Esta historia comienza hace algún tiempo atrás. En 2008 estaba comenzando mis estudios de doctorado en España cuando un compañero de oficina me habló sobre moneda digital llamada Bitcoin (BTC), y si me gustaría invertir en ella. Como te puedes imaginar, lo miré como si estuviera loco, dinero digital, criptomoneda, etc. Luego de unos minutos de hacerme el interesado, solo por educación, mi respuesta fue un rotundo NO. Le dije que mi dinero (lo poco que tenía de la beca de “precario”) no lo pretendía cambiar por algo que no pudiera ver y mucho menos que no lo pudiera utilizar. Ahora me arrepiento.

En ese tiempo cada BTC valía un par de centavos de dólar, aproximadamente, ya te puedes imaginar mi sorpresa ahora que cada BTC vale más de 40.000 dólares americanos. Pero para mi tranquilidad no he sido el único torpe en este asunto. Hace 10 años un joven llamado Laszlo Hanyecz utilizó 10.000 BTC para comprar 2 pizzas. Hoy en día esos 10.000 BTC tendrían un valor de 400 millones de dólares americanos, ¿cómo para morirse, verdad?». Ves que no fui el único, este debe sentirse aún peor…

Pero para la tranquilidad de todos no vamos hablar de historias de dolor aquí, sino más bien tratar de exponer la ciencia detrás de las criptomonedas.  Hablaremos de la “cadenas de bloques” o blockchain, que es la columna vertebral de la nueva revolución tecnológica.

 

Cadena de bloque

Imagina que por un segundo eres el contable de una empresa, seguro estarás de acuerdo que como cualquier contabilidad debes llevarla de manera ordenada y tener los libros de manera tal, que puedan ser auditables por las diversas administraciones del Estado. Ahora imagina que ese mismo libro es digital y que existan millones de copias de él en todo el mundo, en cada computadora de la red, de manera que no existe forma alguna que alguien pueda modificar, borrar o alterar la información allí escrita. Pues es eso la cadena de bloque, es un instrumento o conjunto de herramientas informáticas que tiene como finalidad codificar una transacción en la red entre dos entidades, personas, etc., de una forma segura mediante el uso de criptografía, y sobre todo sin la necesidad de terceros.

Descentralizando el poder

Hagámoslo simple. Normalmente cuando se transfiere dinero entre dos cuentas de países distintos, existen una serie de intermediarios como bancos u otros operadores, que verifican el origen y destino de la transferencia, y por esa gestión se llevan una retribución económica. Las tecnologías de blockchain descentralizan esa tarea, convirtiendo a los usuarios en los mismos veedores del proceso, de manera que sea “imposible” que se pueda alterar la naturaleza de esa transacción, evitando la comisión y los prolongados tiempos de espera de los bancos.

Lo verdaderamente novedoso es que la transferencia de un bien (dinero, propiedad, etc.), no exige que un tercero lo certifique, sino que está distribuida en múltiples nodos (computadoras/usuarios) independientes e iguales entre sí que la examinan y la validan la información sin necesidad de saber quién está al otro lado del computador.  Una vez introducida, la información no puede ser eliminada o alterada, sólo se podrá añadir nueva información, ya que los bloques están conectados entre sí a través de cifrado criptográfico, por lo que modificar datos de un bloque anterior a la cadena resulta “imposible”, ya que se tendría que modificar la información de los bloques anteriores, en todos los nodos del mundo.

¿Qué, cómo y quién certifica la transacción?

Los mineros

Cada bloque de la cadena porta información sobre “el paquete de transacciones” y dos códigos, uno que indica cuál es el bloque que le precede (excepto el bloque origen, claro), y otro para el bloque que le sigue, es decir, que están entrelazados o encadenados entre sí. A diferencia de lo que imaginas, el minero no es alguien que está buscando los bitcoins u otra moneda oculta en alguna parte o debajo de algo. Un minero o redes de minería son grupos de unidades informáticas (computadoras) conectadas, que realizan una tarea la validación de un bloque que formará parte definitiva de la cadena de bloque “libro contable” que comentamos al inicio. Por ese trabajo de validar la información, el algoritmo con el que fue escrito el BTC u otra criptomoneda, recompensa a esos grupos de unidades informáticas con un número BTC o fracción, y por esto se le conoce como “mineros”.

Oportunidades

El desarrollo de este tipo de tecnología se ha popularizado gracias a las criptomonedas, pero el potencial del blockchain radica en un abanico de oportunidades casi sin límites, desde la gestión de contratos de alquileres, notarías, guardar información en la nube o la posibilidad de votar de forma electrónica son solo algunas de los posibles caminos que ya están explorando y además los beneficios económicos apuntan a ser astronómicos.

Si quieres saber más de blockchain y como los algoritmos de algunas criptomonedas elevan la complejidad del proceso de minado, de manera dinámica, te invito a leer este buen recurso:

https://academy.bit2me.com/que-es-dificultad-mineria-bitcoin/

https://academy.bit2me.com/whitepaper-bitcoin-en-espanol/

 

 


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