Dada la inminente Hoja de Ruta que Juan Guaidó  en su condición de presidente encargado  se propone presentar próximamente a la nación, vaya este decálogo de ideas y sugerencias que me tomo la libertad, sin ninguna arrogancia, de proponerle:

  1. Deseche el llamado mantra “Cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres”. Sencillamente no se lograron sus objetivos, sea por lo ambicioso de la tarea, sea por lo rígido de su formulación, sea por los errores cometidos. Hay que saber pasar la página; a fin de cuenta las estrategias no son dogmas, y deben ser modificadas cuando no cumplen las metas propuestas o lo hacen de forma deficiente. La nueva Hoja de Ruta y el Pacto Unitario deben aprender de la experiencia y así saber adaptarse a la nueva situación.
  2. La meta, el objetivo central de la Hoja de Ruta, debe ser nítido, concluyente y convincente: el restablecimiento de la plena vigencia de la Constitución, tal como lo pauta su artículo 333. Nuestra Constitución, ratificada dos veces  (1999 y 2007) por el pueblo venezolano, ha sido en estos años profundamente vulnerada por el régimen imperante. Restablecida su  vigencia, la voluntad popular a través del voto decidirá  en consecuencia la nueva integración de los órganos del Estado.
  3. Propondría también a Guaidó que la consulta a realizar no se agote en los partidos ni en las personalidades políticas, pues debería incluir también organizaciones relevantes de la sociedad civil, además de nuestros pastores, tanto los de la Iglesia Católica como también a las iglesias evangélicas. La razón es sencilla: ellos están más cerca de las necesidades y de las angustias de la gente, y se las transmitirán de una forma  tan auténtica que usted mucho lo agradecería.
  4. Abandone su rol de dirigente y conviértase en un líder. Crea en su estrella, tenga fe en ella, internalice en su propio ser que la Providencia Divina lo eligió para una misión, convirtiendo el seguimiento mecánico a su persona  en un verdadero sentimiento de adhesión. La historia nos muestra que el liderazgo  exitoso es aquel que se basa en  la congruencia  entre las necesidades psíquicas del líder y las necesidades sociales de sus seguidores.
  5. Le propondría también a Guaidó ser muy cuidadoso en el reclutamiento de sus asesores. Debe evitar el amiguismo, la lisonja, y hacerse acompañar por los mejores, independientemente de que no estén a veces de acuerdo con su propia visión. Tenemos como pueblo una tendencia dañina al compadrazgo, a la sociedad de cómplices, todo lo cual debe rigurosamente impedir. Tiene Guaidó que manejar con transparencia sus relaciones con Leopoldo López.  Leopoldo debe convencerse de que dejó de ser el jefe político de Guaidó, y este , en su nuevo rol de líder solo rendir cuentas a su conciencia y a la nación.
  6. Le recomendaría acercarse al chavismo disidente. Oírlo, darle confianza y hacer todo lo posible por unirlo a su redil. Guaidó se llevaría más de una sorpresa, pues en el chavismo hay mucha desilusión, defraudados por un dirigente, Maduro, que consideran  se ha apartado del proyecto original. Esta tarea debe llevarla a cabo con sutileza, con delicadeza, respetando su  amor propio, y nunca olvidando  que  los veinte años del régimen han dejado huella y no han pasado en vano. La herencia de un liderazgo carismático como el de Chávez no se borra fácilmente y Guaidó tiene que entenderlo y convivir con él, sin negarles las oportunidades que ellos nos negaron a nosotros. En suma, le recomendaría ser generoso con el adversario.
  7. No conozco el mundo militar, siendo un sector crucial a la hora de definir las crisis políticas a lo largo de nuestro devenir como nación. La confianza que le daría está en insistir en el respeto a la Constitución, y por ende el reconocimiento a la institucionalidad militar, tal como lo regula nuestra carta magna. Una sugerencia adicional que le haría consiste en procurar socializar a los militares, sobre todo a los jóvenes, en el verdadero legado del Libertador, y su testimonio de lo cual dan fe su obra y sus acciones, sobre la subordinación de la institución militar al poder civil.
  8. Guaidó es el hombre de la transición, y a ella debe dedicarse en alma, vida y corazón. Le recomendaría posponer eventuales y legítimas ambiciones presidenciales. Es un hombre joven y puede esperar. Si sale victorioso de la transición, como todos deseamos, adquirirá un prestigio inmenso cuyos réditos cobrará, si así se lo propone, con creces en el futuro.
  9. Puede parecer una verdad de Perogrullo, pero no está demás insistir. La comunidad internacional y su apoyo es muy importante en este mundo globalizado. Pero jamás será más importante que la comunidad nacional, el conjunto de ciudadanos que provee de legitimidad a los gobernantes. A esa comunidad nacional debe dedicarse  prioritariamente Guaidó, todo lo demás está subordinado a ese supremo fin.
  10. Por último, dado que soy un hombre de libros, y que los libros siguen siendo la mejor ventana para el saber y el conocimiento, me atrevo a recomendarle para sus ratos libres y noches de insomnio la lectura de un pequeño libro: El Príncipe de Maquiavelo, que pasados cinco siglos, sigue siendo una valiosa guía para los gobernantes.

 

 


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