La tragedia venezolana se potencia cada día, la represión se acentúa y las definiciones para resolverla se concentran en espacios cerrados. Deliberaciones, foros, encuentros virtuales y planteamientos absolutamente razonables comienzan a tomar forma, pero tienen como enemigo al tiempo. Independientemente de ello, el régimen despliega su brutal esquema de control, se aprovecha de la pandemia, cerca de los opositores, estrangula con medidas absurdas a la población, se burla de las restricciones internacionales  y somete a las personas a sus caprichos mientras su mano izquierda  fortalece  la protección de los invasores, facilitan  su despliegue militar, y estimulan el aprovechamiento ilegal de los recursos, protege las acciones ilícitas e incluso tiene el tupé de entregar parte del territorio fronterizo al control paramilitar de quienes desafían la legalidad, promueven el crimen y el narcotráfico.

La dirigencia desagregada y con objetivos encontrados se debate entre la formalidad inútil, y el sustento de sus decisiones bajo incertidumbre basadas en esquemas leguleyos, y por supuesto, en desventaja frente al régimen usurpador que sataniza y se burla de ellos. Como consecuencia la ausencia de decisiones certeras  pierden la confianza de la población, se despegan de su militancia, se dividen tolerando la estrategia del usurpador, lo toleran, se hacen participes de una relación inútil con quien los maltrata y finalmente no resuelven, incluso pierden su condición de liderazgo lícito por esa falta de decisiones donde la prioritaria debería ser echar al usurpador y privilegiar las acciones de fuerza, absolutamente necesarias ante la presencia de un secuestro-país, y la decisión frustrada por el temor infundado de pedir formalmente la intervención militar prevista en el denominado TIAR.

La dirigencia agrupada en intereses basados en sus propia burbuja es excluida por los dueños de la supuesta legalidad, se debaten en un escenario caótico y contradictorio; sin embargo, la gravedad de la situación  hace que núcleos de verdaderos opositores con la bandera de la resistencia comienzan a agruparse como sociedad civil organizada, y es quien está dando la cara con un liderazgo natural que crece paulatinamente como producto de sus iniciativas, denuncias, relaciones y conocimiento de la problemática política,  enmarcada en la visón integral de país. Esta dirigencia emergente desarrolla esquemas que pretenden una unidad imposible de lograr ante la diversidad de objetivos particulares, más bien producto de métodos en conflicto y que producen obstáculos ante los reclamos.

Fórmulas electorales ilícitas son rechazadas y la matriz de opinión sustentada en la opinión internacional pone de manifiesto la trampa electoral en marcha. Frente a ello, surgen propuestas en la búsqueda de líderes de la coyuntura que existen, son visibles, pero que son condicionados para ejercer sus acciones por elementos teóricos previos para su validación por la vía electoral con métodos electrónicos. Eso en realidad es válido, pero pragmáticamente no es posible y además tiene por delante un muro de tiempo amenazador. Otros grupos sugieren mecanismos electorales conducidos por organismos internacionales en una consulta global para validar la ilegalidad de la usurpación, así mismo la opinión para la representación formal y su argumentación está basada como ariete para desestabilizar al régimen. Otra vez los recursos y el tiempo conspiran con ese enfoque. Por qué se le tiene miedo a que personas de gran valía, experimentados, asuman su papel ciudadano ante la emergencia y acompañen la estructura legal de un gobierno interino reconocido, para de esa manera reforzar la estructura orgánica de un gobierno de emergencia. Por qué se le tiene miedo a designar a un Consejo Federal de Gobierno, sustentado en bases constitucionales para que los representantes de los múltiples grupos organizados sugieran su integración a partir de sus propios liderazgos naturales que permanentemente dan la cara y denuncian la atrocidad de la dictadura. Obviamente este esquema tiene debilidades formales, pero es que el enemigo no respeta nada, actúa como un pistolero en un entorno criminal y de secuestro de la gente.

La emergencia natural requiere y no es redundante de medidas de emergencia, construida sobre la base de un pacto social suscrito por sus líderes. Es acaso tan difícil que organismos calificados y democráticos tomen la iniciativa de convocar a una docena de personalidades que se han opuesto al régimen con actitud valiente, de conocimiento, experiencia y competencia, para que sobre la base de un acuerdo o pacto puedan entrar como voceros acompañantes de un gobierno de emergencia; que el Consejo de Gobierno integrado igualmente por personalidades procedentes de la sociedad civil organizada apoye el desarrollo necesario de la construcción nacional y esquematice las líneas maestras de las acciones necesarias para recuperar sectorialmente al país. Nadie niega la visión legalista de validar orgánicamente un liderazgo, pero ante las circunstancias del país, parece una utopía considerando el avance sin pausa del régimen que, créanlo o no, está debilitado, mareado e impotente, pero se aferra al poder con fuerza comprometida porque sabe lo que le espera. Demos el empujón necesario para que ocurra.

