La democracia es el peor sistema gubernamental a excepción de todos los demás que se han inventado.

Winston Churchill   

Y en el siglo XXI se inventa otro que desde populismos a izquierdas y derechas se empareja con democracias inestables y sólidas por igual para destruir sus leyes a través de la anarquía planificada. Su vocablo científico es Anomia, su accionar es dirigido por líderes histriónicos que llaman carismáticos con evidentes trastornos de personalidad, a la cabeza de cada uno está el incurable narcisismo, entre demasiados dictadores, tiranos, reyes y zares, los admirados Hitler, Eva Perón, Fidel Castro, Che Guevara, Hugo Chávez Frías, Vladimir Putin, Donald Trump y su meta es retornar a monarquías absolutas con etiquetas modernas. Desde sus propios poderes Ejecutivo y Legislativo, con maniobras de aspecto legal, infiltra y carcome al Poder Judicial, su raíz basal, su columna vertebral.

La medicina llama enfermedad autoinmune a una  dolencia generada por el propio organismo que sucumbe cuando no es detectada a tiempo, hoy día se combate hasta obtener desde mejorías largas hasta la curación a través de  terapias medicinales y psiquiátricas muy eficaces que propician la autodefensa de los órganos afectados. El amor a la vida en vez del amor al poder total es un ingrediente imprescindible para este logro, siempre lo afirmó Sigmund Freud.

¿Cómo se puede trasladar este tratamiento a las enfermas democracias débiles o agónicas?

Para el caso venezolano desde el inicio de su democracia representativa implementó la República Escolar civilista en las escuelas públicas y privadas. Parte de esas generaciones recibió las becas Gran Mariscal de Ayacucho cuyas semillas  profesionales aún se cultivan con dificultad  y a medias dentro del país en universidades autónomas  y frondosamente en la diáspora libre. Sustituida por la revolución bolivariana cuya pedagogía militarista suprimió esos contenidos para adoctrinar con postulados y clichés del socialismo del siglo XXI, una cosecha de sometidos, ignorantes, neoanalfabetas que configuran el 80% poblacional entre los sin oficio susceptibles al narconegocio, consumidores de basura, 2 millones de  empleados públicos y los pocos  privilegiados que aún pueden combinar órdenes oficialistas con su agenda educativa  personal  o grupal. Del conjunto emergen ahora poco a poco quienes hasta hace un tiempo votaron bajo amenazas, hoy desprecian a los partidos políticos sin excepción y también los nuevos adscritos al régimen con suplentes que votan para conservar o exigir a cambio beneficios particulares. A todos ellos la sola palabra democracia les produce piquiña, indiferencia o desprecio. La demonarquía los usa imitando a sus maestros chinos, rusos, iraníes, turcos.

Este sistema que forma masas de obedientes, desconfiados, autómatas y fanáticos -nunca ciudadanos educados para la disciplina de ejercer derechos y deberes constitucionales liberales- lejos de proyecto, es bitácora sagrada de gobiernos en Cuba desde hace sesenta años, veintitrés en la ex Venezuela, reciente en  Colombia, Brasil, Bolivia y parece mentira, pero se exportó desde los segundos y terceros mundos para incrustarse como cartilla y biblia en un amplio sector del actual Partido Republicano estadounidense. A la gran mayoría de sus dirigentes, diputados, senadores,funcionarios, militantes, simpatizantes y periodistas acreditados, no les importa que su líder Donald Trump sea llevado a juicio estatal  en principio por violar 37 leyes de la Constitución fundacional y menos aún que su conducta biográfica íntima, comercial y presidencial no sea ejemplarizante, pues refleja delitos nunca antes cometidos en el lapso de su longeva y admirable democracia que sobre la marcha ha sabido corregir fallas temporales mediante el recurso de necesarias modificaciones constitucionales sin tocar su esencia.

Hay una diferencia radical entre Mar-a-Lago y Miraflores a Fuerte Tiuna. En el sitio del primero, sus ministerios de Justicia  y Defensa, como los de Israel, todavía están intactos, inmunes a intentos de  soborno, actos subversivos y terrorismo doméstico y los originados en el exterior, manipulaciones y  delirios autoritarios, elementos que nutren a la demonarquía.

Claro está, la democracia estadounidense neta se conserva y perfecciona mientras el resto de su sociedad, independiente por conciencia, la sostenga y secunde sin reservas. Quizás porque a pesar de su pulsión racista nacida durante la compraventa de esclavos negros, su basamento y progresivo desarrollo se construyeron durante dos siglos con el cemento duro de la continua y variada inmigración.

Al contrario, su enemiga, la demonarquía, engendra este drama en suspenso de cuyo desenlace, sin duda alguna, dependerá el inmediato futuro político, económico y cultural de todo este hemisferio.

[email protected]


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!