Aunque nos encontramos en julio, nunca es tarde para reevaluar y replantear tus objetivos para el año. Me gustaría hablarles sobre la dieta que he decidido seguir este año y que, por los momentos, me está funcionando de maravilla. La llamo la dieta digital.

La palabra dieta casi siempre la usamos para referirnos al consumo limitado de alimentos, especialmente cuando el objetivo es rebajar de peso o alcanzar una determinada talla de ropa. Es increíble lo mucho que invertimos en dietas, en comer sano y en hacer ejercicio y, sin embargo, nunca nos paramos a pensar en otro tipo de producto que consumimos de manera masiva todos los días: información. Pocos de nosotros le dedicamos tiempo a pensar en la información que consumimos diariamente a través de las redes sociales y de otras plataformas tecnológicas. Me sorprende que haya personas increíblemente disciplinadas con la alimentación, que siguen una rutina estricta de ejercicio para cumplir sus propósitos y sentirse bien, y que, no obstante, nunca analizan la basura que consumen diariamente en Instagram y Facebook. Estoy segura de que muchos jóvenes de mi generación abusan y no controlan la cantidad de tiempo que pasan frente a una pantalla (recomiendo que usen el “screen time” si tienen iPhone para que vean cuánto tiempo pasan usando el teléfono celular).

Antes que nada, es importante resaltar que lo novedoso de esta era tecnológica y las redes sociales es que un único usuario puede transmitir información a una infinidad de personas instantáneamente. El gran problema es que es prácticamente imposible controlar la veracidad del contenido de las publicaciones con la misma velocidad. En Instagram, por ejemplo, si vemos algún post falso, podemos denunciarlo y Meta lo investiga. Pero este proceso tarda tiempo y seguramente una gran cantidad de usuarios ya habrán visto el post sin considerar su veracidad.

Como usuario de las redes sociales, es muy probable que caigas en la categoría de consumidor de información no verificada. Si a este consumo exacerbado le añades grandes cantidades de tiempo comenzamos a ver patrones de consumo de información chatarra descontrolada.

Mayo Clinic publicó un artículo sobre las consecuencias psicológicas del uso abusivo de las redes sociales por adolescentes. El estudio concluye que las redes sociales, por múltiples motivos, causan adicción y esa adicción muchas veces se traduce en baja autoestima, insatisfacción personal, depresión, hiperactividad; pudiendo afectar, incluso[1] los patrones de sueño y, como consecuencia, la salud. No quiero generalizar. Evidentemente el análisis ha de hacerse caso por caso. Pero difícilmente hoy en día puedes decir que no conoces a alguien que haya pasado por algo así, aunque sea un amigo de tu amigo.

Lo cierto es que existe una infinidad de estudios psicológicos, además del anterior, que han concluido que el uso excesivo de los teléfonos celulares y las redes sociales causan estrés[2]. La Asociación Americana de Psicólogos, por ejemplo, publicó un artículo donde indican que el estrés es uno de los efectos negativos de uso excesivo de smartphones. Me sorprendió leer que asimilan este uso excesivo a conductas adictivas como el consumo de alcohol y drogas. No es difícil entender a qué se refieren. Ponte a pensar, cuando te levantas ¿qué es lo primero que haces? Hay veces que sin pensarlo agarramos el teléfono y abrimos Facebook o nuestros emails. Tengo una amiga que retamos a que se borrara Instagram por un mes y me confesó que a veces desbloqueaba el teléfono y abría la aplicación de Instagram automáticamente, aunque su cuenta estaba desactivada.

No quiero que me mal interpreten. Lo importante es conseguir una dieta balanceada. Lo cierto es que hoy en día es prácticamente imposible alejarte por completo de las redes sociales. El otro día estaba escuchando un podcast que se llama ABA Law Student donde entrevistan a P. W. Singer, un reconocido autor americano, estratega y consultor para el ejército norteamericano. La entrevistadora le dice que ella se mantiene completamente alejada de las redes sociales y él le hace una reflexión demasiado acertada. La corrige y le dice que no debemos confundirnos, que el propio hecho de que ella lo está entrevistando para un podcast ya la integra en el mundo de las redes sociales. Añade otros ejemplos como cuando queremos reservar un restaurante y entramos en Yelp o el Tenedor, estamos también utilizando las redes sociales o cuando actualizamos nuestros perfiles en LinkedIn para buscar trabajo. Estos son también usos de redes sociales que muchos hacemos y que es muy difícil evitar hoy en día.

Singer concluye diciendo que, lamentablemente, hasta los medios tradicionales hoy en día están influenciados por las redes. Toda la información que recibimos en las noticias sea en los canales de televisión más relevantes o en los propios periódicos, según Singer también está influenciada por las redes sociales. Explica que, cuando estaba investigando su libro Like War: The Weaponization of Social Media, leyó estudios que confirman que el contenido publicado por muchas de las plataformas de noticias tradicionales depende de lo que está “trending”. Según Singer, muchas veces se dejan de publicar noticias relevantes si no tienen cierta presencia en las redes sociales. Esto me preocupa mucho y me hace reevaluar los sitios donde obtengo información.

Lo cierto es que las redes sociales forman parte de nuestra vida y están aquí para quedarse. Al entender esto y tomarlo como una realidad, lo que tenemos que hacer es un ejercicio de concienciación.

Animo a todos los lectores de este artículo a que sean selectivos con la información que deciden leer. Vean las plataformas sociales con lupa, ya que no saben de dónde proviene esa información. Intenten analizar cuánto tiempo al día pasan frente al teléfono y eviten el abuso de las plataformas sociales. Vamos a motivarnos a buscar una dieta balanceada de las redes, estoy convencida de que eso les hará sentir satisfacción y alegría a la larga.


[1]https://www.mayoclinic.org/healthy-lifestyle/tween-and-teen-health/in-depth/teens-and-social-media-use/art-20474437

[2]https://www.apa.org/monitor/2018/11/cover-misuse-digital


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