Cuando cambia la perspectiva de nuestra visión sobre determinadas cosas es porque en realidad se ha producido un cambio importante, estructural del modo cómo y desde dónde las observamos. Un cambio en nuestro entorno que nos permite analizarlas mejor y seguramente valorarlas para entender que ello nos empoderará para asumir, en consecuencia, una más determinante conducta frente a ellas.

La tiranía en Venezuela entra, con la declaratoria de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros doce cómplices, como prófugos de la justicia norteamericana, en acusación de su fiscal general William Barr, este pasado jueves 26 de marzo, en una nueva etapa de fluencia antes de su caída estrepitosa como estructura criminal que ha operado a sus anchas durante al menos los últimos tres lustros, a nivel regional y mundial.

Con base en principios, intereses, motivaciones y valores, la distancia nos permite desde otras “perspectivas”, otras alturas para nuestras observaciones y pensamientos, la visión necesaria para estar “a la hora y en el lugar apropiados”. Estar al servicio en un ejercicio, a veces más silencioso y otras veces por necesidad más sonoro ante la opinión pública, pero siempre apasionado, de la condición ciudadana y por la libertad de nuestra Venezuela. Por ello compartí la pasada noche del 26 el regocijo de muchos exiliados, desplazados. Regocijo de todos los amigos de la libertad; como por ejemplo el peruano-venezolano Jaime Bally; a quien por cierto doy, sin permiso de nadie, el titulo de compatriota venezolano mirandino y libertario universal.

Es el fin de una etapa que se acerca. Se nos han pasado años, entre dolores y anhelos de una libertad que parecía inalcanzable a ratos, pero que de pronto se nos acerca. Desde episodios mas recientes de batallas libradas para aclarar rumbo y expectativas hacia inicios de 2019, cuando expusimos y defendimos la tesis de la necesidad de asumir la designación y juramentación inmediata de la presidencia encargada por parte de quien se designara  en la Asamblea Nacional como presidente, base al artículo 233 de la Constitución Nacional. Se producía el vacío definitivo de legitimidad de origen causado por el fraude de elecciones que se evidenció frente a la comunidad internacional. Ello, a pesar de los errores e inconsecuencias de grupos de intereses que cohabitan con el régimen. Gracias a ese esfuerzo unitario ha cristalizado en la opinión pública del mundo democrático la noción de una realidad de anhelo de libertad del pueblo venezolano,  que se les hace patético en sus propios países, ante la voluminosa presencia de inmigrantes venezolanos.

Ubicándonos sobre el enunciado perspectivista del filósofo, educador y escritor español José Ortega y Gasset (9/5/1883-18/10/1955) “yo soy yo y mis circunstancias”,  puedo decirles en esta fecha excelente del sábado 28 de marzo, y al recordar el natalicio de nuestro magnífico “Primer Libertador Francisco de Miranda” ( 28/3/1750-14/7/1816), que desde varias de las perspectivas desde las cuales la vida me ha dado el privilegio de observar muy importantes procesos o “cosas de la vida”, “cosas de la polis donde existimos”, que es decir de “la política”, que las estructuras del régimen de tiranía pro-terrorista, narco-canalla, traidor y asesino de nuestro pueblo venezolano ha entrado en fluencia definitiva hacia su caída. Sin embargo, como los vengo observando y enfrentando desde hace ya muchos años, en España desde el 2004, cuando se colaban con fondos para intervenir en la conformación de lo que hoy resulta en la saga Zapatero y el  gobierno de Sanchez. Ojo Italia en Lombardía con el coronavirus y la «ayuda» dizque solidaria del castrismo internacional. ¡Ojo Europa!

Además de ser insaciablemente corruptos Maduro y Cabello mediante la legitimación de capitales del narcotráfico en complicidad con las FARC, a través del manejo de fondos de Pdvsa, de los impuestos que robaron por años a los trabajadores y empresarios venezolanos, del contrabando de extracción de nuestras riquezas, la despiadada represión, secuestro, y expulsión de millones de compatriotas del territorio, mostraron ampliamente al mundo su rostro de miserables despiadados contra su propio pueblo hambriento. Sin mascarilla que valga frente al coronavirus actual, estos narcocorruptos, además de haber arrojado a la región latinoamericana más de cuatro millones de compatriotas, han destruido lo que había de sistemas de salud publica en Venezuela, expulsando millares de profesionales de la salud, ¡confiscando y asediando la medicina privada, y desmontado el resiliente sistema de ingeniería sanitaria que, a duras penas, habíamos alcanzo sostener gracias a la mayoría de profesionales honestos del país.

En el inicio de esta fluencia de sus estructuras criminales hasta su caída estrepitosa, se ha aclarado que no hay entuertos ni arreglos con dichos criminales, ni entre criminales que pretendieran aparentar ser propiciadores, que es mejor dicho cómplices,  del alargamiento del sufrimiento y calamidad de tamaña tiranía genocida en el poder.

catedrainternacionallibertad/@gonzalezdelcas

 


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