¡Ha llegado el momento de partir! Algo que parecía un sueño, en pocas horas cuando el cronómetro sucumba ante el fin del tiempo, volaré junto a otros a un viaje del que no vamos a poder regresar jamás.  Es un viaje único y quizás irrepetible. Lo que sí es seguro es que es un viaje de solo ida. Ya en mi asiento hago memoria de mi vida, de mi familia, seguro que no soy el único, alguno incluso estará pensando en bajar, pero la verdad ya es tarde. El tiempo pasa volando aquí sentado, ya quedan 10 minutos. Mientras los técnicos e ingenieros terminan de ajustarnos y verificar los instrumentos de despegue, Marco quien va a mi derecha se vuelve hacia mí haciendo una de sus tradicionales bromas de mal gusto con tal de que por un momento dejemos de pensar en la cuenta regresiva. Allá vamos Marte.

Representación artística de una potencial misión a Marte. Créditos © NASA/Pat Rawlings, SAIC

Los desafíos

A pesar de que la NASA, al igual que muchas agencias espaciales, lleva más de 50 años dándole vuelta la cabeza para preparar una misión tripulada a Marte, los desafíos son tan variados y de dimensiones estratosféricas que la lista es casi infinita, pero veamos algunos:

El tiempo

Uno de los mayores retos actuales a la hora de mandar a un equipo a Marte lo constituye la larguísima duración del trayecto. Con la tecnología que se dispone en la actualidad se podría construir una nave que enviase una tripulación a Marte en un tiempo de 240 días, aunque las previsiones un poco más optimistas trabajan en que sean solo 180 en el trayecto de ida y otros tanto de vuelta. Pero todavía necesitamos añadir el tiempo que la misión ha de permanecer en el planeta rojo para llevar a cabo todos los experimentos que le han sido asignados. En general, se calcula que una misión a Marte podría tener entre dos y tres años de duración.

El récord al período más largo que alguien ha pasado en el espacio lo tiene Valeri Poliakov, quien permaneció en la estación espacial MIR por algo más de 14 meses. Al bajar de la nave y volver a la gravedad, sus músculos se habían debilitado tanto que no podía caminar por sí mismo. Aunque Marte posee un tercio de la gravedad de la Tierra, no sabemos qué efectos pueda ocasionar la falta de gravedad en el cuerpo humano en un período de tiempo tan largo.

Un armario algo pequeño

Mandar a un equipo de personas a un lugar durante dos años significa que han de llevar consigo todo el material que necesitan. Esto incluye desde la comida, el oxígeno que respiran, la ropa que van a utilizar, o los elementos con los que realizarán sus experimentos. Esto supone que el tamaño de la nave espacial ha de ser gigante; además de cargar todo el combustible suficiente para hacerla llegar hasta allí y poder volver es todo un desafío, por eso se creé que será un viaje de solo ida.

La gran cantidad de equipamiento necesario para sobrevivir durante dos años, aún incluso reducido al mínimo, hace inviable la técnica utilizada en otras misiones, como por ejemplo en el Apollo, donde se tomó todo el material necesario, pero se iba lanzando al espacio el resto una vez utilizado.

Pero en el caso de la misión a Marte el material necesitado sería de tal tamaño que no es viable actualmente conseguir una nave que pueda llevar tanta carga tan lejos, porque técnicamente se requeriría más combustible del que se puede almacenar.

Salud

El cuerpo humano no está acostumbrado a vivir sin gravedad. La falta de gravedad aplica sus leyes igualitarias, en el espacio 10, 100 o 1000 kilos pesan exactamente lo mismo, nada. Pasar tres meses en el espacio equivale a pasar tres meses en la cama o más. Las consecuencias se pagan caras: pérdida de masa ósea y muscular, disminución de las funciones sensomotrices, como el equilibrio, reducción de la capacidad aérobica o incluso, en el caso de misiones de larga duración, el debilitamiento del sistema inmunológico, puesto que, al no encontrarse el organismo expuesto a los virus y bacterias de la Tierra, se relaja en su actividad. Esto no es todo, otro peligro es la radiación cósmica, aunque no lo creas tu y yo la recibimos a diario a nivel tan bajos que es inocua, pero allá arriba la cosa cambia. Al no existir una atmosfera que proteja a la tripulación, los niveles a los que pueden ser expuestos son considerablemente mayores.

El dinero

No es el último ni por asomo, quizás si el primero. Saber de dónde podría venir una cantidad ingente de dinero como la que se necesita es por si solo un reto bastante importante, pero lo cierto es que los últimos avances de los programas privados como SpaceX han bajado el coste del lanzamiento de cohetes hacia la estación espacial internacional, gracias al uso de cohetes reutilizables. Sin embargo, Marte es otra cosa, será necesario la construcción de diversas naves de tamaño variable que permitan poner en órbita la carga útil, para luego reabastecer de combustible y pare usted de contar…

En conclusión, estamos lejos de esta introducción, pero sin duda caminamos hacia ella.

 


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