Todos nos hacemos la misma pregunta, una y otra y otra vez: ¿Qué pasó en Venezuela? Una sola interrogante y miles de respuestas, que, dependiendo de cada percepción de la realidad, tiene un dictamen determinado. Sin embargo, el transitar de una nación del esplendor hacia el ocaso puede ser el resultado de múltiples factores complejos y entrelazados. Trataré en las próximas líneas de dar algunas luces para entender cómo un país puede ser arrastrado hacia una situación de deterioro.

  1. La inestabilidad política y la falta de liderazgo efectivo pueden debilitar las instituciones gubernamentales y socavar la confianza de la población en sus líderes. La corrupción generalizada, los conflictos políticos internos y la falta de consenso, pueden llevar a un estancamiento y a la incapacidad de abordar los desafíos del país.
  2. Una economía débil o en declive puede ser un factor importante para llevar a un país a la decadencia. La mala gestión económica, altos niveles de deuda, carencia de inversión en infraestructura y falta de diversificación económica, pueden conducir a una recesión prolongada, altos niveles de desempleo y una calidad de vida en constante deterioro para la población.
  3. Los conflictos armados internos, el estallido social del 27 y 28 de febrero de 1989, los golpes de Estado del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, los sucesos del 11 de abril de 2002, las protestas ciudadanas de los años 2014 y 2017, pueden devastar un país, agotar sus recursos y desestabilizar sus instituciones. Además, si se le suman los altos índices de criminalidad y las tensiones, pueden llevar al colapso del orden social y económico, asimismo, de causar una grave crisis humanitaria.
  4. La falta de inversión en educación, salud y desarrollo humano pueden conducir a un país al estancamiento. Sin una fuerza laboral capacitada, una población sana y acceso a oportunidades económicas, una nación puede carecer de los recursos necesarios para prosperar y competir en un mundo globalizado.
  5. La explotación irresponsable de los recursos naturales, la contaminación ambiental y el cambio climático, pueden tener un impacto devastador en la capacidad de un país para prosperar. La escasez de agua, la pérdida de tierras cultivables y la degradación del medio ambiente, pueden causar hambruna, desplazamiento masivo de personas y conflictos por los recursos naturales.

Los puntos anteriores esbozan una versión generalista de la realidad. No obstante, hay que puntualizar e identificar quién o quiénes originaron tal desastre en la patria de Bolívar. Y lamentablemente hay que empezar por analizar la actuación del expresidente Hugo Rafael Chávez Frías.

El señor Chávez ejerció la presidencia de Venezuela desde 1999 hasta su fallecimiento en 2013. Su mandato se caracterizó en la implementación de políticas socialistas y populistas, que buscaban reducir la desigualdad y aumentar el bienestar de los sectores más desfavorecidos de la sociedad venezolana.

Pero, a medida que avanzaba su mandato, comenzaron a surgir críticas tanto a nivel nacional como internacional, sobre su estilo de gobierno y la gestión económica del país. Se le acusó de erosionar las instituciones democráticas, restringir la libertad de prensa y utilizar el poder judicial para perseguir a sus opositores políticos.

Sumado a que la economía venezolana comenzó a sufrir graves problemas, a pesar de los altos precios del petróleo durante gran parte de su gobierno. La dependencia de Venezuela de los ingresos petroleros y las políticas económicas poco sostenibles llevaron a una profunda crisis económica, marcada por la inflación descontrolada, la escasez de productos básicos y el deterioro de los servicios públicos.

A medida que los problemas económicos se intensificaban, la popularidad del señor Chávez también comenzó a disminuir. A pesar de esto, fue reelegido en varias ocasiones, aunque las elecciones fueron objeto de controversia y se denunciaron irregularidades.

El ocaso de Hugo Chávez llegó en marzo de 2013, cuando falleció debido a complicaciones derivadas de un cáncer. Su muerte generó un período de incertidumbre política en Venezuela, y aquí entra el segundo protagonista de la historia, el señor Nicolás Maduro, quien había sido designado por Chávez como su sucesor, asumió la presidencia y continuó con las políticas de su predecesor.

Aquí nace una nueva etapa para Venezuela, que no es otra que la era post-Chávez, marcada por una creciente polarización política, la consolidación de un sistema autoritario y una crisis humanitaria y económica cada vez más profunda. El gobierno del señor Maduro ha enfrentado numerosas críticas por violaciones a los derechos humanos, la represión de la oposición política y el colapso de la economía venezolana.

Recurriendo a la historia, el señor Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela en abril de 2013 (después de un proceso electoral muy cuestionado), tras la muerte de Hugo Chávez. Desde entonces, su gobierno ha sido objeto de controversias y ha enfrentado numerosos desafíos, incluyendo una crisis económica y social, una fuerte inflación, escasez de alimentos y medicinas, así como acusaciones de violaciones de derechos humanos y represión política.

