Partidarios, compañeros y cómplices del chavismo castromadurista; simpatizantes y adictos reales o presuntos del abandonado interinato, exmandatarios de izquierda, representantes de fondos de inversiones con fino olfato para el dinero, y las infaltables organizaciones no gubernamentales se van a reunir en Santo Domingo, en una época Ciudad Trujillo, capital de la República Dominicana. El objetivo, no deja de tener su elemento de suspicacia.

Se van a encontrar para “reimaginar” las sanciones impuestas a Venezuela por Estados Unidos y la Unión Europea -que han dicho una y otra vez, son expresas contra el régimen venezolano, pero como van las cosas, no han logrado sacarlos del poder. No significa defender sino reconocer realidades, incluyendo la esposa del recluso, sujeta a sobresalto rojo en Italia, mientras en su patria por referencia -su marido colombiano, ella italiana-, la experta en exquisiteces y elegancias ha sido designada integrante de la comisión de negociación en México.

El encuentro, ubicado en la zona central de las Antillas, ocupa la parte central y oriental de la isla La Española, lo encabeza Chatam House, “un centro de pensamiento del Reino Unido con apoyo de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) reporta la reconocida periodista venezolana residenciada en Nueva York, Maibort Petit, y se realizará durante los días 8 y 9 de este mes de diciembre, en las cálidas playas caribeñas repletas de preciosidades abrasadas por el sol, a la fría y nublada humedad invernal de Londres.

Acudirá un gentío a la casa de la Virgen de la Altagracia, con predominio castro-izquierdoso integrado por representantes del régimen, Grupo de Sao Paulo, Grupo Puebla, y socialistas del interinato miembros de la Internacional Socialista. Representantes del siempre sospechoso de izquierdismo con todo y sus reales, George Soros; la Fundación Open Society; y con ellos, funcionarios de asuntos exteriores de la administración Biden, acompañados por representantes de los eternos cazadores de fortuna, sin importar su procedencia. Porque Venezuela, aunque esté en condición actual de raspar la olla, sigue siendo un potencial gigante petrolero.

El propósito del encuentro social, donde disfrutarán de arroz, habichuelas y carne, será de festividad y agradecimiento mutuo, además del señalado, reimaginar las sanciones que impusieron a la élite de la dictadura venezolana y a empresas del Estado por «violación sistemática» de los derechos humanos del pueblo y prácticas antidemocráticas del chavismo, ahora extendido en madurismo, y dicen lenguas, perversamente anhelantes de las cuales debería cuidarse, del supuesto creciente “lacavismo”.

Entre los que concurrirán hay personalidades dudosas como Ernesto Samper, de Colombia, y Leonel Fernández del país anfitrión, y figuras del insistente guaidosismo como Pizarro, que hará gala de su parecido físico con el Che, la exmandamás de Citgo Luisa Palacios, la diputada Magallanes de la Asamblea Nacional diluida del 2015 y la representante interina en Europa, Isadora Zubillaga, y Guillermo, de igual apellido, por la American Society.

En nombre del chavismo (o madurismo) estarán Temir Porras, jefe del Gabinete de Chávez y tras su muerte de Maduro, economista de figuración chavo madurista, funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores, y actualmente director gerente de Global Sovereign Adviser, un invento castrista, que nadie o muy pocos, saben qué es.

El imperio estadounidense se hará representar por el casi inevitable cubano Juan González, en calidad de invitado y hoy en día director senior de Relaciones con el Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad. Y también estará Brandon Yoder, como espectador, miembro del personal profesional del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Habrá asimismo un representante del Financial Times, presidente y editor para América Latina Michael Stott, y por Venezuela el empresario Alberto Vollmer, productor del ron Santa Teresa, así como Christopher Sabatini investigador senior de Chatham House y Francisco Cox de la Misión de Investigación de la ONU.

Una muchedumbre de la cual escucharemos discursos apasionados, hermosas palabras, buenos deseos de Navidad y futuro porvenir, pero el que cuenta algo, nada firme dirá, es quien es cercano a la Casa Blanca. Los demás serán de verbosidad entusiasta, degustando de una piña colada decorada con rosa de Bayahíbey deleitándose con el parloteo de la Cigua Palmera bajo el sol.

@ArmandoMartini

 


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