Teniente Naranjo

Tanto la madre como la esposa del teniente recurrieron a las redes sociales para hacer un llamado a Washington, lamentablemente sin obtener respuesta positiva. «Les suplico con todo mi corazón, tengan piedad. Tememos por su vida, no sé si volveremos a verlo. Él también está aterrado por su seguridad», expresó con angustia la madre, María Elena Machado, en un video compartido en línea.

Con esta decisión, se sienta un peligroso precedente para los exiliados venezolanos con procesos migratorios en trámite, especialmente aquellos de índole política, quienes ahora están viendo amenazada su seguridad en los Estados Unidos.

Han llegado miles de migrantes, pero este caso, que merecía atención por tratarse de una situación específica de persecución política, fue desatendido.

Contexto de desesperación

El reciente caso de deportación del teniente Naranjo desde Estados Unidos a Venezuela ha generado una profunda preocupación entre la comunidad de exiliados venezolanos. La expectativa de que Estados Unidos sea un refugio seguro se desvaneció con este evidente fallo en el sistema de protección. Este joven militar, hijo de un general preso político, tomó la difícil decisión de huir de Venezuela debido a la amenaza constante del régimen de Nicolás Maduro.

La historia comienza con el padre del teniente, el general de división Pedro José Naranjo Suárez, prisionero político durante tres años y medio, un general que enfrentaba persecución política y cárcel en Venezuela. Con el agravante de padecer cáncer, la situación se tornó insostenible cuando el régimen de Maduro intentó devolverlo a la cárcel, aun con su delicado estado de salud. Ante la posibilidad de que este general con cáncer regresara a prisión, su hijo, un teniente activo en el ejército, tomó la valiente decisión de llevar a su padre y a sí mismo lejos de la amenaza.

General de División Pedro Naranjo

Huida por la ruta peligrosa

La fuga los llevó a la frontera sur con Colombia, donde la influencia del régimen de Maduro también se hacía sentir. La persecución a venezolanos, incluso secuestrándolos dentro del territorio colombiano para luego torturarlos en Venezuela, era una realidad que el teniente Naranjo y su padre conocían demasiado bien. Decidieron entonces atravesar Centroamérica con el objetivo de llegar a Estados Unidos y solicitar asilo, un derecho fundamental que esperaban encontrar en el país norteamericano.

La decepción en la frontera

Sin embargo, al llegar a la frontera con Texas, las expectativas se desvanecieron. Durante la entrevista de migración, según relatos, el oficial reconoció de manera sorprendente el miedo creíble del general Naranjo, pero inexplicablemente no otorgó la misma consideración al teniente Naranjo. Este desequilibrio en la percepción del peligro político entre padre e hijo resulta desconcertante. A pesar de compartir la misma naturaleza política de persecución, el sistema de migración decidió conceder protección al padre y enviar al hijo a enfrentar un proceso legal. Es importante destacar que este proceso, inicialmente bajo la administración Biden en manos de los oficiales de migración, y posteriormente ante el sistema judicial, hablamos de dos entidades distintas (el Ejecutivo y el Sistema Judicial), esta última tampoco no logró comprender la complejidad de este caso, llevando a la lamentable decisión de deportarlo.

El periplo en el centro de detención

Naranjo Maldonado pasó dos meses en el Centro de Detención de Inmigración en Luisiana, mientras su padre recibía asilo. Posteriormente, el teniente fue devuelto a Venezuela, donde enfrenta ahora un proceso legal. Este trágico episodio ilustra la vulnerabilidad de quienes buscan refugio y protección en Estados Unidos, especialmente cuando son perseguidos políticos.

Análisis de la falla del sistema

El caso del teniente Naranjo revela varias deficiencias en el sistema de asilo estadounidense. La falta de un protocolo claro para identificar a perseguidos políticos durante las entrevistas de migración es evidente. La complejidad de distinguir entre migrantes económicos y aquellos que huyen por razones políticas, especialmente en casos militares, destaca la necesidad urgente de una revisión exhaustiva de los procesos de asilo.

El rol crucial de USCIS

La atención se centra en la oficina de migración, posiblemente USCIS, que juega un papel crucial en el proceso. La inconsistencia en la evaluación del miedo creíble entre el padre y el hijo subraya la falta de un manual claro para identificar a los perseguidos políticos. Esta falla en la entrevista ya sea por falta de rigurosidad o falta de conocimiento sobre la situación en Venezuela, deja en entredicho la efectividad del proceso de asilo.

Desafíos al identificar perseguidos políticos

El análisis se extiende a la complejidad de identificar a perseguidos políticos, especialmente en el caso de militares. El desconocimiento sobre quién es un verdadero perseguido y quién puede representar una amenaza es evidente. Este dilema se agrava al no contar con abogados especializados que puedan presentar adecuadamente la naturaleza del caso ante el sistema de justicia.

