Depende, ¿de qué depende? De según como se mire, todo depende”. (“Depende”. Pau Donés).

Decía Don Ramón de Campoamor “en este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira”.

Cierto. Tengo que confesar aquí algo que, sin duda, delatará que ya tengo más canas de las que puedo contar. Yo hice la mili, allá por un lejano 1993; en Cuatro Vientos, Madrid, para más señas, y a mucha honra, por si surge la duda. Es verdad que el anecdotario de la mili de cualquiera da para varios tomos de enciclopedia, pero esto que recuerdo ahora ocurrió en las pistas de la base aérea, como yo me llamo Julio.

Yo tenía en la mili un compañero gallego. Por supuesto, su apodo era “el gallego”. Sí, no nos devanábamos el seso buscando apodos, bastante teníamos con usar la cabeza para llevar la gorra. Si ustedes han hecho la mili, o alguno de sus hijos, o hermanos, o padres, o alguien en definitiva cercano, sabrán que el momento más esperado por la tropa, al menos durante la instrucción, era la salida al paseo. La salida al paseo consistía, para los autóctonos o los que tenían domicilio en la ciudad, en este caso Madrid, en salir del cuartel hasta el día siguiente, y para los venidos de otros puntos geográficos, los foráneos, en salir a la calle unas horas, para luego volver al cuartel para cenar y dormir.

Pues bien, el protocolo marcaba que, para salir al paseo, había que formar en el patio del cuartel, para pasar una revisión general de la uniformidad. Hay que decir que entonces se podía salir del cuartel vestido de militar, cosa que ahora está terminantemente prohibido, así que allí estábamos todos, algunos de paisano y otros de uniforme, ante el sargento encargado de darnos el visto bueno. Por supuesto, al sargento le traía al pairo la uniformidad y su prima, pero tenía la obligación de cumplir con el proceso.

Así pues, todos en formación, que parecíamos un ejército y todo; las 5:00 de la tarde, junio. Un calor abrasador; el sargento deseando terminar con aquello para irse a la cantina a tomarse una cerveza y nosotros con más ganas de pirarnos que Al Capone en Alcatraz. Mirada general, todo bien, y pregunta preceptiva del sargento.

“¿Alguien tiene algo que decir antes de romper filas?”. Por supuesto, silencio general. De repente, como un pedo en un funeral, la voz del gallego.

Yo, mi sargento”. El sargento, que ya conocía al individuo, le busca con la mirada. Esa mirada de “tú eres gilipollas”. Una vez establecido contacto visual, el sargento, que no se puede creer lo que está pasando, le pregunta: “¿Qué te pasa ahora, gallego?”.

Así que, ante la expectación general, el gallego dice: “Tengo una mancha en el uniforme”.

El sargento se quita la gorra, se mesa los cabellos, mira al cielo y, tras resoplar, le pregunta al gallego: “¿Pero es muy grande, gallego?”, a lo que este, para desesperación del sargento y del resto, que ya veíamos peligrar la salida, respondió “depende”.

No me jodas, gallego, ¿cómo que depende?”.

Y el gallego: “Depende. Si la mira de lejos, es pequeña. Si la mira de cerca, es grande”.

No tengo que explicar que el gallego se quedó sin paseo. Diferencia de criterios. Depende. Para algunos es una anécdota; para otros, una desgracia.

Todo en la vida depende de la posición que ocupes. Por ejemplo, para las langostas del acuarium del restaurante del Titanic fue un milagro lo que ocurrió. Nunca llueve a gusto de todos, ya saben.

Además, si estás casado o vives en pareja, la diferencia de criterios es una constante, es tu entorno vital, tu hábitat natural. ¿Cuántas mañanas nos hemos despertado con distintas perspectivas de lo que pasó anoche, con un criterio distinto? Esto, en más de una ocasión, implica levantarse en una habitación distinta, en una cama distinta, o en un sillón, lo cual viene a demostrar que la impresión personal trasciende la opinión, para hacerse carne y amanecer con un dolor de riñones, además que de cabeza. Que además puede durar varios días.

Así que la opinión, la visión de la realidad, depende del prisma personal. Y es como la cabeza, todo el mundo tiene una; pero guárdense de trasgredir la opinión de otros. Respeten la perspectiva.

Porque ya saben. Según como se mire, todo depende.

@elvillano1970

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!