Gregorio Luri, profesor de Filosofía

«Nothing changes if nothing changes» (Anónimo)

Imagine encontrarse en un desierto perdido. Quizás esté dentro de un sueño que usted cree real. Camina solo, bajo el sol. Cansado y muerto de sed, no sabe cuánto tiempo podrá resistir erguido sin caerse a la arena. Sigue moviendo las piernas y los brazos por inercia. Oye una voz familiar repitiéndole al oído: “No te pares ahora”, “no te detengas”, “aguanta”.

Mientras parece estar en el lugar equivocado, mantiene ese mal sabor de boca que deja el pensar que no se entiende adónde quiere usted llegar, qué es lo que quiere, qué es lo que defiende. En fin, si lo ha vivido alguna vez en algún momento de su vida, sabrá de qué estoy hablando. Le hablo de la soledad del exiliado.

A lo lejos, de pronto, ve —o cree ver— el horizonte bañado en reflejos mojados, como brillos de plata con motas verdes de vegetación: un oasis. Se arrastra hasta él para saciar su sed. Oye voces que hablan de cosas de las que nadie hablaba y siente que no está solo. Hay más predicadores en el desierto. El canto gregoriano resuena en sus oídos dando sentido a su fe.

La voz del profesor de Filosofía recuerda retazos del discurso de un padre a su hijo –y por extensión, a todos los hijos de todos los padres– en la ceremonia de graduación de éste. John Glover Roberts, presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos, dice cosas como esta: “Espero que,  de vez en cuando,  en los próximos años os traten injustamente, para que así lleguéis a conocer el valor de la justicia. Espero que sufráis la traición, porque eso os enseñará la importancia de la lealtad”. No puedo estar más de acuerdo con estas palabras. Uno valora lo que ha conocido y alguien le arrebata.

Mas, Roberts sigue diciendo: “Lamento decirlo, pero espero que os sintáis solos de vez en cuando, para que no deis por seguros a vuestros amigos”. Por si fuera poco, añade: “Y cuando perdáis, como os ocurrirá en algunas ocasiones, que de tanto en tanto vuestro adversario se regodee en vuestro fracaso. Es una forma de que entendáis la importancia de la deportividad”.

Entonces dobla la esquina de la página, que es la 128, y cierra el libro impregnado de arena. Intenta descifrar el título de la portada “La esc…l.. no es .. u. pa…q.. d..  atrac…..” y se repite en voz alta el nombre del autor: Gregorio Luri. Se emociona allí mismo. El párrafo le da una idea de lo que le espera en las páginas siguientes. Se guarda el libro y vuelve a beber. Sabe que a su regreso algo habrá cambiado. A partir de ese día agradecerá beber agua fría, la mala suerte no será mal recibida y no renunciará a su condición de disidente.

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“From time to time in the years to come, I hope you will be treated unfairly,” Roberts said, “so that you will come to learn the value of justice.”Betrayal “will teach you the importance of loyalty.” Loneliness will instruct people not to “take friends for granted.” Pain will cause someone “to learn compassion.” “I wish you bad luck — again, from time to time— so that you will be conscious of the role of chance in life”, Roberts said. “And understand that your success is not completely deserved, and that the failure of others is not completely deserved, either”.

[Washington Post, July 2, 2017. The best thing Chief Justice Roberts wrote this term wasn’t a Supreme Court opinion by Robert Barnes]

 


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