Más de uno este fin de semana estuvo bromeando con la venta de automóviles Ferrari en Caracas. Algunos se aventuraban a especular cómo funcionarían con la gasolina de tercera que nos vende Irán, o incluso fantaseaban con el modelo que más se adaptara a su estilo de vida. Sin embargo, esa “noticia” lo que sirvió fue para distraer la atención sobre el hallazgo que hicieron en Suiza.

El periódico Le Matin Dimanche publicó el resultado de una reciente investigación de las autoridades de Suiza que indica que más de 10.000 millones de dólares provenientes de fondos públicos venezolanos estaban guardaditos en por lo menos 30 bancos de ese país. Esto quiere decir que 1 de cada 8 instituciones bancarias llegó a recibir este dinero producto de la corrupción.

Así que el cuento de los Ferrari se queda corto, sobre todo porque no es nuevo que vendan carros lujosos en el país, si se ven por las autopistas corriendo a toda velocidad y seguidos por unos cuantos guardaespaldas en motos de alta cilindrada. Claro, no hacen colas para echar gasolina, así que seguramente surten de la buena en el Fuerte Tiuna. Eso es lo de menos, ya se sabe que abundan los enchufados, pero no le dan ni por los pies a los testaferros que recibieron los dolaritos en el país europeo.

La investigación de las autoridades suizas asegura que desde los bancos de ese país se emitían transferencias para otras cuentas y otras empresas fantasmas, y que con ese dinero se han comprado villas en Miami, yates, caballos de carreras y relojes suizos en particular. Ya sabemos de dónde vienen estos gustos, porque tenemos más de 20 años viendo a la cúpula rojita haciendo alarde de sus lujos sin la menor vergüenza. Si no, recuerden los relojitos del comandante muerto.

Lo malo es que las autoridades solo han bloqueado unos cuantos millones. Los otros siguen dando vueltas desde las cientos de cuentas suizas hacia el sistema bancario internacional. Pero seguramente que los implicados y testaferros no pensaron que les iban a descubrir. Y eso que la investigación apenas comenzó en otoño del año pasado. ¡Cuántas cosas más no conseguirán si siguen profundizando!

Para que vengan a decir ahora que el sistema de salud no funciona, que no hay alimentos ni gasolina por culpa de las sanciones. ¿Se imaginan todo lo que puede hacerse con 10.000 millones de dólares? Por lo menos en algo ayudaría ese dinero que se han robado para mitigar el hambre de tantos niños venezolanos.


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