En mi artículo anterior publicado en este medio hacía referencia a la desatinada participación de los intelectuales en política. Aún sufrimos la épica de su desventura. Opinar es democrático, no podría ir en contra de las bondades de ese sistema de gobierno. Intentar influir con artículos de opinión para defenestrar el Estado de Derecho, socavando la poca solidez de las bases que sustentan el sistema democrático y descalificando a los adversarios es otra cosa. A eso me referí y a eso me refiero.

“Excluir a actores políticos como ha ocurrido recientemente, y su telón de fondo, se parece un poco a una puesta en escena porque en realidad poco importa la ley”.

Frase de la profesora Sonia Chocròn en su artículo “El juego de los personajes” donde entre recuerdos, clásicos, historias y explicaciones, nos describe un drama teatral, digno de Pirandello, Lope de Vega o Shakespeare.

La  inhabilitación de Maria Corina para su futura inscripción como abanderada de la oposición, ¡en el hipotético caso de resultar triunfadora!, incentiva su creatividad para instruirnos en derecho constitucional, también en el literal significado del verbo inhabilitar en su variedad de usos, conjugaciones y demás yerbas propias de la semántica interpretativa.

Sonia, «El juego no se acaba hasta que se acaba» dijo Yogi Berra. Me gusta citar más a mi paisano Luis Herrera al recordar sus refranes: “No por mucho madrugar, amanece más temprano”.

Profesora, entiendo que tengas tu corazoncito. Todos lo tenemos. No por eso tenemos que “descorazonarnos” para calificar negativamente a nuestros aliados. Con todo respeto Sonia, te informo y explico: ¡Nadie en la oposición le gana al régimen, estando íngrimo y solo! Capisci.

Sonia, tienes demasiado talento, cultura, conocimiento académico, la suficiente inteligencia y sagacidad para exaltar las bondades de la Ing. Maria Corina Machado sin ofender al resto. Demasiadas virtudes le acompañan como para buscarles defectos a quienes podrían tener en un futuro temprano, la necesidad de protegerla.

Descalificar a Freddy Superlano y a Henrique Capriles en tu escrito, solo te hace ver como una escritora improvisando un episodio sórdido de una comedia teatral mal clasificada, sin público, sin futuro, sin escenario y a contraluz.

“Lo malo de este teatro dentro del teatro es, en realidad, que junto con la persona, se está inhabilitando la esperanza de unas elecciones primarias, se inhabilita el desagüe por donde el ciudadano ve una posibilidad de salida a sus males; se inhabilita el futuro, la fantasía y la posibilidad de retomar, aunque sea en ínfima parte, una forma democrática de dirimir las crisis. El voto y la elección”.

El romanticismo utópico, la verdad sesgada, la vanidad que es propia de la instrucción académica que nos convierte en semidioses infalibles, así como tanta desesperanza. Nos guía a despreciar por completo el pragmatismo político, la sinuosidad de la oratoria diplomática y todo aquello que es incomprensible para los hombres de letras, pero que los políticos instruidos tiene el “tupé” de manejarlos con tanta destreza que son capaces de lograr triunfos donde todos lo dábamos por perdido. Solo te condenso el resultado de los triunfos descritos en la antropología política a través de toda la historia universal.

@CarluchoOJEDA


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