A lo largo de los años se han llevado a cabo protestas y manifestaciones en Venezuela tanto a favor como en contra del gobierno de Maduro. La comunidad internacional también ha expresado preocupación y han aplicado sanciones económicas a funcionarios del gobierno venezolano.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el destino político del señor Nicolás Maduro y el futuro de Venezuela son asuntos complejos y están sujetos a múltiples factores, incluyendo la voluntad del pueblo venezolano, la oposición política, la presión internacional y las dinámicas internas del país. Por lo tanto, cualquier afirmación sobre que nos encontramos ante las postrimerías del gobierno del señor Maduro o su futuro político, serían especulativas.

Ahora nos toca analizar el contexto de toda la realidad y esta viene identificada con el nombre de revolución bolivariana. Esta comenzó en 1999 con la llegada al poder del ya mencionado y fallecido expresidente Hugo Chávez, quien implementó una serie de cambios políticos, económicos y sociales en el país. Estas transformaciones estuvieron marcadas por un fuerte énfasis en la redistribución de la riqueza, la nacionalización de industrias claves, el establecimiento de programas sociales y una retórica antiimperialista.

Sin embargo, a lo largo de los años, el gobierno bolivariano con su retórica de la democracia participativa y protagónica, ha enfrentado numerosos desafíos, como la caída de los precios del petróleo (fuente principal de ingresos del país), una gestión económica deficiente, la corrupción, la polarización política y las violaciones a los derechos humanos. Estos problemas han contribuido a una profunda crisis económica, social y política en Venezuela.

Esta combinación de factores ha conducido a un debilitamiento significativo e incluso al colapso de la revolución bolivariana, reflejados en una mayor presión interna y externa para una transición democrática, que han desembocado en protestas y movilizaciones populares, divisiones dentro del propio movimiento revolucionario, presión económica y sanciones internacionales, entre otros factores.

Todo lo anterior ha dado pie al desfile de un ocaso en Venezuela, que es una frase que evoca una imagen poética y melancólica de la situación actual en el país, que nos indica que la nación está experimentando un declive o una decadencia en su historia, cultura o condiciones socioeconómicas.

Aquellos que tenemos más de seis décadas de vida podemos dar fe que Venezuela, en algún momento fue un país próspero y vibrante, con un crecimiento sostenido y con un futuro prometedor. Pero que, en los últimos años, está sumergido en capear dificultades y desafíos significativos, tales como la crisis política, económica y social que ha afectado a la nación en las últimas dos décadas, en la cual se caracteriza por la inflación descontrolada, la escasez de alimentos y medicinas, la emigración masiva y la falta de estabilidad institucional.

Por lo tanto, el declive de la nación ha sido un proceso en cámara lenta pero constante, como un desfile triste que marca el final de una época o una era. También implica una sensación de desesperación y tristeza combinados, ya que un ocaso puede ser un espectáculo visualmente impresionante, pero también marca el fin del día y el comienzo de la oscuridad.

Para concluir, quiero hacer énfasis que la situación en Venezuela es compleja y requiere de un enfoque integral para abordar sus desafíos políticos, económicos y sociales. No hay soluciones mágicas, sino la aplicación de medidas generales que podrían contribuir a rescatar al país. A continuación, mencionaré algunas, que, desde mi punto de vista, pueden contribuir a diseñar una hoja de ruta para el comienzo de una nueva etapa en la nación.

  1. Diálogo y reconciliación. Es fundamental promover un diálogo inclusivo entre todas las partes involucradas, tanto a nivel nacional como internacional, con el objetivo de alcanzar acuerdos políticos y establecer una base para la reconciliación. Esto implica la participación de todos los actores políticos, incluyendo al gobierno, la oposición y la sociedad civil.
  2. Estabilidad política. Para superar la decadencia política, es esencial fortalecer las instituciones democráticas y garantizar la separación de poderes. Esto implica la celebración de elecciones libres y justas, la protección de los derechos humanos y la libertad de expresión, y la lucha contra la corrupción.
  3. Recuperación económica. Venezuela necesita implementar políticas económicas sólidas y realistas para estimular la inversión, fomentar la producción nacional y diversificar su economía. Esto implica medidas como la estabilización macroeconómica, la promoción del emprendimiento y la inversión extranjera, la mejora del sistema fiscal y la modernización de la infraestructura.
  4. Ayuda humanitaria. La crisis humanitaria en Venezuela requiere una respuesta urgente. Es importante garantizar el acceso a alimentos, medicinas y servicios básicos para la población más vulnerable. La cooperación internacional y la asistencia humanitaria, pueden desempeñar un papel clave en este sentido.
  5. Cooperación internacional. La comunidad internacional debe brindar apoyo y cooperación a Venezuela en su proceso de recuperación. Esto puede incluir asistencia técnica, financiera y logística, así como la promoción de la colaboración regional, para abordar los desafíos comunes.

Es importante destacar que estas son solo algunas medidas generales y que la situación en Venezuela es compleja. El proceso de rescate requerirá la participación activa y el compromiso de todos los actores involucrados, así como un enfoque a largo plazo para lograr cambios sostenibles y duraderos y así, evitar que el país siga desfilando en el ocaso.


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