Rayner Peña / EFE

Se suele pensar que existe democracia cuando se vota, cuando existen elecciones con varios candidatos de los que se escoge al más votado. Sin embargo, esto no es así. Hay una serie de requisitos para que un sistema político pueda ser considerado como democrático.

Estos dos requisitos fundamentales que debe tener la democracia formal son la representación ciudadana y la separación de poderes. Esto conlleva la elección directa de diputados de distrito mediante el sistema mayoritario uninominal, la elección directa del presidente del gobierno y la elección del gobierno de los jueces por parte del mundo judicial.

Estos requisitos son fundamentales en una democracia representativa, donde los representantes electos deben cumplir la voluntad de sus electores y donde éstos deben vigilar que así sea.

En España, el Movimiento Ciudadano para la República Constituyente busca la implantación de una República Constitucional que cumpla con los requisitos de la democracia formal, la democracia verdadera.

La situación actual en España es confusa, además de que es siempre más difícil salir de la confusión que del error. Muchos ciudadanos asumen que existe una democracia plena. Sin embargo, no se cumplen los requisitos mínimos necesarios en una democracia formal.

Lo que realmente hay es un sistema de partidos, en el que las cúpulas de los mismos acaparan todo el poder que luego ejercitan en su propio interés o en el de grupos de presión, no en el de los ciudadanos.

En Venezuela, por desgracia, la situación es peor que en España. No sólo no existen las condiciones para una democracia formal, sino que, además, existen “deficiencias estructurales” según afirmó la Misión de Observación de la Unión Europea en las elecciones locales y regionales celebradas recientemente en Venezuela.

Aunque se admitió que algunas condiciones habían mejorado con respecto a las tres elecciones nacionales celebradas con anterioridad, habían existido “inhabilitaciones políticas arbitrarias de candidatos de la oposición”.

Del mismo modo, persiste “el extendido uso de recursos del Estado en la campaña y un acceso desigual a los medios de comunicación”. Además “hubo una falta de independencia judicial y el irrespeto al estado de derecho”, entre otras cosas.

Las situaciones de España y Venezuela son muy diferentes, pero en ninguno de los dos casos existe una democracia, por las razones dadas anteriormente.

La forma de conseguir llegar a esta verdadera democracia es probablemente diferente también en un país y en otro. En España una alta abstención, fruto de la desafección de los ciudadanos, podría llevar a deslegitimar al sistema de partidos actual.

En Venezuela, la grave situación económica provocada por el gobierno, que ha llevado a un éxodo masivo de ciudadanos, también podría llevar a un cambio de régimen.

En cualquiera de los dos casos es importante comprender que es necesario una democracia formal para conseguir el progreso de un país. El primer paso para conseguirla es ser consciente de la situación actual y de a dónde se quiere ir. Concienciar a la ciudadanía de que la única democracia verdadera es la democracia que cumple con los requisitos de la democracia formal.


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