la mafia que maneja el registro, por supuesto del que más (el registrador, que gana más) al que menos.

¿1.500 dólares americanos?

Ese es el cobro mínimo; así como la carrerita corta de taxi. Estamos hablando de cerca de 300 salarios mínimos. Así mis queridos emprendedores, que si quieren hacer negocios en Venezuela, deben hacerlo de manera informal, ya que la formalidad en Venezuela es un lujo inalcanzable. Por cierto, estos costos exorbitantes no se ven en países vecinos como Perú, Chile o Colombia. Ni un poquito más lejos, como por ejemplo México. Es aquí donde se ve una cosa semejante.

¿Me das pista de alguno de esos registros mercantiles?

Hay uno en el este de Caracas que es mejor ni pasarle por el frente. Palabras textuales de mi abogado: “Te sacan un ojo y si pueden un riñón, además de las dos piernas”. En realidad es una grosería. Y lo más grave es que todo el mundo lo sabe. Ministra, si usted no lo sabía, eche una averiguadita, estoy seguro de que no va a necesitar convertirse en Sherlock Holmes.

¿Esto es compatible con el esfuerzo de estimular la economía?

No lo es. Es un tiro en el ala de cualquier esfuerzo por sacar adelante la economía. Ahora mismo se está promoviendo una ley con carácter “orgánico” para la creación de “zonas económicas especiales”, y cabe preguntarse si no es más fácil arrancarle los cargos a estos “guarimberos económicos” y adecentar “un poquitico” la administración pública para estimular la creación formal de empresas. Esta gente está atentando contra el futuro del país.

¿Tú crees que hagan algo al menos en ese Registro Mercantil?

Yo sigo haciendo mi parte, allá las personas que ostentan la responsabilidad del caso y no la cumplen.

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Out en primera: Si vamos a hacer trámites, mejor que sea cerca

Por Julio Castellanos

Hacer trámites públicos no es una tarea agradable, no obstante, hay algunas propuestas que la amarga experiencia en una cola y la inspiradora compañía de otras víctimas de la lenta burocracia me permitieron recabar esta última semana “flexible”. Vivir en Tocuyito es recordar, persistentemente, que ha habido poco interés por acercar al ciudadano los mecanismos para cumplir muchos deberes formales. Si deseas registrar un título universitario, debes ir a Valencia; si debes registrar la compra-venta de un inmueble, debes ir a Valencia; si debes resolver una querella civil o mercantil, debes ir a Valencia; y claro, si deseas registrar una empresa, así sea pequeña, pues debes ir al respectivo Registro Mercantil que está en Valencia. El problema no solo es obvio en un contexto de pandemia que obliga al confinamiento y restringe en buena medida la movilidad, en el que además las crónicas fallas de combustible nos dan su cuota de obstáculos, sino que si logras llegar, el lógico colapso de las oficinas puede que te haga pasar todo el día en la amarga espera pensando todo lo que la Ley del Odio no te permite escribir.

Si alguien desea abrir una pequeña empresa, los funcionarios del Registro Mercantil informan que solo es posible hacer los trámites los días lunes y martes de semana flexible, es decir, solo cada 15 días tienes un pequeño chance. Debes llegar a las 5:00 am para hacer la cola, yo llegue a las 5:40 am y ya tenía 100 personas por delante. A las 8:30 am, un funcionario recoge las cédulas de identidad para luego llamar poco a poco a cada uno de los interesados, en mi caso, estaba en el primer paso: procesar la reserva del nombre de mi pequeña empresa (algo tan elemental que podría hacerse por Internet, pero no, la administración necesita ver mis profundos ojos negros en vivo para poder decirme si el nombre que se me ocurrió está disponible).

A las 3:00 pm, luego de sol, lluvia, hambre, nuevamente sol y mucho calor, se les informa amablemente a los usuarios del Registro Mercantil que solo pudieron atender 30 personas, el resto deberá volver en otra oportunidad. El decoro y el respeto por los lectores me impide reproducir textualmente las palabras dichas por los usuarios del servicio, basta con decir que la Real Academia de la Lengua pudo tener allí una gran oportunidad para ampliar nuestro lenguaje con tantos aportes originales y creativos en materia de adjetivos.

Solo cuatro taquillas hacen muy predecible el resultado, más predecible aún es el que tengan que llegar allí personas de todo Carabobo. Pensemos un poco la conveniencia, usando el sentido común, de tener una sede del Saren en el municipio Libertador y, pues, todos aquellos emprendedores que deseen creer en Venezuela, invertir capital, pagar impuestos y generar empleos con domicilio en Tocuyito y Campo Carabobo puedan hacer allí sus trámites, que si no cómodos, al menos cerca. Entre los beneficios de esta idea se encuentra el que se descongestionarían los registros de Valencia y sus cuatro taquillas.

Los gobiernos municipales pudiesen tener un rol de interés en estos asuntos, con un poco de voluntad podrían gestionar y coadyuvar a que se pueda acercar al ciudadano la posibilidad de cumplir sus deberes formales, que pueda usarse la tecnología para facilitarlos y que tales decisiones tengan celeridad. Recuérdese, todos los que están intentando registrar una empresa serán contribuyentes al tesoro público, bien vale la pena ser eficientes para reducir los tiempos y usar una ley vigente aunque un poco olvidada: la Ley de Simplificación de Trámites Administrativos. Una ciudad inteligente, con autoridades inteligentes, debe tener capacidad de ver en una cola de 100 personas tratando, infructuosamente, de montar una empresa un asunto de interés público que los llame a la acción.

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@rockypolitica


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