Cada vez más empantanado en las arenas movedizas de la guerra de guerrillas en el estado Apure con el Frente Décimo de las FARC, el Cartel de los Soles arrastra hacia la derrota a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en medio del suplicio de los soldados venezolanos, cuyo descontento se extiende en los cuarteles.

Las comprometidas operaciones de las FANB en la frontera colombo-venezolana, como se advirtió desde el comienzo del conflicto el 21 de marzo, son el resultado del empeño del régimen chavista en resolverles a sus socios de las FARC de Iván Márquez y Jesús Santrich la competencia que les plantean sus rivales de la narcoguerrilla. Ahora con Santrich muerto y la necesidad de esconder a Márquez, se complica aún más la obtención de efectivo vital por la mafia que secuestró las instituciones en Venezuela para permitir la entrada y salida de drogas ilegales.

Por eso el miedo al desastre militar que se avecina cunde, y los gritos desde ultratumba de los soldados enviados al matadero en Apure por sus mandos acosan en las noches sin sueño a quienes pervirtieron instituciones como la Fuerza Armada para traficar con drogas y robar. Ello explica por qué el nervioso afán en distraer la atención con espejismos electoreros, diálogos para ganar tiempo y pillería contra la prensa de quienes tienen cuentas pendientes con la justicia en Estados Unidos por narcoterrorismo.

Los jerarcas del Cartel de los Soles han pretendido imponer un manto de silencio sobre lo que pasa en Apure, incluso con amenazas contra periodistas y ONG desde programas de dudosa calidad en medios del Estado. Sin embargo, los propios hechos en la entidad federal llanera han corrido aún más el cortinaje de la alianza criminal que se ampara en el negocio de la droga y utiliza para ello a la FANB, a punto de correr con la deshonra de la derrota.

La tardía aparición del general Padrino López el sábado 15 de mayo para referirse a la captura por la guerrilla de  ocho soldados en la emboscada del 23 de abril en Apure, presentó a un Alto Mando Militar chavista a la defensiva y sin argumentos. El Frente Décimo de las FARC que tiene a los prisioneros de guerra parece más bien el que está en condiciones de exigir, y eso probablemente apunta a compartir el negocio de la droga y al retiro del Cartel de los Soles del escenario de la guerra de guerrillas que se libra en territorio venezolano.

Lo cierto es que el desastre de la campaña militar apureña de Padrino López y Ceballos –siguiendo órdenes de su comandante en jefe Nicolás Maduro– ha empañado el prestigio del uniforme de la FANB, además de dejar una profunda huella en su identidad. Pero los soldados que puedan ser acusados de violación de derechos humanos y del desplazamiento de miles de venezolanos hacia Colombia podrán reclamar por qué no acusan en cambio a quienes desataron una absurda guerra de guerrillas en la frontera.

A los temores de perder el poder que perturban el ánimo de los generales que han secundado a Maduro en la represión y el tráfico de drogas se unen ahora los propios temores de quienes han estado al mando del conflicto armado en el Llano, en lo que se ha revelado como una penosa demostración de impotencia técnica y errores estratégicos.

Y la rendición de cuentas con el examen de las armas a sus comandos llegará. Históricamente ha ocurrido así después de las derrotas. Como la derrota en Apure.


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