Cooperativa Agroindustrial Cilarr, en Betijoque, estado Trujillo

A comienzos del año 2000, trabajadores constituyeron en Betijoque, capital del municipio Rafael Rangel del estado Trujillo, la Asociación Cooperativa Agroindustrial Cilarr, que abrió los canales productivos y de comercialización de jugos y concentrados de frutas para abastecer la región andina y Caracas.

Tadeo Salcedo Miliani, socio fundador de la cooperativa, recuerda que, con el apoyo de la Universidad de los Andes, la organización logró “la recuperación y transformación de un proyecto desamparado financieramente en una pujante empresa de economía social”.

Y es que la Cooperativa Agroindustrial Cilarr -que conservó las siglas del original Centro de Investigaciones Lácteas Rafael Rangel- sentó las bases legales para un proyecto productivo en cuya nómina entraron 20 socios y su capacidad de procesamiento de frutas generó más de 100 empleos indirectos entre proveedores de insumo, transportistas y distribuidores.

Ese importante desempeño, señala Salcedo Miliani, se vio truncado el 14 de agosto de 2018, cuando los socios de la organización fueron desalojados arbitrariamente por el alcalde de entonces. Los trabajadores “quedaron en la calle, privados de lo que habían creado en casi dos décadas de trabajo”.

Cuatro años después -dice- lo que fue una empresa de responsabilidad social ejemplar, “es ahora una suma de escombros”, en lo que considera “un ejemplo a escala local de esos retrocesos, de pasos de destrucción de lo construido”. Un antecedente de esto es la caída de la producción de azúcar “por la intervención disparatada de tierras y centrales azucareros”.

Quedó en el recuerdo, por ejemplo, el desarrollo por la cooperativa de cinco hectáreas del campo para la producción de frutales, dotado de electricidad y una vivienda con lineamientos ecológicos, así como reciclaje de agua para el riego.

No puede olvidarse asimismo el apoyo técnico y financiero de la Cooperativa Agroindustrial Cilarr a proyectos sociales y educativos. “Sus instalaciones fueron centro permanente de formación técnica y cultural de sus asociados e instituciones educativas de todos los niveles”, destaca Salcedo Miliani. Su laboratorio, generador de nuevos productos, fue muy importante para los sectores agropecuario y de alimentos en los Andes. La Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil, Núcleo Betijoque, también encontró cobijo allí.

Por eso es pertinente el planteamiento de Salcedo Miliani: “Cómo entender la aplicación del espíritu de la Constitución, cuando los socios del Cilarr fueron despojados de sus proyectos de vida por el capricho de quien el 14 de agosto de 2018 ejercía el cargo de autoridad ejecutiva municipal”.

Los trabajadores, privados de lo que habían logrado en casi veinte años de esfuerzos, pagaron dos abogados para defender sus derechos. Pero quienes han convertido el sentido de la justicia en mera depravación frustraron el recurso.

Sin embargo, es tiempo de que las nuevas autoridades devuelvan a los socios de la Cooperativa Agroindustrial Cilarr los proyectos y todos sus bienes. Así harían justicia por el despojo en Trujillo.


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