La desmotivación acecha nuestra trinchera y a ella ya ha llegado la frustración, haciendo de las suyas sin piedad ni contemplación. Ataca nuestro talón de Aquiles porque conoce nuestra debilidad a la perfección. Nos aturde, nos confunde y nos destruye. No hay salida en el laberinto criollo. Nos toca buscar la calma en medio de la tormenta.

Más allá de conocer como la palma de nuestra mano la realidad aplastante que hoy nos aniquila, no hemos sabido bailar bajo la lluvia ni buscar la solución profunda que el país nos pide. Quizás el esfuerzo no ha sido suficiente, tal vez muchos piensen que no hay salida y se resignan pero, no hemos aprendido. No hemos aprendido, pues el tema no es no sentir indignación o confusión, miedo o desaliento pues, somos humanos y eso ya es algo inherente que no vamos a poder suprimir, el dilema del asunto es qué hacer luego de limpiar nuestras lágrimas. ¿Qué haces luego del lamento y la catarsis? ¿Qué haces luego de arrepentirte y admitir que «la vaina está fea»? ¿Qué haces luego de desahogarte una y otra vez?, ¿qué haces luego de descargar tu ira en alguna red social?, ¿qué haces luego de echarle la culpa a los demás de tus acciones e inacciones? Las respuestas aún siguen sin llegar.

Estamos solos, nos quedamos sin amigos y sin familia, no se consiguen los alimentos más básicos ni las medicinas más elementales, las oportunidades son para unos pocos y para muchos la supervivencia se pone cuesta arriba y un extenso etcétera, pero ¿qué haces para cambiar esta realidad?, ¿qué haces en medio de la tormenta?, ¿solo anhelar la calma? Vivimos en el país de lo posible en donde todo puede pasar y nada es lo que parece. Mientras unos hablan de crisis humanitaria y migratoria, otros se toman un selfie con un vaso de whisky y en banquetes. ¿Contradictorio? Pues, así­ está Venezuela.

Si logras mantener de pie tu humanidad así el color de los ideales se destiñan, así el fulgor de nuestros sueños pierdan su brillo, así el universo deje de conspirar, así el cristal de nuestra alma se convierta en un mosaico, así el futuro esté empeñado y se pierda la factura, así la llama de los insultos y las condenas arrasen nuestro espíritu, así el amor pierda su magia y el odio sea la única opción, así la santidad de la virtud sea ultrajada por la lujuria de la envidia, así la letalidad de lo cotidiano nos condene por siempre el corazón, así la inmortalidad sea alcanzada y nos arrastre a las fauces de la monotonía, así el diccionario se quede sin palabras y el silencio sea mejor, así perdamos el miedo a lo desconocido y actuemos por inercia en nuestro transitar, así aspirar el éxito sea letal y arriesgarse sea ilegal, así la amargura de la grandeza y la sutileza del fracaso nos ahoguen con su sabor, así las lágrimas pierdan su sentido y broten sin razón, así el apocalipsis toque a nuestra puerta, así todos los caminos ya no conduzcan a Roma, así la tormenta sea perfecta y estemos en la plenitud de un naufragio, así la cordura y la locura se fusionen y accionen con destrucción; aún así, después de nada y de todo conservas tu humanidad, ¡JAMÁS LA PIERDAS! Pues, ese es el ingrediente que nos hace extraordinarios.

La llama de nuestro espíritu sigue con todo su resplandor. Hoy podrán insultarnos, desmotivarnos y aislarnos, pueden tratar de triturar nuestra alma y arrancar nuestro ser pero, nuestra esencia es resiliente. Una esencia que quizás algunos han perdido en este país plagado de anarquía emocional y futuro turbulento. Quizás para muchos no vale la pena el esfuerzo, para otros son locuras y más locuras pero, lo único que tenemos claro es que seguiremos hasta el final. Cueste lo que nos cueste. No sé si esta realidad cambie hoy, mañana o nunca, solo Dios sabrá; pero lo que sí sé es que todos los días, con sol o lluvia, en el alba o en el ocaso, aunque duela y llore, estoy tratando de cambiarla. Tú puedes hacer lo mismo. Juntos sí podemos.

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!