Algunos no se explican por qué si cada año hay elecciones, cada día los derechos y las libertades naturales están más controlados y limitados por los regímenes políticos de  carácter arbitrario, tiránico y totalitario en todo el mundo. Cuando precisamente es en los sistemas más tiranizantes en los que hay más elecciones; por ejemplo, en las naciones de corte socialista como Venezuela y Cuba las elecciones como técnica de sostén del régimen tirano son un hecho.

Sin embargo, se cree a ciegas que las elecciones son el mecanismo democrático para evitar la guerra, la pregunta es ¿guerra contra qué?

Si algo han permitido las elecciones, en especial las elecciones automatizadas en las últimas dos décadas, es la segregación de masas de un grupo a otros, atando a la humanidad a la futilidad.

Ante esto se pregunta: ¿tiene esperanza la actual democracia, cuando un sistema político a escala mundial viene marcando la agenda, sin importar mucho las libertades y derechos individuales de las personas, léase derechos naturales? Hasta ahora sí.

Resultados como las guerras, enfermedades, asesinatos, crueldad, pobreza, desastres naturales, explotación del hombre sobre el hombre, explotación desmedida de los recursos naturales de la tierra, férreo control de los derechos y libertades civiles con un largo, etc. La lista del dolor y el sufrimiento es infinito, todo eso bajo el impulso digital hacia la conducta, dentro de un sistema democrático que da mucho que pensar.

El conocido sistema democrático internacional, que abraza a todo Occidente, implementado hasta hoy, viene demostrando ser tan estatista como las dictaduras y tiranías que se denuncian del modelo oriental, solo que el grado de opresión ha sido paulatino y no radical como lo ejercen los sistemas totalitarios; sin importar la oscilación de derechas a izquierdas, modelos ideológicos que están demostrando estar sujetos al mismo patrón del mal, es decir, al estatismo.

De ahí que un sistema democrático, cuyo silencio ante las fallas del sistema deba interpretarse como el de un modelo superior, resulta absurdo para la razón, para la filosofía, cuyo ciclo de uróboros interminable de vida y muerte para lo único que sirve es para alabar un modelo ciego, sordo, mudo, sin buena voluntad, estatista, perverso y corrupto en sí mismo.

Para entender todo el proceso histórico de cómo la democracia llegó al estado en el que hoy está es necesario adentrarnos en el desarrollo de la psicología social, la psicología cognitiva conductual, programación neurolingüística, el manejo de las emociones desde un ángulo social, es decir, la psicología de masas, sumado hoy a los adelantos de la inteligencia artificial en cómo los algoritmos están impulsando, o más bien empujando, la dirección de la conducta, las emociones e incluso los pensamientos, no sólo alterando los mismos, sino yendo más allá incluso, incidiendo en la toma de decisiones en todas las áreas de la persona, desde la vida, la salud, la educación, las relaciones humanas, de pareja, la sexualidad, el gobierno a elegir, hasta la muerte misma.

Este preámbulo, como se recuerda de manera reiterada, no es algo latente o una situación amenazante, o un pronóstico de un hecho futuro, sino un estado de consciencia en el que se ha avanzado, y empujado a la humanidad en unas zonas geográficas más que en otras, como auténticos experimentos sociales que se traducen en simples granjas humanas; por ejemplo en China ya está instaurado un modelo de democracia digital que controla cada impulso de la conducta humana, basados en el miedo de perder su libertad, e incluso la vida, utilizando todas las técnicas de control mental junto a las técnicas democráticas como los procesos de elección popular, bajo métodos digitales, como instrumentos de control social, para el sostenimiento del sistema totalitario.

Para cerrar, hay que recordar que con la instauración clara de un nuevo orden mundial que lo controla todo y al que están supeditados todos los regímenes con sus mecanismos, se presenta la paradoja de una humanidad que toma cada vez más conciencia y despierta ante este evento.

 


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