Cuando el cine se ríe de sí mismo, y lo hace bien, el resultado es una fiesta. No hay otra forma de describir esta humorada, bastante oscura que presenta el equipo de co directores Mariano Cohn y Gaston Duprat con la arquitectura de Andres Duprat como guionista. Los tres tienen una carrera de singular interés, navegando por situaciones de comedia que hunden sus pies en el fango de dramas inteligentes y descarnados que desnudan personajes que van de lo patético a lo bestial, sin descuidar alguna ternura ocasional (y generalmente involuntaria)

El hombre de al lado en 2009, presentaba dos vecinos antitéticos, uno un diseñador pagado de sí mismo y triunfador y el otro, un vendedor sin mayor vuelo y malos modales, enfrentados por un evento menor de albañilería. Ciudadano ilustre en 2016 postulaba un premio Nobel de Literatura que regresaba a su Macondo personal para recibir las honras de las autoridades sin sospechar que tropezaría con su pasado y protagonizaría una historia que tal vez mereciera un libro suyo. Mi obra maestra dos años más tarde (y sin Cohn en la dirección) invadía el mundo de las galerías de arte, las estafas de los marchands tal vez con más frivolidad pero con igual puntería. En todos los casos el dispositivo es similar: seres consagrados por la fama, llevados a enfrentamientos con personajes menos sofisticados que terminan siendo llevados al fracaso. Cabría agregar que la ruta seguida es guiada siempre por los tenebrosos caminos de la honestidad transformada en verdad absoluta.

Competencia oficial, si se quiere, lleva este mecanismo hasta el límite. A diferencia de sus antecesoras en las cuales los conflictos se daban entre polos opuestos, (cultos versus primarios, consagrados versus anónimos) esta vez la pelea es en la superestructura. Un magnate, déspota y caprichoso, decide darse un barniz de cultura financiando una película de autor. En su auxilio llama a dos actores consagrados. Ambos son, como cabe esperarse, dos polos opuestos. Uno, un purista del teatro, convencido del rol que el arte cumple en la cultura contemporánea y por ello mismo, un misántropo que desprecia a sus colegas y al mundo. El otro, un actor consagrado y frívolo que no vacila poner su habilidad actoral al servicio de su ego. Pero la tapa del frasco es Lola Cuevas, una lumbrera del cine contemporáneo, en la cual se acumulan todas las poses, pretensiones y clichés de lo que el cine contemporáneo postula como un autor. Lo que subyace, y el verdadero motor de la película, es la lucha por el poder. En su gestación el poder de financiar una obra que no sea más que un pretexto para la trascendencia. A nivel de la lucha de los agonistas, el poder de prevalecer sobre el otro, sobrevivir a la escena saliendo vencedor y demostrar que su figura pesa más que las de sus colegas. Y a nivel de la directora el imponer su visión del mundo sobre todo el conjunto. Por supuesto que el acierto está desde el principio en el coro actoral (impecables, Cruz, Banderas y Martínez) pero ante todo en la forma en que el libreto progresa, imponiendo conflictos desde la primera escena en la cual los actores se presentan combinando la amabilidad y el desprecio. Porque no olvidemos, se trata desde el título de algo más que de una película, es una competencia, oficial además, una carrera por sobresalir y llegar primero como financista, actor o director. En esta competencia todo se vale. Uno pondrá en juego sus convicciones, que se revelan huecas a la hora de confundir música contemporánea con martillazos del vecino. Pero, peor aún derivan rápidamente hacia el fundamentalismo cuando de tener en cuenta al público o a sus semejantes se traten. Por el otro lado campea una frivolidad a prueba de balas, para la cual la vida, la muerte no son más que pretextos para el juego escénico, incluso cuando la muerte, como una realidad tangible, irrumpe en el drama. Acaso haya alguna largueza en el final. Un reproche menor. Se trata de una de las grandes comedias del año. Para reír sin dejar de pensar que una vez más el humor negro es un camino luminoso de reflexión.

Competencia oficial. Argentina / España . 2022. Directores Mariano Cohn, Gaston Duprat. Con, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Oscar Martínez.


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