El caso de militares que buscan refugio en Estados Unidos plantea un desafío considerable al sistema de asilo, donde la línea entre un verdadero perseguido político y un migrante económico puede volverse borrosa. Este dilema se intensifica al considerar la posibilidad de que algunos de estos solicitantes puedan haber sido represores en Venezuela. Sin embargo, al examinar detenidamente el caso del teniente Naranjo, surgen elementos que sugieren que su situación podría haber sido más fácil de evaluar.

El teniente Naranjo, un militar activo de grado teniente, al parecer y que se conozca, no tenía vínculos con casos de represión ni pertenecía a una rama militar asociada con inteligencia o represión. Esta información, combinada con el hecho de que estaba huyendo junto a su padre, un general perseguido político con arresto domiciliario, debería haber proporcionado suficientes elementos de confirmación para otorgarle la debida protección. Sin embargo, este aspecto crítico parece haberse pasado por alto en la entrevista de migración.

El caso del teniente Naranjo abarca la devastadora realidad de la persecución política que sufrió él y su familia. La deportación del teniente Naranjo se entrelaza con las experiencias relatadas por su esposa, quien detalló la implacable persecución que su esposo enfrentó mientras su padre estaba encarcelado. La narrativa incluye intentos de impedir la graduación del teniente Naranjo, así como una detención orquestada para despojarlo de sus galones.

La tragedia de los Naranjo no parece tener fin, ya que el general de división, padre del teniente, pasó tres años y medio tras las rejas y varios meses bajo arresto domiciliario. Las acusaciones en su contra incluyen rebelión y delito contra el decoro en relación con el caso Armagedón, un presunto intento (nunca juzgado ni demostrado) de entorpecer las elecciones fraudulentas de 2018, que llevaron a la reelección de Nicolás Maduro.

La persecución contra el general y otros militares incluyó malos tratos en el centro de torturas de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), catalogado como uno de los peores de las Américas. A pesar de una hoja de servicios intachable, donde se destacaba como uno de los mejores pilotos de helicópteros de la GNB y alcanzó el puesto de segundo comandante y jefe de Estado Mayor del comando aéreo de la Guardia, el general sufrió incluso un edema cerebral con parálisis en prisión, sin recibir tratamiento durante 72 horas. Finalmente, trasladado a una clínica, se le diagnosticó un tumor cerebral.

La persecución y hostigamiento contra familiares de militares, como lo vivido por los Naranjo, forma parte de las tácticas represivas del régimen chavista. Este patrón se considera una «lección» para disuadir a cualquiera que se atreva a levantar la voz contra Maduro y el generalato que le respalda. Actualmente, la Corte Penal Internacional investiga a estos jerarcas chavistas por diversos delitos de lesa humanidad, incluyendo ejecuciones extrajudiciales, torturas, violaciones sexuales, detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas. La historia del teniente Naranjo se enmarca en este contexto más amplio de persecución sistemática.

La falla en la evaluación de USCIS

La falta de una evaluación adecuada por parte de USCIS, la administración de Biden encargada de la primera fase del proceso de asilo, llevó a un fallo que envió al teniente Naranjo al departamento de Justicia. Este cambio de área, aunque parte del sistema independiente de justicia, tampoco logró convencer al juez de la necesidad de protección. La incertidumbre persiste sobre si el teniente contaba con un abogado que pudiera representarlo y explicar la verdadera naturaleza de su caso ante el juez.

Necesidad de un protocolo claro

El desafío clave radica en la falta de un manual preciso para identificar perseguidos políticos durante las entrevistas de migración. Es imperativo desarrollar un protocolo que distinga claramente a aquellos que huyen por motivos políticos de quienes buscan refugio por razones económicas. El caso del teniente Naranjo destaca la urgente necesidad de mejorar los procesos de asilo y capacitar a los oficiales de migración para reconocer situaciones políticas específicas.

Sugerencia de creación de un manual específico

Es esencial enfocarse en la creación de un manual que oriente a los oficiales de migración sobre cómo identificar a los verdaderos perseguidos políticos. Este manual debe abordar la complejidad de la situación venezolana, especialmente entre los militares, donde la línea entre represores y perseguidos puede resultar difusa. Además, se debe prestar atención a la representación legal adecuada para aquellos que enfrentan el proceso de asilo, garantizando que puedan presentar su caso de manera efectiva ante la justicia.