La validación de un liderazgo nuevo es una tesis correcta; sin embargo, el tiempo limita la acción, ciudadanos íntegros cuyas iniciativas son poderosas deben actuar no solo como  producto de consultas populares que lo confirmen, sino que  incluso comprende  la consulta global y actúen de manera licita, pero este esquema no criticable levanta un muro que les limita su actuación, y en consecuencia cede ante el poder de la dictadura que divide, y los estruja, los hace hacerlos inoperantes echando mano a la represión y la descalificación.

En realidad, el régimen despliega sus habilidades, avanza sistemáticamente corrompiendo y lavando el cerebro a los que muestran inconsistencia en sus decisiones, y hace muy clara su estrategia de ir a unas elecciones ilegitimas de parlamentarios cuya estructura tendrá un premio de consolación para un pequeño grupo que serán designados como diputados los cuales actúan en convivencia con la mayoría de los esbirros del régimen. Ellos van a pregonar brutalmente los humillantes resultados electorales, y va a resaltar que estimularon el derecho al voto dentro de los esquemas del socialismo democrático para pregonar que actúan dentro los cañones de la condición democrática, y lograr de una vez terminar con la Asamblea Nacional actual y su gobierno de emergencia. Esa será la resultante de la franca incapacidad de los parlamentarios actuales de tomar las decisiones correctas. Si se cumplen los plazos ilícitos de las elecciones parlamentarias se desarticulará al gobierno interino cercenando a la Asamblea y sustituida, por otra, electa ilícitamente, la cual  será mostrada como trofeo democrático para perpetuar el poder de la dictadura.

Es cada vez más urgente  asumir el poder ciudadano, adoptar los métodos más democráticos para validar la representación de los lideres emergentes en la conformación de un Consejo de Gobierno que apoye al jefe del Estado interino, que permita dar estructura formal a los responsables de las áreas estratégicas y que finalmente incorpore a la mayor cantidad posible a representantes de la organización social, cualquiera sea su forma, al Consejo Federal de Gobierno, lo cual potenciará al gobierno interino con la debida competencia y la administración adecuada de los recursos que ya comienzan a fluir como consecuencia de la ayuda internacional y el apoderamiento de los grandes capitales sustraídos a la república por parte del crimen organizado.

La reconstrucción de país tiene prioridades inaplazables, no es posible mantener a una población hambreada, falta de recursos con los niveles de ingreso relativamente cero, sin un sistema de salud que les permita sobrevivir del coronavirus el cual crece vertiginosa y peligrosamente. Abrir las actividades económicas de alguna manera que permita el flujo de recursos adecuados para remunerar al trabajo dentro de la correlación con los costos dolarizados y especulativos. No se puede tolerar más y dejar que los menos dotados aguanten la tormenta y los que son algo más fortalecidos pugnen por salir del país a como dé lugar buscando un dorado en el exterior que no existe.

La rebelión está en marcha, pero tiene que ser soportada por los líderes más competentes del país con su vocación ciudadana y no entreguista; si no se hace, el enemigo celebrará su triunfo sobre los cadáveres de miles de personas y el fortalecimiento de crimen internacional y de la estimulación de la desestabilización continental bajo el esquema de quiebra del sistema democrático continental.

Es doloroso observar cómo el fenómeno político no solo ha impactado las variables económicas y sociales, sino el efecto en la juventud, de los niños famélicos, no solo por falta de alimentación adecuada, sino el impedimento educativo. Ese segmento está creando un ejército de marginales que se unirán a los jóvenes que fueron arrastrados por la revolución a una formación ficticia que los hace aparecer con un diploma de competencia inútil. Estamos hablando de millones de personas en esta condición, lo cual impactará de manera formidables a un gobierno de emergencia si el egoísmo y la falta de visión y decisiones logra imponerse.

Estos temas tienen que ser abordados con seriedad por el gobierno de emergencia, y en un grado superlativo para tener la esperanza de reconstruir al país cuyo futuro se dirige a un escenario de incertidumbre donde la racionalidad y la confianza debe imponerse antes de perder definitivamente al país, tal como ocurre, usando el peor ejemplo, en la Cuba comunista que tiene al pueblo humillado, amaestrado y sometido prácticamente a la esclavitud.


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