Out en segunda: La inevitable negociación

Por Julio Castellanos

La palabra negociación no goza de buena prensa en Venezuela y es entendible. Cada vez que ha habido un esfuerzo serio por negociar una salida pacífica y constitucional a la deriva autoritaria que padecemos, el régimen militar se niega a cumplir sus compromisos.

Ahora bien, es claro que todo conflicto, incluyendo el nuestro, termina en una mesa de negociación. Las guerras más terribles terminan con un tratado de paz, incluso se negocia con los derrotados, de hecho, salta a la vista una obviedad: solo pueden hacerse las paces con los enemigos. Creer que no se negociará solo posterga lo inevitable.

A los efectos prácticos, es preferible negociar antes y no después de un sangriento y destructivo conflicto. Los venezolanos hemos sufrido mucho estos años, pero recuérdese, siempre se puede estar peor. A modo de sugerencia, creo que el régimen militar debería finalmente negociar con la oposición y aceptar la celebración de elecciones libres y justas bajo los estándares previstos en la Constitución. A cambio, la oposición puede insistir en lo que ya ha sido presentado en el llamado Estatuto de la Transición, es decir, amplia amnistía, preservación de la memoria histórica, justicia transicional, reparación de las víctimas y retorno seguro a la vida civil de los representantes del régimen militar que colaboren con la restitución del régimen democrático.

La prioridad no puede ser destruir y volver polvo cósmico al adversario, primero, tal cosa es imposible, segundo, no es deseable. La prioridad debe ser la celebración de elecciones libres y justas cuyos resultados sean reconocidos dentro y fuera de Venezuela. El poder en una democracia recae solo sobre quien tenga el respaldo popular. Aceptar este hecho supone priorizar el bienestar del país por encima de los dogmas ideológicos.

[email protected] / @rockypolitica

 

Out en primera: Negociación

Por David Mendoza Yamaui

En Venezuela la palabra “negociación” se ha vuelto muy peligrosa políticamente. Pronunciarla sin tapujos, asegura la ira de una buena parte de aquellos que hacen política a través de las redes sociales y de uno que otro “líder” (digamos), de algún partido político sin vocación real de poder. Es tan profundo el estigma, que decidí rezar un rosario completo para atreverme a pronunciarla en este artículo, más aún, ahora que vuelvo de mi descanso de la columna semanal. “Negociación”.

¿En la vida política del país?

En todos los escenarios de la vida cotidiana. Negociamos con nuestra familia, con nuestros amigos, con el verdulero de la esquina. La vida es una constante negociación. En un caso como el venezolano, ¿a quién o a quiénes les conviene que no exista negociación? Ayer leí una noticia que decía que las negociaciones entre Trump y Maduro fracasaron por la exigencia de este último de que Saab fuera liberado. Yo lo dudo mucho. Convenientemente para Trump, cumplió con la oposición de Guaidó creando una estructura política paralela que opera en el extranjero, con lo que eso significa en la administración de los activos venezolanos afuera, y por otra parte, no le hizo ni coquito a la hegemonía madurista, arrogante y grotesca que “reina” en este su país de gobernantes y vasallaje. Con esto último, no alteró sus acuerdos con Putin. Claro, es mi opinión. Tan discutible como todas.

¿Y Maduro?

Me imagino que engordando feliz. Si lo que me preguntas es la negociación de la Presidencia de la República, en términos formales todo se puede negociar, pero para negociar hay que tener con qué negociar. Si tú, querido lector, fueras asesor de Maduro y supieras que si no negocia la presidencia no pasa nada, ¿le recomendarías que lo hiciera? Por supuesto que no. Para negociar la presidencia hay que tener con qué negociarla. Sin embargo, se puede negociar para alcanzar objetivos comunes que son importantes para todos. También escuché a un periodista al cual admiro, y que me parece que trabaja con mucha seriedad, que se iba a negociar la presidencia este año con el gobierno de Biden. La verdad, no creo que eso sea exacto. Estoy seguro de que se va a negociar con el gobierno de Biden, pero la presidencia no se va a poner en la mesa a menos que se contraponga algo de igual magnitud. Por eso, recomiendo votar en todos los procesos electorales.

¿Existen técnicas de negociación?

Sí. Existen técnicas que nos ayudan a entender el proceso y a obtener mejores resultados, con ellas podemos resolver conflictos y tener una vida más sana y productiva, mejorar nuestra relación con aquellos que no congeniamos, y aprender a buscar soluciones creativas a problemas cotidianos. Siempre estamos negociando, pero lo hacemos sin técnica ni conciencia.

¿A negociar?

En las sociedades de órdenes cerrados y castigos férreos, juicios militares y campos de concentración es donde no se negocia. Aquí en Venezuela gracias a Dios aún podemos negociar y eso vale mucho. Así que no nos dé pena decirlo: “Negociación”; repítelo: “Negociación”.

Puedes comunicarte conmigo a través de: https://termometroeconomico.com o [email protected]


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