Impacto de una deportación

El impacto de una deportación es significativo, especialmente cuando se trata de personas que podrían enfrentar detención y encarcelamiento en Venezuela. En el caso del teniente Naranjo, la madre del militar solicitó ayuda a las autoridades estadounidenses para evitar la deportación, exponiéndose ella misma en el proceso. Esto resalta la importancia de mantener un equilibrio entre la confidencialidad y la exposición pública para garantizar un proceso de asilo efectivo.

Llamado a la prudencia y movilización comunitaria

El llamado a la prudencia se extiende a la necesidad de informar a la comunidad venezolana sobre casos de deportación inminente. La experiencia del teniente Naranjo demuestra que el tiempo puede ser un factor crítico, y la movilización de la comunidad puede marcar la diferencia. Sin embargo, esto también subraya la importancia de contar con un proceso de asilo más eficiente y rápido.

Abordar la cuestión de la presencia de posibles perseguidores

Finalmente, es esencial abordar la cuestión de los perseguidores políticos potenciales entre los solicitantes de asilo. Establecer criterios claros para identificar a aquellos que participaron activamente en actos de represión y que ahora buscan refugio podría contribuir a un sistema más equitativo y seguro. En este sentido, el manual propuesto debería contener pautas específicas para negar el asilo a individuos vinculados con organismos de represión en Venezuela.

Exposición y riesgos

La madre del teniente Naranjo, desesperada por la seguridad de su hijo, buscó ayuda de las autoridades estadounidenses para evitar su deportación. Sin embargo, esta solicitud de ayuda no fue sin riesgos, ya que exponerse de esta manera puede poner en peligro tanto al solicitante como a quienes lo rodean. En muchos casos, las personas tratan de mantener el proceso de asilo en secreto para evitar alertar al régimen de Maduro. Esta estrategia, aunque comprensible, puede resultar peligrosa si no se superan las pruebas de miedo creíble durante el proceso de asilo. Además, si el caso no se da a conocer lo suficiente, se pierde la oportunidad de recibir apoyo de la comunidad venezolana en el extranjero.

En el caso del teniente Naranjo, me enteré de su situación apenas dos días antes de su dolorosa deportación a través de un tweet del Dr. Ley. Al confirmar la situación con él y luego ver el desgarrador video de la madre del teniente, entendí la urgencia de la situación. Sin embargo, el tiempo fue un factor crítico, ya que la deportación ocurrió tan solo dos días después de que tuve conocimiento de la situación y como yo a muchos venezolanos no dio tiempo de reaccionar. Este caso resalta la importancia de informar a la mayor cantidad posible de venezolanos sobre situaciones delicadas para que estén alerta y puedan movilizarse en apoyo y crear una red de apoyo entre las mismas comunidades que tengan capacidad de movilizar la opinión pública, estas redes tienen que funcionar de forma orgánica sin mezquindad y en favor de los venezolanos en riesgo.

La importancia de cada caso individual

He sido testigo de casos de solicitantes de asilo que presentan una simple foto de una marcha como prueba suficiente para recibir protección y se la han dado. Esta claro que ello no lo desmerita, pero hay que tener sentido común y sopesar la importancia de cada caso en modo comparativo, dejo aclarado que este hecho no disminuye la importancia de cada caso individual. Es crucial que todos los solicitantes de asilo que lo merezcan reciban la debida protección. En Venezuela, he conocido casos de presos políticos que no eran activistas opositores, como el de John Gasparini, quien fue encarcelado solo por recibir una llamada de un asistente de Julio Borges, por eso siempre el analista de migración debe conocer el contexto de la historia y cómo funciona la represión en Venezuela.

Desafíos de los operadores de migración

La complejidad del trabajo de los operadores de migración radica en la dificultad para separar a los verdaderos perseguidos políticos de aquellos que no lo son. La línea entre opresores y opositores puede volverse borrosa, y es esencial desarrollar un manual que oriente a los oficiales de migración en esta tarea. Para empezar, es crucial identificar quiénes no deberían proporcionar ayuda o protección. Este grupo incluiría a los represores directos, como funcionarios del Ministerio del Interior y Justicia, la fiscalía, el Ministerio Público, la defensoría pública, el Tribunal Supremo de Justicia y los tribunales menores.

Los cuerpos policiales, desde la división del Sebin hasta la Policía Nacional Bolivariana, las policías estatales y municipales, también deben ser objeto de escrutinio. Funcionarios de Cancillería que actúan como espías para el régimen de Maduro, así como oficiales de la Vicepresidencia y la Presidencia, deben ser observados de cerca. Los militares, incluidos los miembros del tribunal y los fiscales militares, así como de la Dirección de Contrainteligencia Militar, deben estar bajo la lupa. Los operadores políticos del PSUV, desde mandos nacionales hasta la base, también deben ser examinados rigurosamente, al igual que los miembro de los colectivos.

Establecimiento de criterios claros

Es fundamental destacar que es necesario entender que se debe establecer criterios claros para negar el asilo a individuos vinculados con organismos de represión en Venezuela. La fabricación de documentos falsos por parte del régimen de Maduro para introducir agentes en territorio estadounidense subraya la importancia de un escrutinio minucioso, es e4l caso que se sospecha que la fiscalía les genera documentos o actas donde estos sujetos aparecen denunciado ser víctimas de persecución en incluso tribunales le fabrican expedientes, de todo esto es capaz el régimen de Maduro. Los verdaderos perseguidos políticos a menudo carecen de pruebas claras debido a la estrategia del régimen de esperar su deportación antes de capturarlos. Por lo tanto, se requiere un enfoque riguroso y cuidadoso al evaluar la credibilidad de las solicitudes de asilo.

Colaboración internacional

Además de los cambios internos en los procedimientos de asilo en Estados Unidos, es crucial fomentar la colaboración internacional para abordar la crisis de refugiados venezolanos. La situación en Venezuela es compleja y requiere un enfoque global que involucre a varios países y organizaciones internacionales. La coordinación entre gobiernos, agencias de ayuda humanitaria y organizaciones no gubernamentales puede ser clave para garantizar la seguridad y protección de aquellos que buscan refugio.

Presión diplomática

La presión diplomática sobre el régimen de Maduro también debe mantenerse y aumentarse. Los casos de persecución política y violaciones de derechos humanos deben ser destacados en foros internacionales, y se deben tomar medidas para responsabilizar a aquellos que perpetúan la represión en Venezuela. La creación de coaliciones internacionales comprometidas con abordar la crisis humanitaria en Venezuela puede ser un paso importante para garantizar la seguridad de quienes huyen de la persecución.

Apoyo a organizaciones de derechos humanos

El respaldo a organizaciones de derechos humanos que trabajan en la región es esencial. Estas organizaciones desempeñan un papel fundamental en la documentación de casos de violaciones de derechos humanos y en la defensa de aquellos que enfrentan persecución. Brindar apoyo financiero y político a estas organizaciones fortalecerá su capacidad para abogar por la justicia y la protección de los derechos fundamentales, y pienso que administración del gobierno de Estados Unidos, ellos tienen un rol fundamental en apoyar a las organizaciones venezolanas dentro del territorio norteamericano.

Conclusión

La situación actual tras la deportación del teniente Naranjo es crítica, ya que el régimen de Maduro lo tiene arrestado en la cárcel de Ramo Verde, sometiéndolo a un estricto control y tratándolo como lo denominan «traído a la patria». Este ciudadano venezolano está probablemente siendo víctima de terribles tratos, considerando el historial del régimen de Maduro caracterizado por el maltrato inhumano a los presos políticos.

El testimonio de aquellos que han pasado por experiencias similares indica que el régimen trata a los presos políticos de manera inhumana y que están sujetos a torturas. Maduro enfrenta acusaciones de crímenes de lesa humanidad, y personalmente, como denunciante ante la Corte Penal Internacional, he sido testigo y he recibido testimonios de familias e incluso de las propias víctimas de presos políticos. Según estas declaraciones, el régimen de Maduro trata a los detenidos de manera inhumana.

El retorno forzado de este venezolano implica condenarlo al peor de los castigos, y esto refleja una falla significativa en el sistema de protección de Estados Unidos, en el cual hemos depositado nuestra confianza y seguridad. Es imperativo trabajar de manera conjunta para mejorar este sistema y evitar que tragedias como estas se repitan en el futuro. La protección de los perseguidos políticos es una responsabilidad compartida entre la comunidad, las autoridades norteamericanas y quienes luchan por los derechos humanos.

Es esencial colaborar estrechamente con las autoridades estadounidenses, establecer una red de apoyo para los venezolanos que enfrentan dificultades, informar a la comunidad sobre casos específicos y asegurarse de que los perseguidos políticos reciban la protección que merecen en Estados Unidos. La solidaridad y la acción conjunta son fundamentales para evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir, garantizando que los perseguidos políticos sean protegidos adecuadamente por los Estados Unidos.

El caso del teniente Naranjo destaca la urgente necesidad de reformas especialmente en lo que respecta a la identificación de perseguidos políticos. La complejidad de la situación venezolana, con la presencia de militares que buscan refugio, o de actores políticos del régimen encubiertos requiere un enfoque cuidadoso y una capacitación adecuada para los oficiales de migración. Además, la colaboración internacional y la presión diplomática son elementos clave para abordar la crisis de refugiados venezolanos de manera efectiva. Solo a través de un enfoque integral se puede garantizar la protección y seguridad de aquellos que huyen de la persecución en Venezuela.

@estebanoria


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